Tanto en la vida de cualquier persona como en el ámbito empresarial es necesario plantearse de forma continua objetivos y retos a alcanzar para mejorar y crecer, algo que genera enormes satisfacciones. En el ámbito empresarial, la fijación de objetivos tanto económicos como de negocio es algo elemental.
Aunque siempre se suelen citar objetivos fáciles de reconocer, como alcanzar la rentabilidad económica o un mayor número de beneficios que en ejercicios anteriores, lo cierto es que en el ámbito empresarial existen multitud de objetivos que se pueden fijar y cuyo cumplimiento contribuye de manera positiva al funcionamiento y crecimiento del negocio.
Los objetivos empresariales
Los objetivos de una empresa se pueden definir como los resultados, situaciones o estados que se desea alcanzar en un período de tiempo determinado a través del uso de sus propios recursos y realizando actuaciones predefinidas en un plan director.
A pesar de la importancia que tiene la fijación de objetivos en cualquier empresa, no son pocas las que tiene una situación un tanto caótica y descoordinada, y es que en muchas ocasiones la fijación de objetivos no se hace de forma seria y rigurosa. Los motivos pueden ser el desconocimiento, la falta de tiempo suficiente, la no existencia de medidas de evaluación o no tener claramente definidos los valores de la empresa.
Sea cual sea el caso, es algo que es necesario corregir, y es que la fijación de objetivos en una empresa es algo completamente necesario para su gestión y supervivencia con el paso del tiempo. Pero ¿qué características deben reunir los objetivos a fijar en cualquier empresa?
Características de los objetivos empresariales
El establecimiento de objetivos no es algo sencillo, y es que las empresas son entes complejos en los que la toma de decisiones está repartida entre los diferentes niveles jerárquicos. Todos estos niveles deben ser escuchados y los objetivos que se fijen deben cumplir los siguientes requisitos:
Tipos de objetivos en las empresas
Los objetivos a fijar por las empresas se pueden clasificar teniendo en cuenta múltiples criterios, siendo algunos de los más habituales los que se muestran a continuación:
Según su alcance en el tiempo
Para poder saber si se alcanzan o no los objetivos deben ser definidos en un horizonte temporal determinado. Este horizonte temporal puede dar lugar a objetivos a corto plazo, que son aquellos de plazos inferiores al año; objetivos a medio plazo, para períodos de uno a tres años; y los objetivos a largo plazo, para períodos desde los tres a los cinco años como máximo.
Según su concreción
Según sean más concretos o sean objetivos más genéricos, estos pueden ser clasificados como objetivos generales. Son aquellos que se basan en los valores, la misión y la visión de la empresa y sirven de guía a lo largo del tiempo; y los objetivos específicos, que son los que concretan en cantidad y tiempo los objetivos generales, por lo que también suelen ser denominados metas.
Según la profundidad
Según el nivel de profundidad que adquieran, los objetivos pueden ser denominados como:
Según la forma de medirlos
En este caso podemos hablar de dos tipos de objetivos: los objetivos cuantitativos y los objetivos cualitativos. Los primeros son siempre a corto plazo y sirven para mejorar los resultados económicos de la empresa y son cuantificables de alguna forma. Por otra parte, los objetivos cualitativos son a medio o largo plazo y buscan mejorar la posición de la empresa en el mercado en el que opera.
Como se puede observar, la fijación de objetivos es fundamental para el correcto funcionamiento de una empresa, y es que si no se tienen claramente definidos, la empresa irá sin rumbo y las decisiones se tomarán de forma arbitraria y con poco fundamento.