Verri: “Durante siete u ocho años, Ancap recaudó US$ 700 u 800 millones por encima de lo que hoy sería el PPI”

Walter Verri, subsecretario de Industria, Energía y Minería

El 2022 fue el primer año sin el especial condicionamiento de la pandemia para el actual gobierno. En este contexto y como consecuencia de un primer semestre favorable de la coyuntura internacional, se cerró un 2022 con cifras récord en exportaciones y un crecimiento del PIB mayor al esperado. Sin embargo, con el enlentecimiento de la economía china, entre otros factores, esta dinámica cambió sobre el cierre del año. En entrevista con CRÓNICAS, el subsecretario de Industria, Walter Verri, analizó el desempeño del país en este sentido y proyectó algunas claves del panorama a futuro. También se refirió a los proyectos que se profundizarán en el 2023, como el camino abierto por la hoja de ruta de hidrógeno verde.

Por Matías Kapek | @matias_kb

-Semanas atrás, la directora nacional de Industrias, Susana Pecoy, dijo entrevistada por CRÓNICAS que “la pandemia demostró la capacidad de adaptación del industrial uruguayo ante situaciones desafiantes”. ¿Coincide con esta apreciación? ¿Cómo evalúa el trabajo de la industria durante esa situación?

-Sí, coincido con Susana Pecoy. Es claro que Uruguay demostró durante la pandemia la fortaleza del sector industrial. La prueba está en que el año pasado terminamos con récord de exportaciones, inmediatamente después de haber pasado dos años de pandemia. Esta situación, a mi entender, le hizo mostrar a la industria uruguaya dos cosas, la fortaleza y la capacidad de adaptarse. Ha habido cambios que llegaron para quedarse y que potenciaron la capacidad industrial del Uruguay.

-¿Cuáles son las expectativas para el futuro de la industria?

-Primero debemos destacar que las exportaciones del año 2022 fueron récord, Uruguay superó los US$ 13 mil millones. Crecimos en ventas de bienes al exterior en un 16,5%. El primer trimestre fue excepcional, fue el que pautó el resto del año. Es cierto que en el segundo semestre hubo caída de esos niveles de exportación, pero es producto del enlentecimiento de la economía china, que dejó de comprar a los valores excepcionales que nos estaba comprando. Debemos verlo por ahí y tampoco generar tantas sombras sobre el año 2023, lo seguimos viendo con optimismo.

-Teniendo en cuenta este optimismo, ¿se esperan cifras similares a las de 2022?

-Uruguay creció en el 2022 por encima de lo que habíamos previsto y muy por encima de lo que los analistas indicaban. Las predicciones del equipo económico eran de 4,5% de crecimiento del PIB, los analistas nos decían en promedio que sería de 3,8%, y vamos a crecer por encima del 5%. El mundo creció a 2,6% o 2,7%, nosotros vamos a crecer casi el doble de lo que creció el mundo. Las cifras de 2022 son excepcionales y pensar que en el 2023 las vamos a mantener no es posible. Sumado al enlentecimiento de China, también está la fortaleza del peso uruguayo y la caída del valor del dólar, lo cual ha influido en cierta pérdida de competitividad. Pero no visualizamos dificultades mayores para 2023, por lo menos a priori.

-Como ministerios afines, Industria y Economía deben trabajar de forma coordinada. Teniendo en cuenta que el país emitió el primer bono sostenible de su historia que trae consigo una serie de metas ambientales, ¿qué lineamientos se tienen establecidos en este sentido? ¿Hacia qué horizontes se apunta en pos de las metas ambientales desde el Ministerio de Industria?

-Es el compromiso ambiental del Uruguay, el compromiso que el Ministerio de Economía ató a la tasa de nuestros bonos es un hecho histórico. Somos el primer país del mundo en emitir un bono de esta magnitud, corriendo con la posibilidad de un castigo en caso de no cumplir. En este sentido, estamos trabajando en todas aquellas medidas que lleven a la mitigación de las emisiones y del cumplimiento de los demás compromisos asumidos. Es cierto que no tenemos mucho tiempo, porque el primer vencimiento es en menos de tres años, en el 2025. 

