Riesgos económicos aumentaron y las disyuntivas de políticas son “más complejas”, según el FMI

Reuniones Anuales > “Evitar innecesarios accidentes de políticas que sacudan los mercados financieros”

Las proyecciones de crecimiento mundial para este año fueron revisadas levemente a la baja, debido al aumento de los riesgos económicos y a “la peligrosa divergencia” de recuperación entre países, según se advirtió durante las Reuniones Anuales del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM). Mientras que el PIB de las economías avanzadas superaría en 2024 en 0,9% su trayectoria de crecimiento prepandemia, las economías emergentes y en desarrollo (sin China) se mantendrían un 5,5% por debajo.

El arranque turbulento de las Reuniones Anuales (ver recuadro) estuvo en sintonía con el panorama económico planteado por ambos organismos en sus nuevas proyecciones.

Gita Gopinath, Consejera Económica y Directora del Departamento de Estudios del FMI, advirtió que si bien la recuperación mundial continúa, ha “perdido ímpetu” debido al nuevo avance de la pandemia que provocó la variante delta de covid-19. “Los brotes pandémicos en vínculos esenciales de las cadenas mundiales de suministro han provocado demoras imprevistas en el abastecimiento, estimulando la inflación en muchos países. En general, los riesgos para las perspectivas económicas han aumentado y las disyuntivas en materia de políticas son ahora más complejas”, comentó.

En ese sentido, las proyecciones de crecimiento para este año fueron revisadas levemente a la baja, estimando un crecimiento global de 5,9%, y para el 2022 se mantuvieron en 4,9%. No obstante, se aclara que ese crecimiento promedio “enmascara las fuertes revisiones a la baja en algunos países”. En particular, advierte que los países en desarrollo de bajos ingreso han registrado un importante deterioro de sus perspectivas. También empeoraron las perspectivas de corto plazo en las economías avanzadas por el trastorno del suministro. Por el contrario, mejoraron las proyecciones de algunos exportadores de materias primas, a impulso de los altos precios internacionales.

Preocupaciones

Uno de los mayores motivos de preocupación del FMI es “la peligrosa divergencia de las perspectivas económicas de los países”. De acuerdo al organismo, el PIB de las economías avanzadas recuperaría la trayectoria de tendencia previa a la pandemia en 2022 y la superaría en un 0,9% en 2024. Sin embargo, en las economías emergentes y en desarrollo (excluida China) se mantendrían en 2024 un 5,5% por debajo de las previsiones prepandemia, lo que “provocaría un fuerte retroceso de los logros en la mejora del nivel de vida”.

El FMI atribuye esa divergencia a la “gran brecha de las vacunas” y de las “amplias disparidades en las políticas de apoyo”. Además, señala que el endurecimiento de las condiciones financieras y el aumento del riesgo de inflación, hizo que muchas economías emergentes y en desarrollo estén replegando a mayor velocidad las políticas de apoyo, pese a la profunda escasez de producción.

Los problemas en las cadenas de suministros globales sumaron un reto adicional a las políticas, ya que han provocado escasez de insumos y una reducción de la actividad manufacturera en varios países.

La política monetaria deberá encontrar un delicado equilibrio entre abordar la inflación y los riesgos financieros, y respaldar la recuperación económica.

La política monetaria deberá encontrar un delicado equilibrio entre abordar la inflación y los riesgos financieros, y respaldar la recuperación económica.

Por otro lado, estos problemas de abastecimiento, junto a la reactivación de la demanda y el repunte de los precios de las materias primas, ha generado un encarecimiento de los alimentos. Esta situación, agrava el problema de los hogares más pobres y eleva el riesgo de malestar social, en la mayoría de los países de bajos ingresos y que padecen inseguridad alimentaria.

Prioridades de políticas

Vacunar. Esa es la principal prioridad en materia de políticas según el FMI: vacunar al menos al 40% de la población en todos los países antes de fin de año y al 70% para mediados de 2022. Esto obligará a los países de ingreso alto a cumplir sus compromisos de donación de vacunas, coordinar las entregas al mecanismo Covax y eliminar las restricciones comerciales al flujo de vacunas. De cara al futuro, los fabricantes de vacunas y los países de ingreso alto deben respaldar la expansión de la producción regional de vacunas en los países en desarrollo, a través de soluciones de financiamiento y transferencia de tecnología.

Otra “prioridad urgente” es frenar el calentamiento global y contener el crecimiento de los efectos adversos del cambio climático, lo que “exigirá compromisos más ambiciosos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26)”.

