Entrevista
Pablo Moya, economista y socio de Oikos
“Esperábamos alguna política más heterodoxa desde el punto de vista económico en el apoyo a las empresas”
Un 2025 particular, con alto grado de incertidumbre a nivel doméstico e internacional, plantean que Uruguay puede tener oportunidades en el acceso a distintos mercados, a raíz de las dificultades económicas y financieras que puedan padecer ciertos países. Así lo explicó el economista Pablo Moya en entrevista con CRÓNICAS, quien además destacó que los agentes esperaban de este gobierno un efecto de “empuje” y medidas de apoyo a la economía y a las empresas, algo que “no ocurrió” hasta el momento.
Fecha de publicación: 28/11/2025
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Redacción

-En un año marcado por el cambio de gobierno y las tensiones geopolíticas que derivaron en un impacto en el comercio internacional, ¿cómo evalúa este 2025 en materia económica?

-Fue un año sumamente particular. El 2025 tuvo un contexto con mucha incertidumbre, tanto a nivel doméstico como internacional. Fue un año muy particular, donde las expectativas de los agentes se vieron estresadas por un escenario donde todos se cuestionaban cómo podía impactar en el país. Claramente el tema de la guerra generó una distorsión en el campo geopolítico y comercial, con respuestas que se dieron principalmente por la asunción de Donald Trump y por cómo se posicionó en el tablero geopolítico, que es algo que nos repercute directamente. A su vez, el cambio de gobierno, como siempre, generó la incógnita de hacia dónde se irá, qué se implementará y cuáles serán los cambios venideros. En ese sentido, fue un año donde los agentes nos quedamos expectantes y esperando qué podía pasar. En el campo exterior, salvo factores puntuales y por fuera de los movimientos geopolíticos y el tema de la guerra, fueron todos factores negativos. El tema arancelario nos pega de forma negativa, como también la suba de precios. En definitiva, hemos tenido vientos de frente, en lugar de vientos de cola y ese viento de cola que se ha tenido ha sido por otros motivos, pero no por el movimiento de fichas de las grandes potencias. 

-¿Ve oportunidades para Uruguay en este contexto internacional con incertidumbre, donde hay países con mayor inestabilidad?

-Lo positivo de todo este movimiento es que otros países han tenido una posición más endeble desde el punto de vista económico-financiero, lo que permite que Uruguay continúe accediendo a distintos mercados con tasas bajas y siga siendo reconocido como un país estable política e institucionalmente. Si bien las perspectivas macro no son las mejores, en términos comparados quizá tengan algún destaque. La gestión de deuda y cómo accedemos al mercado de deuda es un aspecto positivo.

-¿Cómo reaccionó el mercado a lo presentado en la Ley de Presupuesto, respecto a las principales modificaciones impositivas incluidas en el texto?

-En términos generales, creo que los agentes esperaban algún efecto de empuje o medidas de apoyo a la economía que no se visualizan concretamente. Eso es lo que se percibe de las conversaciones con los empresarios y lo que se visualiza en lo que se va a materializar. Es una Ley de Presupuesto que es muy acotada en gasto, con un margen reducido para incrementarlo, porque después surgió que las previsiones de cómo iba a cerrar el año fueron modificadas. Ahí, el gobierno entendió que había algún margen para hacer algo que, en definitiva, no lo va a poder hacer. No obstante, creo que el contexto actual y las prioridades que ha marcado el gobierno tampoco permitían ser demasiado optimistas, puntualmente en la política de gobierno y en el incremento de gasto y de inversiones. Quizás algunos analistas esperábamos alguna política más heterodoxa desde el punto de vista económico en cuanto al apoyo a las empresas, que realmente no se está viendo.

-¿Hizo falta un mayor ímpetu en la reducción de gastos? ¿Había mayor margen para incrementar la eficiencia de los recursos?

