-¿Cuál es la situación actual del sector comercio y servicios?
-Nosotros venimos con seis semestres de crecimiento. El segundo trimestre de este año también tuvo crecimiento, pero a valores más pequeños, y estamos notando que se empieza a desacelerar. Venimos descendiendo, no cayendo, que son dos cosas distintas. Hay varias cuestiones que justifican esto. La primera es que nuevamente tenemos problemas de precios con la frontera, sobre todo con Brasil. El año pasado Argentina parecía que se había arreglado y que se empezaba a estabilizar y a normalizar. Luego del triunfo de Javier Milei en las elecciones de medio término, lo consolida nuevamente y lo ayuda a mantener la estabilidad de sus políticas, lo que es bueno.
-¿Cómo monitorean desde la cámara lo que acontece en Argentina, sobre todo teniendo en cuenta lo que hace a la temporada de verano?
-Con preocupación. El turismo es una de las grandes industrias que tiene Uruguay y en los últimos años se ha preparado. Hoy la oferta turística es buena, principalmente en todas las ciudades de la costa este del país. Sin embargo, la situación de Argentina nos preocupa y creemos que, con el triunfo de Milei, habría una continuidad con la política que está llevando adelante, y eso daría la sensación de que vamos a tener una buena temporada. Eso es bueno para los distintos departamentos que están afectados por la actividad turística y para el país en general. Y lo vemos positivo. El otro motivo es que tenemos un tema de contrabando que nos preocupa seriamente y otro tema importante en la actualidad es que estamos en plena negociación salarial. Las empresas están muy expectantes sobre este tema, porque cualquier cosa que se arregle, posiblemente sea retroactiva. Entonces, hay que esperar a ver qué ocurre con la negociación. Después tuvimos un cambio de gobierno, que siempre genera un proceso de adaptación, que es normal.
-El gobierno, previo al Presupuesto, anunció un paquete de 13 medidas que apuntan a bajar costos y a “desempapelar”, para promover y fomentar el negocio exterior. ¿Cree que había margen para avanzar con otra profundidad en ese camino? ¿Tal vez desarmar en fases la tasa consular?
-No es fácil. Para nosotros la tasa consular es un costo y tiene un principio que es proteccionista. Pero también soy realista y más allá de eso, sé que a través de la tasa consular se recauda mucho y sería irresponsable pedirle al Estado que la elimine, por distintos motivos. Entonces, yo sé que no se va a hacer ahora, porque no se puede.
-Un elemento central en esta discusión, a la hora de avanzar en la idea de bajar costos y desempapelar el Estado, es la necesidad que tiene de recaudar y satisfacer las distintas demandas de la sociedad uruguaya.
-El Estado debe seguir operando, es fundamental que opere. Podemos decir que hay algo que no tiene sentido, pero no se puede borrar de la noche a la mañana. Entonces, es irresponsable pedir que eso pase. Lo que se debe hacer para que seamos más competitivos y eficientes es trabajar en una cantidad de cosas, que son las barreras que frenan.
-¿Cree que en este Presupuesto hizo falta un ímpetu mayor para reducir gastos en aquellos lugares donde se está gastando de forma ineficiente?
-El país tiene un problema de fondos y debe seguir funcionando. Tiene costos que podremos discutirlos, pero pensar que se va a cortar de esa manera es complejo y no es el camino. Quiero que me saquen la tasa consular, por supuesto, pero sé que en la práctica es imposible y no voy a pedir cosas imposibles.
-¿Hacia qué medidas piensa que se puede avanzar en este camino que trazó el gobierno de bajar costos y de desempapelar?
-Tenemos que pensar en el largo plazo. El gobierno ha dado señales para empezar a desburocratizar. Uno puede decir que es poco, mucho, o que falta aún más, pero empezamos por algo. Prefiero tener algo e ir de a poco, porque el que abarca mucho poco aprieta. Es mejor ir consolidando las cosas de a poco. Una empresa que crece, contrata más gente y genera empleo. Y para crecer, se debe tener el mercado y las posibilidades, además de que las condiciones deben estar dadas. Y para ello, debe haber un ambiente favorable para el crecimiento.
-La Ley de Presupuesto se encuentra en tratamiento en el Senado, luego de ser aprobada en general en Diputados. Dadas las preocupaciones que menciona, ¿cree que aún queda margen para manifestar inquietudes y modificar ciertas cuestiones?
-Es difícil, soy franco. En cuanto al mal llamado “IVA Temu”, el gobierno tomó la medida más lógica que se podía tomar. Las compras por franquicias son operaciones que se hacen en Uruguay. Acá se paga IVA por todas las cosas que se consumen y se compran. Yo quiero que saquen los impuestos, pero eso no va a pasar. Lo que nos llamó la atención de la medida del IVA a franquicias, que es una medida justa, son las medidas que no entiendo el por qué, que es el aumento de la franquicia y que se permita fraccionarla. Antes estaba claro que eran tres pedidos de US$ 200. Ahora se van a poder comprar cosas que antes no se permitían, porque el tope es más alto. Aparecen productos que se ven afectados y empiezan a jugar otros productos que antes no estaban.