Además, para reducir las divergencias entre países, se insta a canalizar a través de iniciativas multilaterales la liquidez para las economías en dificultades y reestructurar la deuda insostenible. “El FMI insta a los países con sólidas posiciones externas a canalizar sus DEG en forma voluntaria a través del Fondo Fiduciario para el Crecimiento y la Lucha contra la Pobreza”, señala Gopinath. El organismo también analiza la creación del Fondo de Resiliencia y Sostenibilidad, que prestaría financiamiento a largo plazo para respaldar la inversión de los países en un crecimiento sostenible.

En cuanto a las respuestas nacionales, se reafirmó la necesidad de adaptarlas a las condiciones sanitarias y económicas de cada país, pero “apuntando al empleo sostenible máximo sin poner en peligro la credibilidad de los marcos de política”. “Ante el margen de maniobra fiscal cada vez más limitado en muchas economías, el gasto sanitario debe seguir siendo prioritario; por su parte, las líneas de salvataje y las transferencias tendrán que estar cada vez más focalizadas y verse reforzadas con medidas de reorientación laboral y apoyo para la reasignación de la mano de obra. Cuando la situación sanitaria mejore, las políticas podrán centrarse cada vez más en las metas estructurales a largo plazo”, explica el FMI.

En este escenario, la política monetaria deberá encontrar un delicado equilibrio entre abordar la inflación y los riesgos financieros, y respaldar la recuperación económica.

Además, las acciones que se tomen deben ser claras y coherentes, para “evitar innecesarios accidentes de políticas que sacudan los mercados financieros y obstaculicen la recuperación mundial: desde no aumentar de forma oportuna el tope de endeudamiento de EEUU  hasta las turbulentas reestructuraciones de deuda en el sector inmobiliario de China y el agravamiento de las tensiones comerciales y tecnológicas transfronterizas”.


Polémica en la previa

Las Reuniones Anuales son un evento anual de suma importancia, pero este año no se dieron en un marco de normalidad. Su comienzo estuvo marcado por la controversia en torno a la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, acusada de presionar al personal del BM para cambiar los datos para impulsar la clasificación de China en el ranking «Doing Business» cuando era directora ejecutiva de ese organismo en 2017.

Incluso se especuló con la salida de Georgieva. Según se informó en diversos medios internacionales, EEUU y Japón eran los dos principales promotores de la destitución, mientras que China, Rusia, Francia, Alemania, Italia y el Reino Unido eran más partidarios de mantener a Georgieva en el cargo.

Los críticos sostienen que las acusaciones contra la directora gerente del FMI diezman la capacidad de dicha institución y del BM para promover reformas favorables al crecimiento. Quienes la respaldan destacan el gran trabajo de Georgieva para ayudar a los países emergentes y en desarrollo.

Finalmente, el FMI ratificó a Georgieva en su cargo y le brindó su “plena confianza”.


Arbeleche instó a facilitar recursos para alcanzar objetivos climáticos más ambiciosos

El Gobierno uruguayo participó de las Reuniones Anuales con una delegación integrada por la ministra de Economía, Azucena Arbeleche, el director de la Unidad de Gestión de Deuda de esa cartera, Herman Kamil, y el presidente del BCU, Diego Labat, quienes participaron de una serie de encuentros con autoridades de organismos multilaterales, gobernantes de otros países, instituciones financieras y representantes del sector privado.

En una de sus presentaciones, Arbeleche aseguró que “tanto las economías desarrolladas como las que están en vías en desarrollo deben intensificar sus esfuerzos y tomar medidas audaces para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y reforzar su resistencia al cambio climático”. En ese sentido, evaluó que los ministerios de finanzas de todos los países juegan “un papel clave” para transversalizar las políticas de acción climática, y deben “colaborar en el diseño de los incentivos económicos, evaluar el impacto fiscal y las implicaciones macroeconómicas”.

“En Uruguay, hemos incorporado los Principios de Helsinki explícitamente en nuestra Ley de Presupuesto, poniendo el cambio climático en el centro de la planificación y el diseño de políticas económicas, un primer paso también hacia el objetivo del presupuesto verde”, sostuvo Arbeleche.

La ministra evaluó que en ese camino hacia la sostenibilidad habrá limitaciones presupuestales, y por ello, “la entrega de los recursos climáticos por parte de la comunidad mundial es una forma crítica y justa de ayudar a los países en desarrollo a alcanzar objetivos climáticos más ambiciosos”.