-Concretamente, ¿cuáles son algunas de las medidas?

-Una de las medidas es, entre otras, la transformación eléctrica del transporte, y allí está de más decir lo mucho que hemos hecho, hemos avanzado y seguiremos avanzando. Sobre todo, en el transporte colectivo, donde tenemos que seguir acelerando procesos. Además, hay que tomar medidas en la refinería y procurar la reducción de emisiones en las plantas de portland de Ancap, sustituir el coque por biomasa en Minas, por ejemplo, en lo cual se está trabajando. Básicamente, las medidas principales pasan por allí.

-Habla de seguir trabajando y acelerar la transformación eléctrica del transporte colectivo. ¿De qué manera se piensa llevar esto a cabo?

-Una de las medidas tiene que ver con el redireccionamiento del subsidio que hoy va al gasoil, es un tema en el que prontamente se van a hacer cambios y anuncios. Entendemos que hoy el sistema de subsidio genera un desestímulo para el recambio de flota por vehículos eléctricos. Queremos que el subsidio no sea un estímulo a cambiar por vehículos a gasoil, si alguien decide cambiar por uno a gasoil, no debería recibir subsidio. En cambio, si quiere seguir recibiendo, pretendemos que sea a partir del recambio por vehículos eléctricos. Ese va a ser un cambio importante que seguramente tengamos que hacer y nadie lo desconoce. El transporte colectivo es uno de los grandes responsables de nuestras emisiones y por eso estamos trabajando, lo que pasa es que este subsidio es un tema transversal. Se encuentran involucrados el Ministerio de Economía, la OPP, el Ministerio de Transporte como responsable del sistema, el Ministerio de Industria y también el Ministerio de Ambiente.

-¿Cuál es su parecer del nuevo proceso que se ha instaurado para la fijación del precio de los combustibles? ¿Está dando resultados?

-Sí, estamos muy satisfechos con el funcionamiento del PPI (Precio de Paridad de Importación). Lo primero que debemos entender es por qué se instauró el PPI y por qué llegó para transparentar el sistema. En primer lugar, porque en Uruguay tenemos un monopolio de los combustibles y en el Parlamento no están los votos para llegar a su desmonopolización. Por lo tanto, con este sistema lo que buscamos es establecer una fuerte obligatoriedad, es decir, ponerle la vara alta a Ancap para que sea eficiente y nos entregue el combustible al mismo precio que nos costaría importarlo.

Al principio esto fue difícil de explicar, nos tocó un mundo muy convulsionado, con la salida de la pandemia y una guerra en Europa que hizo disparar los precios de los energéticos. Era complicado poder explicar que el sistema era bueno cuando siempre se tenían que hacer ajustes al alza. Pero también se ha demostrado que cuando el precio ha bajado, también lo hemos hecho. Cuando un gobierno quiera utilizar a Ancap para recaudar, va a tener que fijar el precio de combustible por encima de un valor conocido por todos y va a quedar al descubierto.

-Recordando la forma anterior de fijación, ¿qué dificultades tenía? ¿Significaba algo realmente negativo para los contribuyentes? ¿Cómo lo puede comparar con el mecanismo actual?

-Cuando se aumentaba una vez por año, lo que se hacía era una paramétrica de cómo se esperaba que evolucionara el precio del crudo. Si el precio del crudo en el camino bajaba, y, por lo tanto, bajaban los precios del insumo que Ancap necesitaba, el precio del combustible no bajaba. Y, sin embargo, cuando el precio del crudo se encontraba por encima de esa previsión, sí se subía el precio del combustible. Durante siete u ocho años, Ancap recaudó US$ 700 u 800 millones por encima de lo que hoy sería el PPI. Si hubiera existido el PPI en aquel momento, los uruguayos habrían ahorrado US$ 700 u 800 millones. No es un tema menor, es importante, y hoy la población lo está entendiendo y aceptando.

