Guerra en Ucrania genera desaceleración global, riesgo de estanflación y aumento de pobreza

América Latina “tiende a regresar al lento patrón de crecimiento de 2014-2019”

Dos informes, uno del Banco Mundial (BM) y otro de Cepal, trazan un panorama sombrío para la economía global y regional, debido a los impactos de la invasión rusa a Ucrania, pero también de los daños que todavía causa la pandemia de covid-19. Ambos documentos auguran una fuerte desaceleración y se advierte por el posible ingreso a un período de escaso crecimiento y alta inflación, como el registrado en la década del 70’. El BM interpreta que este escenario puede “traducirse en una marcada desaceleración mundial, acompañada de crisis financieras en algunos mercados emergentes y economías en desarrollo”.

El BM realizó una fuerte corrección a la baja de sus estimaciones de crecimiento, augurando ahora una fuerte desaceleración. Si bien en enero el organismo ya preveía un enlentecimiento para este año a 4,1% (tras el rebote de 5,7% que se había registrado en 2021), en su último pronóstico recortó la previsión a un magro 2,9% y prevé que “oscile en torno a ese ritmo durante el período 2023-24”.

En este escenario, estima que el nivel de ingreso per cápita de las economías en desarrollo se ubicará casi un 5% por debajo de su tendencia previa a la pandemia.

“La guerra en Ucrania, los confinamientos en China, los trastornos de la cadena de suministro y el riesgo de estanflación afectan el crecimiento. Para muchos países será difícil evitar la recesión”, alertó el presidente del BM, David Malpass. Agregó que urge fomentar la producción y evitar restricciones comerciales, así como implementar cambios en las políticas fiscales, monetarias, climáticas y de endeudamiento.

El informe compara las actuales circunstancias con la estanflación de la década del 70’, y en particular en cómo este escenario puede golpear a  los mercados emergentes y en desarrollo. Se recuerda que la recuperación de la estanflación de esos años, exigió fuertes subas de tasas de interés en las principales economías avanzadas, lo que contribuyó a desencadenar crisis financieras en los mercados emergentes y  en desarrollo.

Entre los parecidos se mencionan: las perturbaciones continuas del lado de la oferta que favorecen la inflación, un período previo prolongado de política monetaria expansiva en las economías avanzadas, perspectivas de menor crecimiento, y vulnerabilidades de los mercados emergentes y en desarrollo ante un escenario más restrictivo de la política monetaria.

No obstante, también hay diferencias: el dólar es fuerte, en contraste con la debilidad que tenía la divisa en esa década; los porcentajes de aumento de los precios de los productos básicos son menores; los balances de las principales instituciones financieras son en general más sólidos; y -“lo que es más importante”- los bancos centrales tienen, en la actualidad, mandatos claros para la estabilidad de los precios y, durante las últimas tres décadas, han establecido un historial creíble de cumplimiento de sus metas de inflación.

El organismo estima que la inflación mundial será moderada en 2023, pero posiblemente siga por encima de las metas de inflación en muchas economías. “Si la inflación continúa siendo elevada, una repetición de la resolución del anterior episodio de estanflación podría traducirse en una marcada desaceleración mundial, acompañada de crisis financieras en algunos mercados emergentes y economías en desarrollo”, advierte el BM.

Volver al “lento patrón”

Por su parte, la Cepal dio a conocer un informe donde advierte que la desaceleración económica, la mayor inflación y la lenta e incompleta recuperación de los mercados laborales aumentarán la pobreza, la pobreza extrema y la inseguridad alimentaria en la región.

En el informe titulado “Repercusiones en América Latina y el Caribe de la guerra en Ucrania”: ¿cómo enfrentar esta nueva crisis?”, advierte que la región enfrenta una coyuntura difícil en 2022 en un contexto externo de incertidumbre, inflación (en especial de alimentos y energía) y desaceleración de la actividad económica y el comercio.

El documento sostiene que la presente coyuntura no debe ser vista de forma aislada, ya que sus efectos se combinan con los causados por más de un decenio de crisis acumuladas: la crisis financiera internacional, las tensiones económicas entre EEUU y China, y la pandemia.

Cepal espera una fuerte desaceleración económica para este año. Tras crecer un 6,3% en 2021, la economía regional se expandiría solo 1,8% este año, y “tiende a regresar al lento patrón de crecimiento de 2014-2019 (solo 0,3% promedio anual, con la consiguiente caída del PIB por habitante)”.