Horacio Correge: “Al desembarcar en Uruguay, el banco reconoció al país por su estabilidad macroeconómica”

EDICIÓN ESPECIAL 40 ANIVERSARIO

HORACIO CORREGE, COUNTRY HEAD Y CEO DE SCOTIABANK


Según el conductor de Scotiabank, la banca se ha transformado en las últimas décadas, sin dejar de lado la vocación de servir a las personas y a las empresas a cumplir sus metas. A su vez, destaca que lo verdaderamente clave para el sector bancario y el país es ponerse objetivos claros, tener un plan y ejecutarlo con convicción y dedicación.

¿Qué hitos destacaría en el sector bancario uruguayo en los pasados 40 años?

En términos generales, podríamos dividir esos 40 años en dos períodos de 20, trazando una línea que con mucha claridad separa la realidad de la industria previa a la crisis de 2002 y su posterior transformación hasta su situación actual. Vista esta evolución con perspectiva histórica, el sistema bancario que surgió de la crisis y siguió tomando forma hasta su realidad actual resultó en una industria extremadamente sólida en sus fundamentos, fuertemente regulada y, por sobre todas las cosas, abocada al desarrollo económico de las personas y las empresas. Cambiaron también los actores desde los más de 20 bancos de tipos muy diversos existentes en las décadas de los 80 y 90 hasta el mercado actual, liderado por un banco estatal y un grupo reducido de bancos internacionales de gran porte y reputación.

Todos ellos fueron impulsores fundamentales del desarrollo del país poscrisis, motorizando los sueños de personas y empresas que aprovecharon la recuperación económica para iniciar o ampliar su negocio, comprar un inmueble, cambiar el auto, viajar y consumir, entre otros hábitos que marcaron el pulso del país y su gente. 

Llegando ya a la actualidad, la banca doméstica volvió a mostrar su compromiso con el país y las personas durante la pandemia de covid-19, saliéndose por completo de sus planes preestablecidos y asumiéndose como parte de la solución a la crisis. A tal punto que refinanció masivamente y sin intereses cientos de miles de préstamos y flexibilizó las condiciones de pago a quienes lo necesitaron.

En resumen, la banca local se transformó durante las últimas décadas, manteniendo siempre la vocación de servir a las personas y a las empresas, ayudándoles a cumplir sus metas.

En un mundo tan cambiante como el de hoy, ¿cuáles son los principales desafíos estratégicos que tiene el negocio de Scotiabank en el largo plazo?

El desafío de largo plazo para Scotiabank es seguir acompañando a las personas siendo su socio financiero preferido a la hora de darle alas y ayudarlas a cumplir sus sueños. Esto puede ir desde la puesta en marcha de un negocio a la compra de un electrodoméstico, pasando por un viaje o un almuerzo. No importa qué ni cómo, nosotros queremos seguir estando allí, a su lado.

Sabemos que la forma, seguramente, va a ser diferente, que los medios de pago seguirán evolucionando, que los clientes seguirán pidiéndonos soluciones cada vez más simples y ágiles, que no esperarán por nosotros, sino que tendrán la expectativa de que allí estaremos cuando nos necesiten.

Nuestro principal desafío, entonces, es seguir siendo relevantes, útiles y preferidos por las personas al seguir ofreciéndoles un servicio que consideren valioso. En eso estamos trabajando cada día.

Más allá del negocio, ¿cómo ve preparado al país para ser el soporte de esos desafíos que tiene el banco?

En cada uno de los países en los que opera, Scotiabank lleva adelante su negocio en base a la realidad y las reglas de juego existentes, y no basa su estrategia en eventuales cambios de las mismas. Precisamente al desembarcar en Uruguay, hace ya más de una década, el banco reconoció al país por su estabilidad macroeconómica, su desarrollo social, el buen clima de negocios y la confianza en que Uruguay y su gente sigan desarrollándose positivamente.

Por el tamaño de su mercado interno es evidente que un mayor desarrollo deberá estar traccionado por un mayor volumen de exportaciones de productos y servicios. Allí se juega el gran partido Uruguay. Así que todo lo que se haga que favorezca ese comercio será muy bienvenido. Por poner un ejemplo reciente, el “unicornio” tecnológico de origen argentino Globant acaba de ampliar sus oficinas en Uruguay, llevando su dotación a más de 1.000 empleados. Esto no es ciencia ficción, sino que muestra la capacidad del país para atraer inversiones de calidad que generan empleo local para la exportación de servicios.

Ahora, ¿cuál es el cuello de botella al que debería atender el país para seguir construyendo su desarrollo? El talento. Uruguay tiene un problema en materia educativa ya diagnosticado y que debe encauzar para poder seguir desarrollándose. Confiamos en que así sea y por eso desde Scotiabank contribuimos fuertemente con distintas iniciativas educativas.  

¿Qué se necesita y hoy no está vigente en materia de regulación para avanzar en estos desafíos?

No podemos poner a la regulación como excusa para detenernos. Más allá de detalles que podemos conversar los bancos con el regulador o, mirando más allá del sector, trabas de distinto tipo que puedan existir y que, de hecho, su desmantelamiento podrían favorecer el desarrollo, lo realmente clave para el país es ponerse objetivos claros, tener un plan y ejecutarlo con convicción y dedicación. Esto es fácil de decir pero no tanto de definir. Ahora, cuando lo hacemos y trabajamos a conciencia, sólo queda esperar buenos resultados.