-Sobre finales de 2022 salió a la luz la hoja de ruta del hidrógeno verde. ¿De qué consta? ¿A qué se debe esa apuesta?

-Se trata de la elaboración de una estrategia nacional de hidrógeno, la cual seguramente dé lugar a regulaciones, leyes y decretos que vayan avanzando hacia un Uruguay que se convierta en un país atractivo para la inversión extranjera en este tipo de energético. Están dadas estas condiciones por varios motivos, pero básicamente porque avanzamos ya en la segunda transición energética. Somos uno de los pocos países del mundo que resolvimos la generación de energía eléctrica casi de forma 100% renovable. Es por eso que estamos entrando en la segunda transición energética, que básicamente lleva a la descarbonización del transporte y de la industria. Podemos decir que hoy tenemos una alta complementariedad entre la energía solar y la eólica, y un promedio de precipitaciones adecuado, insumos fundamentales para generar el hidrógeno verde, es decir, la electrólisis a partir de energía eléctrica renovable.

-¿Cuál puede ser la importancia de este combustible verde para el país a futuro? ¿Qué es lo que se proyecta?

-Las proyecciones dan que nuestros precios serían muy competitivos, lo cual nos posiciona como posible país netamente exportador de hidrógeno. El mundo avanza hacia esa dirección porque esa transformación energética está traccionada por la situación ambiental. Tenemos un problema de calentamiento global que debemos parar y para eso necesitamos resolver el problema de la descarbonización de la economía del mundo, ahí entran las energías alternativas. El hidrógeno verde parece estar llamado a ser el gran vector. Por lo tanto, en Uruguay con tiempo y con seriedad institucional estamos diseñando una política de Estado para que no solamente este gobierno, sino también el que vendrá, siga haciendo lo que está en la hoja de ruta, algo que está pensado para el 2040. La inversión en este tipo de alternativas verdes va a ser importante para el país. En 2030 vamos a tener un desarrollo de un mercado de combustibles derivados del hidrógeno relevante y seguramente creciendo. Uruguay está posicionado para ser un país productor de hidrógeno verde y exportador de sus combustibles derivados.


“No pueden decir que no tenemos una política de alivio al contribuyente”

-Desde la oposición se señala que por más que las tarifas han estado por debajo de la inflación, no se ajustan a la pérdida salarial. ¿Cómo valora la política tarifaria que ha llevado el gobierno hasta aquí?

-La valoro mucho mejor que lo que valoraba la política tarifaria del Frente Amplio. Si uno mira lo que ha sido la conducta de este gobierno de aumentar siempre por debajo y bastante menos por debajo de la inflación prevista, creo que no hay ninguna duda de que lo que se ha hecho ha sido beneficiar al contribuyente. El aumento de UTE está a la mitad y el de Antel está a un tercio de lo que se prevé de inflación. Lo mismo ocurrió en los años anteriores, por lo tanto, no pueden decir que no tenemos una política de alivio al contribuyente.


“Esperamos que la competitividad del sector se empiece a recuperar”

-¿Está en la agenda del gobierno una mejora de la competitividad para la industria? Es un reclamo histórico del sector y todavía no se ha encontrado una solución al problema. ¿Qué se puede esperar en este sentido?

-Lo que tiene que ver con el tipo de cambio es un tema que maneja el Banco Central, obviamente que el Ministerio de Industria no puede estar ajeno a ello porque afecta a la actividad exportadora del país, a la industria manufacturera y al sector primario. Por lo tanto, nosotros esperamos que por ese lado la competitividad del sector se empiece a recuperar. Lo otro que ayuda a la competitividad es abrirnos al mundo y pagar menos aranceles por la venta de nuestros productos, allí también hemos avanzado en los tratados de libre comercio que ojalá podamos concretar rápidamente.