-Creo que el gobierno ha dado señales que con luces largas se pueden compartir, pero la realidad actual muestra que Uruguay cae fuera de foco. Uno puede entender que debe haber gravámenes sobre las importaciones indiscriminadas del exterior, es una medida celebrada por los productores locales y los comercios e incorporar esos gravámenes es algo correcto. Ahora, subir la cantidad de compras que se pueden hacer en el exterior, va en la medida contraria. Está bien la apertura de la economía, pero debe estar en el contexto de saber y conocer la realidad. Una apertura indiscriminada de la economía como el decreto de fronteras para la compra de ciertos artículos, si bien genera la baja de los precios para ciertas localidades, también es materializar el contrabando que hoy existe. Si a las industrias les era difícil producir y llegar hasta estos puntos de la frontera, olvidémonos ahora. El gobierno tiene el afán de reducir la canasta de bienes, pero le erra en el camino porque piensa que es un factor solo de precios, cuando existen otros factores, como monopolios, oligopolios y segmentaciones. No es una medida tan sencilla de aplicación, porque lo que puede generar son efectos nocivos sobre la producción local. Estoy de acuerdo y soy promercado y a favor de abrir las fronteras y la competencia, pero en igualdad de condiciones. Hay medidas concretas que pueden estar bien desde el punto de vista filosófico, pero en la práctica, el gobierno está errándole en el camino. En resumen, de un ministro de Economía con un conocimiento cercano de muchos años de la realidad de las empresas, esperábamos que pudiera materializar las demandas del empresariado, que no son más que estas que detallo. En muchos casos no generan renuncias fiscales para el Estado, sino que apuntan a hacerlo más eficiente, abordando la duplicación de controles, registros departamentales que se sobreponen o costos de servicios públicos que están en exceso, entre otros.

-Esta administración del Banco Central del Uruguay (BCU) decidió mantener una línea de trabajo similar a la del anterior quinquenio, siendo hasta más ambicioso en fijar una expectativa de inflación específica. ¿Esto es algo positivo, teniendo en cuenta el panorama que presenta la situación del dólar a nivel internacional?

-La continuidad de la línea de esta administración ha marcado, no explícitamente, la continuidad de una política de Estado. La mayoría estamos de acuerdo en que la estabilidad de la moneda, el descenso de los precios y cumplir con los objetivos trazados, son indicadores de una política monetaria sana del BCU. Es muy sano que los presidentes de estos entes, en cada instancia, refuercen ese compromiso para una mejor comunicación para con el resto de la sociedad. Pero no por eso los presidentes deberían creer que, solo con anuncios y de la noche a la mañana, los cambios van a operar por sí solos. Es un tema de educación. Es verdad que la inflación ha estado en los últimos meses dentro del rango meta, pero tampoco es que lo estuvo durante todo el período de gobierno pasado. Y es un período de tiempo relativamente corto como para que los uruguayos, que son por naturaleza bastante conservadores, puedan entender que esto es un cambio como para empezar a ahorrar en otra moneda que no sea el dólar. Entiendo que, si se tiene la expectativa de que el dólar continúe debilitado, que ya lo ha estado en el pasado, la evaluación de rentabilidades va a dar mejor en pesos que en dólares. Pero para mucha gente el 2002 todavía es un recuerdo bastante presente. Uno no vive mirando el pasado, pero sí se toma como referencia y lamentablemente hay una Argentina continuamente bombardeando Uruguay con la mirada del dólar.

“Era claro que Argentina debía empezar a enderezar el rumbo económico para insertarse al mundo”

-Luego de las elecciones de medio término en Argentina, pareciera que las políticas llevadas adelante por el gobierno de Javier Milei tienen lugar para seguir asentándose, con el avance que esto le otorga al oficialismo a nivel parlamentario. Para esta temporada de verano se proyecta una mayor estabilidad por parte del país vecino, lo que sería una buena señal, pero, ¿qué muestra Argentina, más allá de la temporada, teniendo en cuenta su impacto en la economía uruguaya?

-Pensar el largo plazo en Argentina es un concepto complejo. Argentina vive de elección en elección y con cambios que van desde demorar férreamente la economía con restricciones, hasta intentar abrirla lo más que se pueda. Es muy difícil imaginar que, si el gobierno continúa con esa forma de hacer política, pueda obtener consensos estables. Tal vez pueda obtener consensos coyunturales que le permitan aprobar ciertos cambios, pero obtener cambios de paradigma como están planteados y como tiene en agenda Javier Milei, es bastante difícil. Y, además de todo eso, tiene un entramado político y un sistema de elecciones muy complejo, porque cada dos años se deben renovar las bancas. Le puede ir bien en una elección, pero si en una provincia pierde, el mapa político se modifica. Creo que Milei trajo un cambio necesario en el rumbo político en Argentina, quizá no con el discurso y las medidas que ha implementado en muchos aspectos, que han sido en contra del sentido común, pero era claro que Argentina debía empezar a enderezar el rumbo económico para insertarse al mundo, porque estaba por fuera de la lógica global. Ahora, de la forma en que lo hace, genera bastante distorsión en los temas económicos. Creo que esa incertidumbre genera interrogantes para el caso de Uruguay y ya lo hemos visto. Pasamos de estar sumamente caros a estar igualados, con proyección de pasar a estar baratos.

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Pablo Moya
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