Nubes sobre Argentina

Una historia de 70 años

De acuerdo a José Luis Espert, Argentina no ha cambiado demasiado desde que asumió Mauricio Macri. Las características fundamentales que han estado presentes en el país hermano en los últimos 70 años se mantienen en su esencia. Si bien los diagnósticos que se hacen públicos por parte de las autoridades parecen ser acertados, más allá de las intenciones, veamos algunos de los resultados de sus acciones, particularmente del mercado financiero, con la mirada puesta en las próximas elecciones parlamentarias.

Por Carlos Saccone | @carlossaccone

El voraz apetito financiero que despertó el cambio político y la normalización institucional y financiera hace casi dos años en Argentina parece estar llegando a un punto de inflexión.

Recodemos que Argentina pasó de tener un tipo de cambio administrado a un tipo de cambio libre en unos días (diciembre de 2015), y comenzó a normalizar sus relaciones comerciales con el mundo exterior, entre lo que se destaca la salida del default luego de llegar a un acuerdo con fondos de cobertura de Estados Unidos.

Lo que no hizo Argentina fue reducir su déficit fiscal.  Esto es, el Estado argentino siguió gastando mucho más de lo que recauda.  Obviamente, existe una pesada herencia de la gestión anterior, muy difícil de desmantelar, debido al costo político de corto plazo. ¿Cómo lo hace? ¿Cómo hizo el país para comenzar a normalizarse? ¿Cómo hace en la actualidad?

Ultimas EMISIONES BONOS Globales US$ ARGENTINA 2016-2017

(No incluye otras monedas ni Letras, ni bonos de Provincias y corporativos)

Tasa                    Vto.  Millones de US$ emitidos

6.25%                           2019           US$ 2.750

6.875%                         2021           US$ 4.500

5.625%                          2022          US$ 3.250

7.50%                            2026          US$ 6.500

7.125%                          2036          US$ 1.750

7.625%                         2046          US$ 2.750

7.125%                         2117          US$ 2.750

Lo que ha hecho es endeudarse en el mercado internacional (y también en el doméstico), y mucho. Recientemente informó a la Securities Exchange Commissionde Estados Unidos que volvería al mercado de bonos soberanos con un programa de US$ 12.500 millones en nuevas emisiones. Parte del voraz apetito desde el exterior ha sido aprovechado por el gobierno del vecino país volviendo al mercado global de bonos, con un éxito fabuloso.  Emisiones demandadas varias veces su intención de colocación, mejora de la calidad del crédito post salida de default, un exitoso plan de amnistía fiscal para aquellos con activos no declarados que involucró un flujo de dinero hacia Argentina dados ciertos beneficios fiscales y hasta la emisión de un bono a 100 años de plazo, son prueba de ello. El “century bond” había sido colocado solamente por México y la compañía Petrobras en América Latina.  Lejos de ser los primeros, otras empresas y estados ya lo habían hecho en el pasado. Tal vez casualidad, tal vez no. Pero el momento de la emisión del bono ‘centenario Argentina’ comenzó a perder vigor.

Al día siguiente, una medida descontada por el mercado como era la reclasificación del mercado de acciones desde “mercado de frontera” a “mercado emergente” por parte del banco Morgan Stanley no ocurrió y se hizo sentir en la bolsa porteña, que bajó varios puntos, aunque días después comenzaría a recuperar. Esta recategorización hubiera sido muy importante para Argentina dado que aquel apetito se estaba produciendo en el mercado de acciones con los ojos puestos en esta medida. Ahora las perspectivas quedan para el próximo año. Morgan Stanley en su comunicado indicó que “necesita más evidencia que las medidas que se están implementando tendrán sostenibilidad de mediano plazo”. Algo que hace absoluto sentido ante las inminentes elecciones parlamentarias. En particular, con la postulación de la expresidente Cristina Fernández, quien no es vista con los mejores ojos por parte de protagonistas del mercado y es en base a esto que se ha “dado vuelta” tanto el mercado de bonos como el mercado de FX, aunque bastante menos el mercado de acciones.

En los últimos días el dólar en Argentina alcanzó su máximo (nominal), con algunos de los principales economistas y analistas de la vecina orilla “alarmados” (¿?) por la rápida depreciación del peso argentino (ARS). ¡Es que el ARS debió alcanzar esos niveles hace tiempo…si se pudiera elegir! Con sabiduría, el presidente Mauricio Macri le restó importancia a la evolución del tipo de cambio, tal como tampoco lo había mencionado cuando su moneda estaba evidentemente apreciada en exceso en comparación con la inflación. También, con sabiduría, anunció que lo importante es “contener la inflación” y que en un régimen de libertad, el tipo de cambio fluctúa.¿Será esto el principio del fin de uno de los “carrytrades” hasta ahora más atractivos del mundo? Tasas de más de 25% o 30%, tipo de cambio estable o en caída, era el sueño de cualquier inversor en dólares. Con el foco mucho más en la inflación y la estabilidad de largo plazo esto, inevitablemente, en algún momento comenzará a moldear otro tipo de expectativas, por más que quizás en esta oportunidad la reciente volatilidad cambiara sea por las “razones que no nos gustan” (esto es, temor en el mercado ante la posibilidad de que Cristina Fernández acceda al Senado).

El dólar en Argentina cerró a 13 pesos el 31 de diciembre de 2015.  Si le aplicamos la inflación ocurrida en 2016, el año pasado debería haber cerrado a 17.70 para mantener el tipo de cambio real. Sin embargo, recién a mitad de 2017 llega a 17 pesos, más allá que sea por las razones equivocadas.

Es que parte del problema es, en realidad, que el dólar es la moneda del mundo, pero su evolución gobernada por las circunstancias y las autoridades de un país. En este marco es crucial el desempeño económico relativo de Estados Unidos, la evolución de las tasas de interés de aquel mercado y las decisiones que tomen las autoridades, en particular las de la Reserva Federal.

Parte de la relevancia de estas elecciones tiene que ver con que las tres elecciones anteriores  -en 2015, 2013 y 2011-, fueron buenos indicadores de cómo serían las respectivas performances en las elecciones generales, ahora esperadas en octubre de 2019.

Volviendo al mercado de bonos globales, éstos han gozado de una gran demanda, impulsados por dos factores:

  • Las promesas (y los hechos) de un sistema más “amigable” hacia la libertad y mejores condiciones del mercado por parte de la administración Macri.
  • El plan de amnistía fiscal que impulsó la demanda de títulos argentinos por parte de sus ciudadanos en función de las exoneraciones fiscales por su tenencia.

También es cierto que este ciclo, para ser saludable y sostenible en el mediano y largo plazo debería, más temprano que tarde, detenerse. Es probable que Argentina continúe creciendo durante un tiempo más, pero está construyendo la base de sus propias dificultades futuras, si no aborda, por ejemplo, su fabuloso déficit fiscal, que viene financiando con bonos globales.

Argentina debería concentrar sus esfuerzos ahora en reducir sus desequilibrios internos, si es que realmente quiere terminar con el ciclo de “crisis-rebote-recuperación” observado en el país hermano durante los últimos 70 años y muy bien descrito por José Luis Espert en su reciente visita a Montevideo. Si bien la tormenta puede comenzar dentro de varios años, se empiezan a ver algunas nubes. Sería bueno trabajar para despejarlas.