Un año increíblemente bueno para el oro tiene su explicación: las tasas de interés, las expectativas sobre éstas y el pánico visto en el mercado en marzo pasado. Repasamos, a continuación, un flash sobre la historia del oro y lo ocurrido en 2020
Por: Cr. Carlos Saccone | @carlossaccone
La historia conocida del oro se remonta a épocas tan lejanas como el 3.600 A.C. cuando los egipcios se convirtieran en la primera civilización conocida en fundir piezas para separar el metal y construir las primeras joyas de oro. El oro ha sabido mantener su poder adquisitivo desde el Siglo XIV, mientras que el poder adquisitivo del dólar y otras monedas se han erosionado con el paso de los años. Mucho más cercano a nuestros tiempos, en el año 1717, Inglaterra fijaría el valor de su moneda en 77 chelines por onza de oro, mientras que a partir del año 1848 tomaría lugar la mayor “fiebre del oro” de la historia en California, Estados Unidos, cuando más de 40.000 exploradores de diversas partes del mundo acudieran a aquel Estado para intentar hacerse de su parte. Durante el Siglo XIX y parte del Siglo XX varias experiencias de fijación del valor de la moneda al patrón oro tomarían lugar. En particular, poco tiempo antes de finalizar la Segunda Guerra Mundial, a partir del acuerdo implementado entre 44 de los países aliados en el Hotel Mount Washington, en el Estado de New Hampshire -en la localidad de Bretton Woods-, cuando se acordó fijar el valor del oro en US$ 35 la onza.
En 1971 los Estados Unidos dieron por terminado la convertibilidad del dólar al oro. Como resultado, el conocido como “acuerdo de Bretton Woods” terminó oficialmente y el dólar se volvió una moneda respaldada únicamente por la promesa de su gobierno y la confianza que se le tiene.
A partir del aquel momento el oro se revalorizó (o el dólar se depreció), pasando en pocos años a multiplicar por cinco su valor -a fines de 1974 ya costaba más de US$ 180 la onza-.
En 1999, 15 de los principales bancos centrales del mundo acordaron en que el oro permanecerá como una parte “significativa” de sus reservas en el futuro a través del “Primer Acuerdo sobre el Oro de Bancos Centrales”.
En definitiva, el oro ha sido apreciado y demandado a través de la historia como metal precioso para acuñar monedas, fabricación de joyas y otros usos industriales. Los estándares con el oro como referencia han sido los más comunes para el diseño de políticas monetarias antes de ser suplantados por los tipos de cambio flotantes.
Este año ha sido un gran año para el oro, como se aprecia en el gráfico, volviendo en términos reales casi a su cotización de unos 10 años atrás
Sin embargo, al analizar la evolución de su cotización en términos reales, o sea descontando el efecto de la inflación, vemos que aún no ha alcanzado el máximo de inicio del año 1980. El gráfico que refleja el precio del oro en términos reales desde 1961 nos es útil para recordar la importancia de diversificar nuestras inversiones, en virtud de lo cambiante de los precios y volatilidad en los mercados financieros.
Las actuales condiciones auguran un futuro de relativa estabilidad en la cotización del oro. El metal tiene una correlación inversa muy fuerte con las expectativas de evolución en las tasas de interés en dólares, pero éstas lucen estables por un par de años al menos. Podrán, naturalmente, existir excesos al alza o a la baja en el muy corto plazo que presenten oportunidades para los especuladores, pero la tendencia de mediano plazo en este momento está bastante clara. No sería extraño ver al oro manteniéndose en estos niveles entre US$ 1.800 y US$ 2.000 la onza un par de años más, al haber incorporado, luego de fuertes alzas, las consecuencias del Covid-19 de corto y mediano plazo.
En la crisis financiera de 2008 se produjeron un par de factores que fueron determinantes, como la falta de confianza en el sistema y, por ende, en las monedas; y además, inexistencia de retornos. Esta conjunción llevó a una abrupta apreciación del metal. En los últimos meses lo que sucedió fue que hubo un aumento violento de la incertidumbre y un desplome en las tasas y en las expectativas de tasas.
Sin embargo, ya hemos experimentado otro momento en el cual el oro tuvo una importantísima y rápida apreciación. El oro subió muchísimo cuando la inflación muy alta en Estados Unidos hacía perder poder adquisitivo del dólar. El oro era demandado gracias a su valor intrínseco que hacía pensar en un refugio de valor. Algunos analistas imaginan una inflación elevada por el exceso de circulante en Estados Unidos, para luego caer abruptamente, una vez más en caso que se produzca una suba dramática en la tasa de política monetaria. No parece ser el caso en nuestro horizonte relevante.
¿Cómo invertir en oro sin comprar el metal físico?
Si usted tiene interés en invertir en oro -por más que, como explicamos, el upside luce limitado- puede hacerlo a través de ETF. El ETF es la sigla de “Exchange Traded Fund”. En este caso, lo que hacen las compañías que emiten ETFs es comprar oro físico, depositarlo en su custodia y emitir “participaciones”. Uno de los más conocidos es aquel con ticket identificador “GLD” (búsquelo así en Google). Otro, un poco menos conocido, es el “IAU”, emitido por la compañía Black Rock. El objetivo de ambos es nada más ni nada menos que replicar la evolución de la cotización del oro, luego de costos internos. El costo que carga IAU es 0.25% anual, mientras que GLD es 0.40%. Tienen liquidez diaria y se pueden comprar y vender fácilmente desde Uruguay.