Regionalismo abierto: un pilar fundamental para hacer crecer al país en el mundo

EDICIÓN EMPRESAS & NEGOCIOS Nº 150

Danilo Astori, economista, exministro de Economía y exvicepresidente de la República.


Danilo Astori entiende que la apertura al mundo de Uruguay como concepto global y estratégico es un factor primordial del rumbo que tiene que asumir el país para caminar hacia niveles de desarrollo y bienestar cada vez más altos en el futuro. Es así que plantea como eje central de este asunto el enfoque del regionalismo abierto.

¿Qué rumbo tiene que seguir Uruguay para mejorar su inserción internacional?

Uruguay es un país pequeño físicamente pero con una extraordinaria potencialidad en los distintos ámbitos fundamentales de la vida, como la economía, la política y la cultura. En estos casos, la manera de agrandarse y superar el escaso tamaño es abrirse al mundo.

Me parece que la apertura como concepto global y estratégico es un factor primordial del rumbo que tiene que asumir el país para caminar hacia niveles de desarrollo y bienestar cada vez más altos en el futuro.

Con concepto global me refiero a que Uruguay tiene una potencialidad muy grande y con ese criterio debería referir la búsqueda a una apertura mayor al mundo. Al mismo tiempo, debe generar un mayor nivel estratégico hacia ese concepto global. Por eso me parece que es esa la apertura que Uruguay debe cultivar, buscar y trabajar todos los días en el área política, económica y cultural.

En materia de enfoque político creo que la línea que ha seguido Uruguay, fundamentalmente en el pasado, y que estoy seguro debería mantener para el futuro, se resume en el concepto de multilateralidad. El país ha cultivado la multilateralidad y quizá el ejemplo que sintetiza mejor esta conducta son las Naciones Unidas, con las que nuestro país ha tenido siempre una excelente relación y con las que ha colaborado acerca de aspectos fundamentales en el mundo, incluyendo el Consejo de Seguridad de las mismas.

Estoy hablando de la apuesta al diálogo. Naciones Unidas es el ejemplo mundial de eso, de trabajo por la paz, de lucha contra el uso ilegal de la fuerza, de defensa de la soberanía de los países y del principio de no intervención. Todo este conjunto de aspectos, que son esencialmente políticos, son un factor principal de la estrategia de inserción internacional del Uruguay.

No hay inserción internacional sin una gran importancia o relevancia a los trabajos que el país tiene que hacer en este ámbito de las relaciones internacionales. En ese sentido, me gustaría señalar la importancia que tiene la apuesta a la integración desde todos los aspectos de la economía, y Uruguay tiene que trabajar con convicción para generar una mejor integración.

Hay un concepto que prefiero utilizar cuando hablamos de integración económica y es el enfoque de regionalismo abierto, que se lo debemos a la Comisión Económica para América Latina (Cepal), que fue la primera institución que propuso este modo de encarar la integración internacional desde el punto de vista de la economía.

En ese sentido, son tres los elementos los que quiero destacar. En primer lugar, una integración tiene que tener un núcleo fuerte y profundo que no solo involucre aspectos económicos, sino conductas compartidas en el mundo, sobre todo que hemos generado incluyendo lo político y cultural. Un núcleo al que el país y otros que lo integran le dan la preferencia de abordar aspectos económicos, pero trascender también estos aspectos y defender, por ejemplo, los temas políticos que se comparten.

Es decir, un núcleo muy profundo de integración entre un conjunto de países. Ojalá pudiéramos lograr que el Mercosur se comportara de esta manera. Ahora tiene problemas que hay que superar para practicar un proyecto de regionalismo abierto.

El segundo punto es la protección moderada frente a terceros, o sea una protección que no sea una barrera fundamental para avanzar con otros países, no solo con el núcleo duro, en el tema de la integración, sobre todo comercial y productiva.

El tercer aspecto esencial sobre el que estamos muy atrasados es que ese núcleo duro que integra el Uruguay -y que adopta una protección moderada frente a terceros para no encerrarse en las relaciones comerciales-, salga a hacer acuerdos con otros países. Es decir, que busque formas de vinculación económica, que incluyan diversas formas que pueden ser eliminación de aranceles, zona de libre comercio, mercado común, un sistema de liberalización del comercio muy profundo como los tratados de libre comercio (TLC).

Lo fundamental es ampliar por diversas vías, como las que mencioné, la posibilidad de que el país haga acuerdos con otros.

En suma, me parece que estos son los aspectos que destacaría en una opinión sobre la inserción internacional de Uruguay.

Basado en este último punto, ¿ve como posible que el Mercosur logre el TLC con la Unión Europea (UE)?

Ojalá. Lo deseo fervientemente porque es uno de los mejores ejemplos de lo que acabo de decir en último lugar, sobre el regionalismo abierto y los núcleos duros. En este caso es el Mercosur buscando acuerdos con la UE y, repito, deseo que esto se concrete, porque sería un ejemplo en el mundo: dos bloques que están buscando mejores lugares desde los puntos de vista señalados y se amplían las posibilidades de relaciones de una manera muy importante.

