El adelanto de las importaciones por el temor a la suba de aranceles y tasas arancelarias efectivas más bajas que las anunciadas, las mejores condiciones financieras y la expansión fiscal en algunos países, fueron los motivos que llevaron al organismo a mejorar levemente sus proyecciones de crecimiento para 2025 y 2026. De todas formas, se advierte que las perspectivas siguen estando afectadas por el posible aumento de los aranceles, una mayor incertidumbre y las tensiones geopolíticas.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) revisó al alza sus proyecciones de crecimiento para la economía mundial este año y el próximo, lo que refleja una “tenue resiliencia” en medio de una “persistente incertidumbre”, según afirmó el organismo en la última actualización de sus Perspectivas de la Economía Mundial (informe WEO, por sus siglas en inglés). En concreto, el organismo prevé para este año un crecimiento del 3%, y para 2026 de 3,1%, lo que implica una revisión al alza de 0,2 puntos porcentuales en comparación con el anterior informe publicado en el mes de abril. “Esto se debe al adelanto de las importaciones antes de la subida de los aranceles, así como a tasas arancelarias efectivas más bajas, mejores condiciones financieras y la expansión fiscal en algunas jurisdicciones importantes”, explica el informe.
El FMI prevé que la inflación mundial descienda, pero que en EEUU permanezca por encima del nivel fijado como meta.
Pese al mayor optimismo sobre el comportamiento de la economía global, el informe aclara que “las perspectivas siguen estando afectadas por el posible aumento de los aranceles, una mayor incertidumbre y las tensiones geopolíticas”. “Restablecer la confianza, la previsibilidad y la sostenibilidad sigue siendo una de las principales prioridades en materia de políticas”, añade.
El FMI también mejoró sus proyecciones de crecimiento para América Latina para este año, del 2% al 2,2%; aunque las mantuvo sin cambios para el 2026, en 2,4%. Ambos guarismos permanecen por debajo del promedio mundial, y bastante atrás de lo que el organismo espera para las economías emergentes y en desarrollo.
Factores de ajuste
Entre los factores que llevaron a mejorar las proyecciones, el FMI destacó el impulso en las economías de Europa y Asia debido a las tensiones arancelarias y el aumento en las exportaciones hacia EEUU previendo incrementos de aranceles en el futuro.
Asimismo, las condiciones financieras mejoraron a la par que los mercados monetarios se relajaron ante la reducción de la inflación global (se espera que el promedio global caiga al 4,2% anual en 2025 y al 3,6% en 2026), en relación con las proyecciones previas.
De todos modos, todavía la atención está puesta en los movimientos de la economía estadounidense, cuyos últimos datos de precios sugieren que las presiones inflacionarias están aumentando gradualmente (en medio de tensiones políticas entre Trump y el presidente de la Fed, Jerome Powell); así como en un posible repunte de las tasas arancelarias, lo que podría derivar en un crecimiento más débil.
El FMI continúa proyectando “un descenso persistente en el comercio global como proporción del producto, a pesar de la reciente anticipación, del 57% en 2024 al 53% en 2030”. Una de las razones es que el “entorno comercial actual sigue siendo precario” y los aranceles podrían “restablecerse a niveles mucho más altos” una vez que expire el plazo del 1º de agosto, en caso de que no se avance en acuerdos sustanciales y permanentes. En esta hipótesis, “la producción global sería un 0,3% menor en 2026”.
En tanto, las tensiones geopolíticas podrían perturbar las cadenas de suministro globales y hacer subir los precios de las materias primas. Y también los mayores déficits fiscales o una mayor aversión al riesgo podrían elevar las tasas de interés a largo plazo y endurecer las condiciones financieras globales. Combinado con las preocupaciones sobre la fragmentación, esto podría reavivar la volatilidad en los mercados financieros.