En materia presupuestal, “llegamos a más de 115.000 empresas en este período contra 30.000 del período anterior”

Carmen Sánchez, presidenta de la Agencia Nacional de Desarrollo (ANDE)

Cuando al calendario le quedan los últimos casilleros por tachar y la zafra anual comienza a moverse, la palabra de la presidenta de la Agencia Nacional de Desarrollo (ANDE) sirve como faro para conocer a profundidad la situación de las micro, pequeñas y medianas empresas (mypimes) y qué se puede esperar del momento del año donde más se compra. Sobre este aspecto, Carmen Sánchez, en entrevista con CRÓNICAS, destacó la importancia de este momento para aquellas empresas que más padecen temas coyunturales como la sequía y la diferencia cambiaria con Argentina, y resaltó que la actual administración “ha puesto la política de mipymes” como “centro de la política económica”.

-¿Qué expectativas tiene de cara a la zafra anual de muchas empresas como lo es el cierre de año?

-Se aproxima una zafra importante para todas las empresas, sobre todo para las micro y pequeñas empresas, que son las más afectadas por todo lo que se vive, como también lo fueron durante la pandemia, con las consecuencias de la sequía, que fundamentalmente afectó al sector agropecuario, pero que tuvo un derrame en todo el consumo. Entonces, en este contexto, esta zafra es una oportunidad donde apuntamos a la compra con conciencia, en pensar desde el punto de vista del consumidor en el momento de hacer una compra y hacer foco en quién es el beneficiario de esa compra y qué hay detrás del producto que se adquiere. También pensamos en las oportunidades que generan estas empresas, en los puestos de trabajo y lo que representan para la economía del país. Es una época que estamos mirando con expectativas, para que los emprendedores puedan repuntar, tener mejores indicadores y finalmente consolidar las ventas. Por otro lado, considero que estamos hablando de un sector que siempre sufre las primeras consecuencias de cualquier shock negativo, porque tienen una estructura financiera pequeña que no les permite tener previsiones para poder desarrollarse o hacer inversiones a futuro. Son empresas que, en general, son menos competitivas y parte de la tarea que hemos estado haciendo desde ANDE apunta a trabajar la competitividad de la empresa, que justamente la pequeña empresa no tenga resultados solo porque encuentra un buen precio que pueda ofrecer, sino por calidad, por meterse en un nicho y por trabajar en un producto que suele ser diferenciado. Apuntamos a trabajar todos los componentes que hacen a la mejora en la competitividad de las empresas. Un aspecto fundamental en este trabajo es la digitalización, que es algo que hemos trabajado fuertemente en este último año, lo que le permite a la empresa ser más productiva.

-Usted habla de las vulnerabilidades y las características que hacen que la labor de este segmento empresarial sea compleja, pero a su vez, según datos oficiales, el 99% de las empresas del país son mipymes. ¿Considera que esto está contemplado a nivel de la regulación?

-Esta administración ha puesto la política de mipymes como centro de la política económica. De hecho, todas las medidas tomadas durante la pandemia siempre fueron en pos de las micro y pequeñas empresas. Las medianas en nuestro país son de un tamaño mayor, que en general tienen otras formas de sostenerse y otros insumos para subsistir y crecer. Desde la Ley de Urgente Consideración (LUC) se han introducido cambios en la regulación en favor de las empresas, como el Literal E o las exoneraciones de aportes para los emprendedores cuando recién empiezan. En este momento estamos haciendo un repaso de los subsidios que se dieron desde ANDE y llegamos a la conclusión de que se otorgaron más de 45.000 créditos, llegando a cerca de 20.000 empresas, solo con el seguro por cese de actividad que implementamos en ese momento. Realmente hubo una política de incentivo y de apoyo hacia este sector. ANDE, puntualmente, casi que ha triplicado el presupuesto que tenía en años anteriores, desde 2016 hasta 2019, donde el presupuesto había estado en el entorno de los US$ 40 millones y desde el 2020 hasta el 2023 ejecutamos más de US$ 100 millones en nuestro presupuesto. Llegamos a más de 115.000 empresas en este período, contra 30.000 del período anterior. Ha habido una dedicación, y la última medida que se ha tomado de cara a este sector fueron los anuncios realizados por el presidente  Lacalle Pou en marzo, cuando compareció frente a la Asamblea General, donde anunció un paquete de medidas de alivio tributario para pymes, respecto del Literal E, el Impuesto a las Rentas de las Actividades Económicas (IRAE), lo que implica una inversión de US$ 40 millones al año. Entonces, cuando se suman todos los apoyos que se dieron, creo que realmente hubo una decisión deliberada desde el Poder Ejecutivo, con recursos, programas e incentivos específicos para las mipymes.

-En lo que respecta al emprendedurismo, parece que las personas ya no emprenden apuntando a fundar una fábrica y prácticas de esta índole que se daban en el siglo anterior, sino que hoy buscan construir un emprendimiento que funcione a modo de satélite de su empleo de ocho horas y que le proporcione un ingreso extra. A su entender, ¿cuáles son las causas de esto?

