Desde el Observatorio de la Coyuntura Económica de la Universidad Católica se valoró que “las pautas salariales no serían un obstáculo para el proceso de desinflación en curso, ni para que la cantidad de puestos de trabajo mantenga la tendencia positiva de los últimos años”. Paralelamente, un informe del Cinve destacó que “las actuales pautas parecen ser consistentes con una política de ingresos coherente con los compromisos asumidos por el actual gobierno”.
Los últimos datos del Índice Medio de Salarios (IMS), publicados ayer jueves por el Instituto Nacional de Estadística (INE), marcan que al cierre de la primera mitad de año se registró un aumento de los salarios de 4,68%, lo que implicó un crecimiento en términos reales del 1,89%.
En el mes de junio se dio algo particular, el IMS cayó 0,002%, es decir, prácticamente no se movió, pero debido a que el dato de inflación del mes de junio fue negativo, el poder adquisitivo de los salarios igual creció un leve 0,08%.
Pero, más allá de la variación puntual registrada por el IMS, las miradas están puestas en la decimoprimera ronda de los Consejos de Salarios. El gobierno ya presentó sus pautas, que implican aumentos diferenciales según tres niveles de ingresos, priorizando los más bajos, y que buscan disociar los ajustes a la evolución de la inflación.
En su último Monitor de Coyuntura, el Observatorio de la Coyuntura Económica de la Universidad Católica se dedicó a analizar las perspectivas para los salarios considerando las pautas presentadas y que involucran a la mayor parte del sector privado, y que cuentan “con algunas características originales”.
El observatorio recordó los antecedentes de los dos últimos períodos de gobierno. En la segunda administración de Tabaré Vázquez, entre 2015 y 2019, el PIB creció 5%, mientras que la cantidad de ocupados cayó 3,2% y los salarios privados subieron 8%. “Notoriamente, los salarios aumentaron excesivamente y la cantidad de empleos terminó pagando la cuenta”, comenta el informe.
Por su parte, en el gobierno de Luis Lacalle Pou, 2020-2024, el PIB creció 6,4%, la cantidad de ocupados aumentó 6,9% y los salarios privados subieron 2,1%. “En este caso, es claro que se priorizó la creación de puestos de trabajo en detrimento de un aumento salarial que resultó exiguo”.
En tal sentido, se evalúa que “las variaciones en el PIB se deben vincular con las de la masa salarial, que está conformada por salario y empleo, precio y cantidad en el mercado de trabajo”. En tal sentido, se destacan las “características originales” que tienen las pautas del actual gobierno: se priorizan los salarios más bajos; a los efectos de determinar los correctivos por desvíos en la inflación al cabo del primer año se considerará la inflación subyacente; y no todos los salarios estarán indexados.
Estas pautas dan lugar a aumentos de 6,2% en el promedio del primer año y de 5,5% en el promedio del segundo, que exceden a la inflación esperada y por lo tanto difícilmente den lugar a correctivos, por lo que la indexación no sería operativa.
En cuanto al impacto de esos aumentos sobre el empleo, según la última encuesta de expectativas del BCU se esperan tasas de inflación de 5%, tanto para los próximos 12 meses (junio de 2026) como para los 12 siguientes (junio de 2027). Ello implicaría “aumentos medios de los salarios privados reales, de 1,1% y 0,5% respectivamente”. “Dichos aumentos son inferiores al crecimiento esperado del PIB, del orden de 2%-2,5% anual, por lo que no deberían ser un obstáculo para la continuidad en el aumento del empleo”, señala el informe.
“En definitiva, las pautas salariales no serían un obstáculo para el proceso de desinflación en curso (como se sostiene desde el BCU) ni para que la cantidad de puestos de trabajo mantenga la tendencia positiva de los últimos años”, concluye el informe.
Cinve
En otro orden, Silvia Rodríguez, economista del Cinve, publicó un análisis en respuesta a “opiniones de diversos analistas y representantes de cámaras empresariales”, evaluando la consistencia de las pautas. Por un lado, su consistencia interna, evaluada en términos de coherencia con las expectativas de crecimiento de la economía y de crecimiento del empleo. Por otro lado, la consistencia con la meta de inflación.
A modo de conclusión, Rodríguez subrayó que “las actuales pautas parecen ser consistentes con una política de ingresos coherente con los compromisos asumidos por el actual gobierno con la ciudadanía, con la política monetaria delineada por el BCU, con una situación fiscal que impone restricciones y con las expectativas de crecimiento de la economía para 2025 y 2026” (ver columna página 20).
Desempleo bajó en junio a 7,3%
Un leve aumento del empleo, ayudado por una baja de la cantidad de personas que se volcó al mercado laboral, hicieron que la tasa de desempleo bajara en junio medio punto porcentual respecto al mes anterior, ubicándose en 7,3% de la población económicamente activa, según la información publicada por el INE.
La tasa de actividad, que mide la proporción de personas en edad de trabajar que tienen un empleo o lo buscaron, se ubicó en 64,2%, lo que implicó un descenso de dos décimas de punto respecto al registro de mayo, aunque es tres décimas de punto superior a lo registrado en junio de 2024.
Por su parte, la tasa de empleo, que mide la proporción de personas en edad de trabajar que están empleadas, subió levemente en el mes, pasando del 59,4% en mayo a 59,5% en junio. No obstante, medida interanualmente la tasa de empleo es exactamente un punto porcentual más que en junio de 2024 (58,5%).
En este marco, la desocupación se ubicó en 7,3%, situándose en su menor valor desde noviembre de 2024 y marcando un descenso de medio punto porcentual en comparación con mayo (7,8%). Medido en términos interanuales, el desempleo cayó más de un punto porcentual.