Uruguay debe diseñar una estrategia de inserción que sea “escudo y espada” de los intereses nacionales

Jornadas Académicas > “Aportes para el quinquenio 2020-2025”

El actual contexto de incertidumbre en torno al comercio mundial, obliga a redefinir la inserción internacional del país, que debe apuntar a una estrategia que sea “escudo y espada” de los intereses nacionales, según destaca un estudio elaborado por el Cr. Marcos Soto y presentado durante la IX edición de las Jornadas Académicas de la Unión de Exportadores. Para ello se deben formalizar acuerdos que aseguren las condiciones de acceso, así como modificar aspectos de la inserción internacional abordando desafíos internos y externos.

El pasado 14 de noviembre se realizó la presentación de la IX edición de las Jornadas Académicas de la Unión de Exportadores del Uruguay, donde se presentaron diversos trabajos sobre acceso a nuevos mercados, tecnologías de software e inserción internacional.

Uno de los documentos fue “Plan B – Aportes para el quinquenio 2020-2025 sobre la inserción internacional del Uruguay” elaborado por el Cr. Marcos Soto, donde se subraya que la inserción internacional es fundamental para los países, tanto por su impacto comercial como por los mayores flujos de inversión e incrementos en el desarrollo humano. Esta situación se acentúa en Uruguay que tiene “excedentes de producción, que debe sí o sí colocar en el exterior”, y por la necesidad de importar aquellos bienes que no produce y que sería ineficiente que produzca.

Paralelamente a la crisis del multilateralismo en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y al estancamiento de la Ronda Doha de 2001, hubo un cambio en la estrategia de integración de las economías desarrolladas y en vías de desarrollo, que se han orientado a la sucesiva firma de acuerdos bi-laterales o pluri-laterales.

Pero más allá de eso, el mundo actual se muestra bastante incierto en torno a sus políticas comerciales, lo que obliga a Uruguay (así como a otras economías) a redefinir su estrategia de inserción global. La guerra comercial entre EEUU y China, el rol de la Unión Europea con diferentes visiones intrabloque, el surgimiento de economías asiáticas como potencias mundiales (India e Indonesia), el crecimiento de países africanos y la modificación de sus patrones de consumo, la inestabilidad política y económica en la región, “son factores decisivos para entender el contexto actual y diseñar una estrategia de inserción internacional que sea funcional, ‘escudo y espada’, de los intereses nacionales”, señala el trabajo. “Si los escenarios internacionales, regionales y locales han cambiado sustancialmente, también debe modificarse la respuesta frente a esos cambios”, agrega.

Muestra condiciones

El informe concluye  que la diversificación comercial -a nivel de productos y mercados- permite mitigar la incertidumbre, lo que es sumamente importante en el contexto actual. La misma, “debe estar formalizada en acuerdos que aseguren las condiciones de acceso”.

Pese a ser un país pequeño, Uruguay figura en el Top 10 como país exportador en varios rubros: carne, arroz, leche, celulosa, soja, y es además el principal exportador de software per cápita de toda América Latina. En ese sentido, se subraya que el país “tiene condiciones, y tiene potencial de crecimiento. Pero también tiene obstáculos para consolidar y potenciar este proceso”. En ese sentido, insta a reflexionar sobre qué mercados le sirven a Uruguay, cuales economías tendrán un mayor desarrollo en los próximos años, y cómo se gestiona esta situación a la interna del Mercosur.

Se menciona que Uruguay cuenta con algún tipo de acuerdo preferencial comercial vigente sólo con dos de las diez principales economías para el año 2030 (Brasil y Egipto). Se advierte que el crecimiento que se espera para Egipto “invita a profundizar y explotar mucho más el tratado de libre comercio vigente”, aprovechando las compras que realiza el país de productos de interés para Uruguay como carne, madera y lácteos, entre otros. Lo mismo sucede con India, Indonesia y Turquía que realizan importantes compras globales de frutos cítricos, celulosa, lácteos, medicamentos, carne, entre otros productos de interés para Uruguay.

El informe agrega que en la medida de que los países crezcan, fortalecerán su clase media, mejorando los patrones de consumo migrando hacia exigencias de mayor calidad. “Ese es justamente el nicho productivo en el que debe moverse nuestra producción”, sostiene Soto.

Propuestas

“Nuestro país tiene el desafío de trabajar por insertarse cada vez más en un mundo globalizado, cambiante, inestable y con grados de incertidumbre elevados”, señala el trabajo, que si bien resalta la diversificación lograda tanto de bienes como de servicios, asegura que “debe darse un paso adicional en búsqueda de eficiencia y mayores niveles de competitividad”.

En ese sentido, interpreta que hay aspectos de la inserción internacional que deben ser modificados, lo que implica abordar desafíos internos y externos. Entre los primeros, menciona una adecuación “paulatina, pero continua” del tipo de cambio, trabajar sobre determinantes de costos logísticos y tarifas relevantes para la producción, para “colaborar en la recomposición de la competitividad”.

Por su parte, en el frente externo, se interpreta que el próximo gobierno debería profundizar y fortalecer la red de tratados para evitar la doble imposición que potencie la inserción internacional para la exportación de servicios. También se debe promover un “acercamiento estratégico a los mercados importadores”, en particular de EEUU que es el principal mercado de exportación de servicios. Se destaca que este tipo de acuerdos “no están abarcados por las inhibiciones o restricciones del Mercosur”.

A propósito del bloque regional, se entiende que el próximo gobierno debería, apenas asuma, plantear determinadas líneas de trabajo para modificar en el corto plazo su funcionamiento. En primer lugar, posibilidad de que acuerdos futuros contengan vigencia y períodos de desgravación, adaptados a los intereses de cada país individualmente considerados. En segundo lugar presentar una lista de países, mercados relevantes actuales y potenciales, con los cuales el Mercosur (Uruguay), debería comenzar negociaciones de inmediato para alcanzar una zona de libre comercio, potenciando la diversificación de acceso. También se insta a definir “reglas de coordinación macroeconómicas, con sanciones compensatorias ante incumplimientos”. En cuarto orden, promover la “liberalización total del comercio, incluyendo la eliminación de trabas para-arancelarias intrabloque”. Quinto, revocar la prohibición de negociar acuerdos con terceros países o bloques de forma individual. Por último, se insta a “avanzar hacia la libre circulación efectiva de personas, mercaderías originarias, y factores productivos”.

“Estas modificaciones permitirían negociar en conjunto con nuestros socios (Argentina, Brasil y Paraguay) aquellos acuerdos de interés nacional e implementarlos conforme a nuestros intereses y urgencias”, subraya.

De igual forma, se interpreta que los cambios propuestos “no deben ser entendidos como un  debilitamiento de la integración regional, por el contrario, su modificación debe impulsarse para su fortalecimiento y de este modo pueda sostenerse en el tiempo”.