Salarios reales volverán a caer en 2021 y el empleo será el mayor desafío económico

Tamara Schandy > “El contexto externo es favorable para Uruguay”

El contexto mundial muestra elementos positivos, pero ello no quiere decir que sea el inicio de “un ciclo expansivo extraordinariamente bueno” como el que se vivió luego de la crisis de 2008, evaluó la economista de Exante, Tamara Schandy. Estimó que la inversión y el consumo aumentarán, la inflación descenderá, pero los salarios reales posiblemente caigan y el empleo será el principal desafío de la política económica. A nivel internacional, Marcos Soto, proyectó una recuperación desigual entre países y sectores, y opinó que las “turbinas de crecimiento” de largo plazo están en el incremento de la productividad.

Los expertos realizaron estas valoraciones en el marco del webinar «La coyuntura económica del país, el contexto regional y las perspectivas en materia de inversiones», organizado por la firma de comunicación estratégica y asuntos públicos Rivero-Quirino y el periódico La Diaria.

El evento, que estuvo moderado por el economista Germán Deagosto, contó con la participación de Tamara Shandy de la consultora Exante, Marcos Soto, Decano de la UCU Business School, y Alejandro Ferrari, gerente de Inversiones del instituto Uruguay XXI.

Schandy tuvo valoraciones “relativamente positivas” respecto a las perspectivas de la economía global, estimando que 2021 será un año “intenso de crecimiento de la economía mundial”. Ello se refleja en la corrección al alza en sus estimaciones que están realizando los organismos internacionales como la OCDE (ver nota página 16) o el FMI.

Detalló que el mundo se encuentra en “una fase ultraexpansiva”, con “estímulos fiscales superagresivos” y  una “política monetaria superexpansiva”.

Además, si bien muchas personas y empresas atravesaron dificultades económicas importantes el año pasado, hubo una buena parte de la población que se vio impedida de realizar gastos en recreación o turismo, que redunda en un aumento de las tasas de ahorro. En ese sentido, estimó que “quizás se pueda ver un desahorro que le dé un impulso adicional a la economía”.

“El otro ingrediente superpositivo” es el aumento de los precios de los commodities, principalmente la soja, pero también lácteos, carnes, entre otros.

“Por todo esto, el contexto externo es favorable para Uruguay”, sostuvo Schandy.

Sin embargo, apuntó que “eso no quiere decir que sea el inicio de un ciclo tan extraordinariamente bueno, como el (que se dio luego) de la salida de la crisis de Lehman Brothers a fines de 2008”. En primer lugar, si bien hay un pronóstico de fuerte crecimiento, parte desde “un pozo” en el que se entró en 2020, por lo que hay que diferenciar cuánto es rebote y cuánto es crecimiento de fondo. Asimismo, evaluó que a diferencia de la crisis internacional pasada donde los países emergentes se beneficiaron de las políticas expansivas sin haber atravesado la crisis financiera, en esta oportunidad el golpe fue para todos y, en consecuencia, también lo es “la resaca”.

En cuanto al aumento de los commodities, hace algo más de una década generó un fuerte aumento de la inversión para producir más, pero en esta oportunidad  los sectores se encuentran “operando con capacidad ociosa, por lo que no van a tener una vocación de invertir como en aquel momento”.

En relación a Uruguay, Schandy sostuvo que luego del colapso de marzo y abril, casi todas las variables económicas rebotaron hasta aproximadamente setiembre, pero en el último trimestre “la recuperación comenzó a ser más dispar”. Exante estima que la economía cerró 2020 con una caída de 5,7%, y repuntaría un 3,2% este año.

Recordó que el país perdió 60 mil empleos el año pasado y ya venía con esa tendencia, por lo que “estamos en una situación de mercado sumamente frágil y será uno de los principales desafíos de la política económica”.

Se espera un crecimiento de la inversión, principalmente asociado a las obras de UPM2, y del consumo, pero que sería “una reversión parcial de la caída del año pasado”.

Por su parte, si bien las colocaciones de bienes se beneficiarán de los precios más atractivos, las exportaciones de servicios “van a notar la ausencia del ingreso de divisas” por turismo.

“Uruguay está avanzando pero tiene que seguir ajustando sus desbalances macroeconómicos y para volver a crecer más fuertemente tiene que tener una agenda más vigorosa de inserción internacional y de otras reformas estructurales”, sostuvo Tamara Shandy

La inflación anualizada tendrá una evolución a la baja, pese a que el reciente aumento del dólar posiblemente genere una moderación del descenso, lo que permitirá que el BCU mantenga una política monetaria expansiva.