-Hemos estado viendo en este último tiempo muchos emprendimientos que tienen que ver con el desarrollo de las tecnologías de la información y todo lo vinculado al software, que muchas veces también empiezan de este modo: con un trabajo fijo y un emprendimiento anexado por fuera. Esto es algo que ha sucedido en las últimas dos décadas; es parte de la literatura mundial lo que son los emprendimientos por necesidad o los emprendimientos por oportunidad. El emprendimiento por necesidad es el que surge en casos como la pandemia, donde la persona se queda sin trabajo y busca algo dentro de lo que sabe hacer, dentro de su oficio, para poder complementar un ingreso o sustituir un ingreso que ya no tiene. Por otro lado, los emprendimientos por oportunidad han empezado a crecer en nuestro país, y esto tiene que ver, más allá de la necesidad de complementar o sustituir un ingreso, a encontrar una oportunidad en el mercado. Son tendencias que se están dando a nivel mundial, y nuestro país no es la excepción. Existe la red Uruguay Emprendedor, que está constituida por 100 instituciones públicas, privadas, nacionales y departamentales, que trabajan en pos del emprendimiento nacional y aportando a la cultura emprendedora. Esta red, que está coordinada desde ANDE, trabaja también en lo que tiene que ver con generar esa cultura de emprendimiento y, a través de la reforma educativa, estamos empezando a trabajar en la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) con docentes que puedan transmitir a los estudiantes esta actitud emprendedora, que no necesariamente tiene que ver con poner un negocio, sino con tener una actitud proactiva en la vida en general. Entonces, creo que estas son tendencias que se están dando a nivel mundial que Uruguay ha acompañado. El ecosistema emprendedor uruguayo es muy fuerte y se ha venido consolidando, lo que ha generado que el emprendedurismo esté hoy en la agenda. 

-El spot publicitario de ANDE sobre la economía circular tuvo cierta repercusión en la palestra pública y varias voces se manifestaron en contra. ¿Qué evaluación realiza usted del mismo?

-El spot no pretendía solucionar el comercio de frontera, sería impensable que con un solo spot eso pudiera hacerse. No hay una única medida para solucionar este problema, sino que hay que tomar un conjunto de acciones, que de hecho se han tomado, desde exoneraciones tributarias, programas específicos y aun así la problemática sigue, porque es muy difícil poder atacar esta situación cambiaria. Este es un tema de conciencia personal… Nadie le pide a la persona de bajos ingresos que si tiene una diferencia cambiaria importante del otro lado del río no la aproveche. El punto es, ¿todos necesitan cruzar a Argentina para poder comprar? No estamos hablando del obrero o del empleado que gana una canasta básica que por supuesto le rinde más cruzar. Tampoco uno es ingenuo en este sentido. Estamos pensando en si es necesario cruzar todos los fines de semana y traer terribles surtidos, y más allá del surtido, consumir servicios. Por eso nosotros apelamos a la conciencia. ¿Es necesario cruzar o con mis ingresos puedo apostar al comercio local? Este era el objetivo de la campaña.

-Diversos especialistas han declarado que, a nivel gubernamental, no hay mucho que hacer dado que el principal factor es la situación del país vecino y recientemente ha salido a la luz un proyecto que apunta a limitar la cantidad de uruguayos que viajan a Argentina. ¿Considera que restan cosas por hacer?

-Esto no se soluciona fácilmente, ni con una ni con cinco medidas. Es una situación estructural que es de toda la vida. Hace décadas que tenemos este problema, dependiendo de qué país limítrofe esté mal. Uruguay es un país pequeño donde claramente está muy influenciado por lo que pase en los países limítrofes. Todas las medidas que se puedan implementar ayudan, pero la solución de fondo pasa en un cambio en la situación de Argentina, de la cual nosotros no tenemos influencia como país. Hoy en día lo que podemos hacer es tomar medidas para paliar la situación.


Las evaluaciones de un año marcado por la sequía y la diferencia cambiaria

-¿Qué evaluación realiza de este 2023?

-Fue un año desafiante por diversos temas. Comenzamos el año con una sequía agropecuaria muy importante, que desde ANDE estuvimos trabajando en conjunto con el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) para brindar soluciones a productores agropecuarios con créditos subsidiados y garantizados a través del Sistema de Garantías (SiGa) agropecuario y creo que hemos podido brindar apoyo a muchas empresas. También esta situación compleja de Argentina se sostuvo y desde la agencia hemos podido trabajar en estos temas urgentes, puntuales y coyunturales con medidas y acciones concretas, pero sin apartarnos de lo que tiene que ser nuestro foco, que es trabajar en las debilidades de fondo que tienen las empresas. El poder trabajar la brecha de productividad que tienen las pequeñas empresas también es algo que lo urgente no debería sacarnos de esto, que es lo realmente importante. Hemos trabajado en estos aspectos, resta mucho por hacer aún y seguiremos en 2024 reforzando esta tarea.