Sociedad
La presidenta del LATU destacó el rol de la institución en innovación, productividad y apoyo a las mipymes industriales
Lucila Arboleya: “Las empresas deben preparar a sus equipos con nuevas capacidades y gestionar datos con criterios de calidad y ética”
En diálogo con CRÓNICAS, la presidenta del Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU), Lucila Arboleya, subrayó la importancia del organismo en el desarrollo industrial del país. Resaltó su trabajo conjunto con las empresas -desde grandes exportadoras hasta mipymes- y la articulación con gremiales como la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU). Además, adelantó cómo la inteligencia artificial se integra a los procesos productivos y de investigación.
Fecha de publicación: 14/11/2025
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Lucila Arboleya, presidenta del Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU).
Por:
Redacción

-¿Cuáles son los principales aportes que el LATU hace hoy al sector industrial?

-LATU hoy apoya a las principales industrias del país, desde análisis y ensayos que se hacen diariamente a las empresas de celulosa, a apoyos analíticas, de investigación y buenas prácticas de laboratorio con la industria láctea, el arroz y la cebada. 
También apoyamos a micro y pequeñas empresas industriales. Este año, en el marco de la política de apoyo a las mipymes y en articulación con gremiales empresariales, lanzamos AvanzaMypes, un programa que diseñamos junto con la Cámara de Industrias del Uruguay, en apoyo a los sectores metalmecánico, forestal-maderero y de alimentos. Dentro de esta política también tenemos otro programa con la Unión de Exportadores del Uruguay.

-¿Qué importancia tiene el LATU para el desarrollo de la industria nacional?

El LATU nació hace 60 años como una institución de transferencia y generación de innovación, con una gobernanza que integra al MIEM y a la CIU. Esa cercanía entre políticas públicas e industria asegura respuestas tecnológicas pertinentes.

Además, el LATU ha sido resiliente y adaptable a los cambios de la matriz productiva. Cuando el liderazgo exportador era cuero y textil, teníamos las capacidades para ese foco; cuando el país incorporó la producción de celulosa, reconvertimos y ampliamos capacidades para acompañar a la industria y a la autoridad pública en el monitoreo ambiental. Esta flexibilidad se apoya en inversiones dirigidas en laboratorios, formación de técnicos, adopción de mejores prácticas internacionales y participación en redes de referencia internacionales, tanto en metrología y el Codex Alimentarius por ejemplo, además de la cooperación con institutos de otros países (como Inmetro en Brasil, INTI en Argentina e INTN en el Mercosur).

-¿Cuál es el aporte del LATU en la mejora de la productividad y la competitividad con las empresas del sector industrial y a través de qué mecanismos se buscan los objetivos?

-La productividad y la competitividad son multicausales. Nuestro aporte es identificar, junto con la empresa, las innovaciones que necesita: dónde están las oportunidades en el ciclo productivo, qué tecnologías incorporar, cuándo y con qué impacto esperado. Por ejemplo, en alimentos, asistimos para extender vida útil y cumplir normativas de acceso a mercados. También apoyamos a usuarios de regímenes industriales como admisión temporaria y drawback. En otros casos trabajamos con sectores para mejorar su capacidad analítica, a través de capacitación de técnicos o mejoras de laboratorios. Esto lo hacemos tanto desde los servicios de nuestros laboratorios como desde nuestra fundación de investigación, desarrollo e innovación, Latitud, que trabaja con demandas reales del sector, y enfocada a cadenas como arroz, granos, lácteos, forestal y bioeconomía.

Otro caso destacado es el Centro Tecnológico del Plástico (CTplas), espacio público- privado fundado por la Asociación Uruguaya de Industrias del Plástico (AUIP), CIU, LATU y la Fundación Julio Ricaldoni. CTplas brinda apoyo técnico y capacitación, impulsa la mejora de procesos, desarrollo de productos con innovación y ecodiseño, y herramientas de gestión como +CIRCULAR, que ayudan a fortalecer la cadena del reciclaje. Cuenta con casi 20 empresas afiliadas, 15 certificadas +Circular, más de 3.000 personas capacitadas, más de 30 proyectos ejecutados en sus 10 años.

-¿Qué impacto cree que tendrá la IA en el entramado industrial en los próximos cinco años?

-Aunque aún faltan mediciones concluyentes, las señales son claras. Las empresas deben evaluar casos de uso que potencien su negocio, preparar a sus equipos con nuevas capacidades y gestionar datos con criterios de calidad y ética. La IA debe verse como oportunidad: automatiza tareas repetitivas, mejora decisiones y libera tiempo para actividades de mayor valor.

-¿Qué capacidades tecnológicas está desarrollando el LATU para acompañar esta revolución digital?

-Incorporamos analítica avanzada e inteligencia artificial (IA) como herramientas de gestión interna para convertir datos en información que agregue valor y mejore procesos.

En segundo lugar, realizamos transferencia tecnológica a nuestros clientes, a través de proyectos de I+D que desarrollamos desde Latitud. Un ejemplo es el convenio con Urupov fruto de una sinergia entre instituciones y el sector privado, donde estamos trabajando en el desarrollo de una herramienta de IA que apunta a optimizar la eficiencia y la productividad en la producción de soja, con potencial de extenderse a otros sectores.

El proyecto busca entrenar un algoritmo que, a través de la teledetección (imágenes satelitales) e información histórica, pueda predecir qué es soja y qué no; y un segundo algoritmo que pueda predecir qué variedad de soja es. A su vez, desarrollamos para Inefop la herramienta Futuro+, que busca transformar la orientación laboral en Uruguay a través de la inteligencia artificial.

 

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