Por último, 2021 “probablemente va a ser un año de nueva caída del salario real”, lo que parece “consistente” con el objetivo de reconstruir empleo y de bajar las expectativas de inflación.

“Uruguay está avanzando, pero tiene que seguir ajustando sus desbalances macroeconómicos, y para volver a crecer más fuertemente tiene que tener una agenda más vigorosa de inserción internacional y de otras reformas estructurales”, remarcó.

Escenario desafiante

Marcos Soto, en tanto, planteó varias interrogantes respecto a la recuperación económica.

“¿Qué recuperación global tendremos?” Soto dijo estar “convencido” de que esta recuperación es desigual. “Estos indicadores de PIB son una síntesis de los desempeños económicos, pero no grafican todo lo que pasa detrás de la economía. Si bien la mayoría de los países van a lograr crecer en 2021, hay países más dañados que otros, y hay sectores que van a salir más dañados que otros”, evaluó.

“¿Cómo va a responder América Latina a esa realidad? Posiblemente se vea muy afectada. Porque trae un punto de partida complicado dado que las principales economías ya venían con problemas estructurales previos”. Brasil no había logrado recuperar su economía desde la caída de 2015-16, es una economía “hiperdeficitaria”, y ahora tiene un “problema central” en el desempeño de la pandemia. “Esto afecta el desempeño actual y futuro”. Del otro lado, “Argentina (está) en sus crisis crónicas. Ya no podemos esperar nada de Argentina. Una bomba permanente que nadie sabe desactivar y cada medida agrega más leña al fuego”.

“Argentina (está) en sus crisis crónicas. Ya no podemos esperar nada de Argentina. Una bomba permanente que nadie sabe desactivar y cada medida agrega más leña al fuego”, evaluó Marcos Soto.

Para Soto, este es un barrio complicado que trajo profundización de la desigualdad social, fundamentando que el 2020 generó 20 millones más de pobres en América Latina. “Una nueva década perdida de recuperación económica y social, con 210 millones de personas bajo la línea de pobreza. Son desafíos muy grandes y muy profundos. Las economías crecen, pero mejorar estos indicadores terminan siendo mucho más complejos”, sostuvo.

De todas formas, estimó que no es todo negativo. “Es un escenario desafiante, donde hay algunos hechos que pueden llevar a oxigenarnos” como el aumento del precio de los commodities. No obstante, advirtió que lo peor sería creernos que los productos básicos nos van a llevar al desarrollo.

“¿Qué mundo tendremos?”. “Será un mundo que va a pelear por capturar la creación de valor”. Tenemos que entender dónde está la creación de valor en el mundo. La producción de materias primas se ha complejizado, el objetivo es cómo captar más valor”, analizó.

Remarcó la importancia de los “activos intangibles” como las licencias, el software, servicios asociados, entre otros, y la importancia de “crear valor a través de la investigación y el desarrollo”. En ese sentido, las “turbinas de crecimiento” de largo plazo están en el incremento de la productividad, asociado a la incorporación de tecnología y a “acortar la brecha de conocimiento”.

Por último, estimó que Uruguay tiene un gran desafío en la apertura e inserción internacional, ya que “no tiene sentido” todo lo anterior si no logra colocar sus bienes y servicios en el exterior.


El mejor país

Alejandro Ferrari, gerente de inversiones de Uruguay XXI, se refirió a las ventajas con las que cuenta el país para atraer inversiones, y cómo ha repercutido en la estructura exportadora. Si bien las exportaciones uruguayas están muy asociadas a la cadena agropecuaria y al turismo, también tienen un fuerte peso las exportaciones de Tecnologías de la Información y el Conocimiento (TICS).

Destacó que al analizar las “necesidades de las empresas” y “qué es lo que prioriza el inversor”, Uruguay se encuentra bien posicionado en todas las áreas: estabilidad y transparencia (democracia y estado de derecho, baja percepción de la corrupción, calidad de vida); facilidad para hacer negocios (libertad financiera –una gran diferencia respecto al barrio-, incentivos fiscales excepcionales, apoyo gubernamental); acceso y servicio al cliente (tiempos de entrega mínimos, infraestructura tecnológica de clase mundial, aranceles preferenciales a Mercosur y México); y disponibilidad de talento (educado, flexible, creativo, inclusión digital).

“Lo que nos diferencia es que Uruguay es una combinación única. Es difícil que un inversor encuentre todo esto en un país, y Uruguay lo tiene”, remarcó.