Aquí entra en juego los últimos elementos que el mundo está teniendo en cuenta y que, precisamente, ha sido el escollo por el que el acuerdo con la UE todavía no se firmó. Está elaborado, configurado, pero no firmado. Ese tema es el ambiental. Los europeos le dan mucha importancia a los efectos negativos que algunas políticas han tenido en materia ambiental, sobre todo en la Amazonia de Brasil, por ejemplo.

Ese ha sido un motivo por el que, hasta ahora, hay países como Francia, y en algún caso Alemania, se han negado a hacer la firma de ese TLC.

Tengamos la esperanza de que reflexionemos y cuidemos el ambiente, no solo para firmar un tratado de acuerdo económico, comercial, político y cultural, sino que sea absolutamente fundamental tener en cuenta como aspecto prioritario el cuidado de un ambiente que se está destruyendo a una velocidad preocupante en todo el mundo.

En cuanto al tema cultural, en la búsqueda de una inserción internacional cada vez mejor para el Uruguay, creo que es necesario conocer las historias largas de los países y las comunidades de todo tipo que hay en el mundo. Y, al mismo tiempo, a favor de ese conocimiento, profundizar las relaciones de intercambio con esos países es una parte muy importante.

¿Y en cuanto al TLC de Uruguay con China?

Está entre las posibilidades que se pueden tener en cuenta en estas circunstancias. Surge un tema que lo vamos a tener no solo en un TLC con China, sino en este momento, tal como están las cosas, en cualquier TLC que busquemos en el mundo, y es la influencia de Brasil y Argentina. Si no superamos el escollo negativo que supone las actitudes de Brasil y de Argentina, incluido el acuerdo de Europa, no vamos a poder practicar el regionalismo abierto que hablé.

Aunque parezca mentira, el TLC con China no depende de ese país y Uruguay, sino también de los países vecinos.

¿Cómo evalúa el papel de Uruguay dentro del Mercosur?

Uruguay está tratando de manifestar a través de sus autoridades su deseo de flexibilizar el Mercosur. Lo que hay que lograr es actuar conjuntamente y eso es lo que nos dará fuerzas. En mi opinión, sería nefasto que Uruguay rompiera con el Mercosur; la peor de las situaciones posibles es esa.

Aunque parezca un lugar común, y lo es, hay que seguir trabajando con mucha paciencia para que la búsqueda de acuerdos con otros países del mundo la hagamos todos juntos, o por lo menos, practiquemos decisiones y conductas de integración comunes con todo el Mercosur.

¿El país está haciendo todo lo necesario para atraer a las empresas a que instalen o inviertan aquí?

Uruguay tiene un conjunto de estímulos para atraer empresas y capitales del exterior que es muy importante y ojalá se traduzca en resultados concretos que todos quisiéramos ver en el país. Estamos, por ejemplo, comenzando los trabajos de la unidad de UPM en el departamento de Durazno y Tacuarembó, y esa es la inversión más grande que hemos tenido durante la historia de la economía uruguaya y, al mismo tiempo, la inversión más grande que UPM ha tenido en el exterior en toda su historia.

Uruguay es capaz de atraer inversiones de gran porte y profundidad. Donde no estamos bien, y hay que proponérselo, porque es fundamental para el futuro del país, es en la inversión pública nacional, que está muy deprimida y eso es importante para el Uruguay. No se puede vivir solo de la inversión del exterior.

¿Cómo se analiza este último punto que nombró en relación a la gestión del gobierno?

Creo que la política económica y laboral que ha puesto el gobierno actual en práctica es una política muy injusta. Por un lado, estimula crecimientos importantes en materia privada, como inversiones y otros aspectos económicos que hacen crecer los resultados de diversas actividades en el país. Pero, al mismo tiempo, no ha mejorado como debería, de acuerdo a la evolución de las distintas variables económicas del país, los ingresos reales de trabajadores y pasivos.

Esto genera una desigualdad muy grande en la distribución del ingreso y las posibilidades de proceso de bienestar, de mejor desarrollo y mejores condiciones de vida. Hay una gran concentración del ingreso, y eso se percibe comparando simplemente el crecimiento que le país está teniendo en este momento -después de haber rebotado hacia adelante por los efectos de la pandemia-, y hay una evolución positiva de la producción, pero los salarios han venido descendiendo en términos reales, y lo mismo las pasividades.

Esto genera una inequidad muy grande en la distribución de los frutos del crecimiento. En realidad, el país está mostrando una injusticia desde este punto de vista, que no es compatible con la búsqueda de niveles de crecimiento inclusivo que también tiene que ser una orientación estratégica del país.

Hay mucha pobreza en Uruguay, y hay mucha injusticia desde el lado del acceso a los bienes fundamentales de la vida como la alimentación. Tenemos gente con hambre, que es asistida por la sociedad como las ollas populares, y eso es fruto de la injusticia, algo que se debe corregir lo antes posible.