-¿Cómo observa la cámara los niveles de conflictividad laboral registrados este año?
-Con preocupación. Evidentemente, creo que a nadie le gusta un conflicto laboral. Primero, porque afecta la actividad. Respeto profundamente el derecho de los sindicatos y gremiales a manifestarse como ellos entiendan. Hay que ver cómo se maneja eso y tratar de que afecte lo menos posible. Hace unos días tuvimos un paro en el puerto que afectó seriamente, pero por suerte se llegó a un entendimiento entre las partes. Hubo importadores que manifestaron que contaban con productos que les debían llegar para la temporada de verano, y que a raíz del conflicto en el puerto los van a recibir atrasados. Felicitamos que las partes se hayan puesto de acuerdo, pero son cosas que afectan al país y no podemos decir que no.
-¿Hizo falta una diferenciación por sector y tamaño en la negociación colectiva?
-Sin dudas. Es fundamental que a las empresas se las tome en cuenta por tamaño y lugar geográfico para la negociación colectiva. Acá pasan dos cosas. En la rama, generalmente van a negociar los más grandes y lo que acuerden en la cúpula de la rama, baja y permea para todo el sector, y no todo el sector, aunque esté en la misma rama, puede bancar eso, por su tamaño y por su localización. El gobierno hace unos meses anunció buenas medidas para la política de frontera, donde dice que aquellas empresas que estén en un radio de 60 kilómetros de la frontera, cuando tomen una persona, de aquí a un año tendrán la exoneración de un 75% de los aportes. Pero si voy a esa empresa y le digo que los sueldos base de $ 38.000 tendrán un incremento del salario real que terminará con el 13%, ¿cómo hacen esas empresas? Por un lado, se les da una ventaja, y por otro tiene que pagar, y muchas veces esas empresas no pueden pagar más, porque compiten con empresas de Brasil del otro lado de la frontera.
-¿Ve voluntad de este gobierno de avanzar en las problemáticas que el sector empresarial plantea, en cuanto a costos y trabas?
-Sí. Hay que ajustar muchas cosas, pero creo que sí.
-Avanzar en gran parte de los puntos a los que usted hizo referencia implica pagar costos políticos y hacer frente a los famosos lobbies.
-Creo que se puede hacer y lo debemos hacer. Tenemos cosas muy buenas. Los Consejos de Salarios, por ejemplo, son una buena herramienta. Pero tenemos que mirarlos no solo pensando en salarios, sino también discutiendo el futuro del trabajo. Hoy estamos teniendo un mundo del trabajo que no es el mismo que hace 30 años.
-¿Es uno de los desafíos más grandes que tiene el empresariado adaptarse a las nuevas modalidades de trabajo, ya no tan tradicionales? Hablo de teletrabajo, de flexibilidad horaria y de nuevas formas de relacionarse entre empleado y empleador.
-La flexibilidad horaria es una de las cosas que debemos cambiar. Tenemos que ir hacia una flexibilización del horario de trabajo, que no es lo mismo que la reducción. Pero yo puedo negociar con un trabajador que trabaja ocho horas y que me plantee que un día trabaje 10 y al siguiente seis, o que el viernes se vaya más temprano porque se quiere ir para afuera con amigos. Hoy no se puede, pero eso está bárbaro. O que se hagan horas extra, y que en vez de pagárselas se tome días, que elija. En el cómputo del pago de horas extras, ¿por qué no se puede hacer?
“Hay una valoración un poco injusta en Uruguay sobre el rol del empresario”
-¿Cuál cree que es la imagen que tiene la sociedad uruguaya del empresario?
-Hay una valoración un poco injusta en Uruguay sobre el rol del empresario. Hay empresarios que actúan mal, como en todos los órdenes de la vida, y eso no es la definición de un empresario. Simplemente es una persona que hizo mal las cosas. Ahora, en una empresa te puede ir bien o te puede ir mal. Una cosa es tener malas actitudes, en el sentido de cometer un delito, y otra cosa es que te vaya bien o mal, porque un empresario arriesga. Un empresario arriesga y genera trabajo. Entonces, creo que se lo castiga, porque en Uruguay parece que ganar plata está mal. ¿Por qué no hay más empresarios en el país? Porque no es fácil. El empresario no para, no tiene tiempo. Todos los lunes tiene que levantarse, ir a trabajar y de noche estar pensando cómo hace para pagar los sueldos, además de sustentar a su familia.