-Esta semana la oposición interpeló a la ministra de Salud Pública Cristina Lustemberg por la situación de Álvaro Danza y usted será interpelado el 16 de diciembre, por la resolución de la Junta de Transparencia y Ética Pública (Jutep), organismo que depende del ministerio que usted lidera, que estableció que no existe incompatibilidad en que Danza sea presidente de ASSE y ejerce como médico en mutualistas privadas. ¿Cómo analiza esta situación?
-La interpelación es una herramienta legítima, que se está utilizando de forma exacerbada, porque llevamos muy pocos meses de gobierno y no ha existido una tregua con el gobierno electo. Son opciones que yo no comparto, pero es la herramienta que ha elegido la oposición, entre otras. Hay un 80% más de pedidos de informes hechos por esta oposición, comparado a cuando nosotros lo éramos, medido en el mismo período de tiempo, lo que es un indicador del tono que se le ha querido dar al rol de oposición.
-¿Entiende que, en su caso, no ameritaba una interpelación?
-Hay herramientas que esta oposición no utiliza. Son casi nulos los diálogos directos o las vías políticas directas para allanar diferencias y para no llevar al campo de la confrontación todas las diferencias. Cuando se pone lo grande, lo chico y lo mediano en el mismo tono, creo que se comete un error, porque a la larga, el desgaste lo sufrimos todos.
-¿Mantener a Danza en su cargo fue una decisión del Frente Amplio para no asumir una derrota política?
-Soy ajeno al tema, lo he seguido con atención como parte de esta administración, pero entiendo que hubo fundamentos políticos y jurídicos a la hora de defender la posición del gobierno de mantener a Danza en su cargo. Se podrá acordar o discrepar, pero creo que la esencia no pasa por ese lugar. Cuando los políticos ingresan en un campo que resulta ser propio, y ajeno a la sociedad, pierden distancia y referencia respecto de los problemas reales. Creo que, en realidad, a nosotros nos tiene que ocupar los problemas que tiene la sociedad en salud y las respuestas que se dan y que se intentan dar. La visión va por ese lado y no vamos a perder el eje en cuanto a las prioridades.
-¿Y cuál es su argumento para defender el accionar de la Jutep, que estableció que no existía incompatibilidad en el caso de Danza, pero que también distintos informes internos señalaron que hubo irregularidades?
-Yo lo digo al revés. ¿Cuál es el argumento de la oposición para citarme a una interpelación? Yo no lo encuentro fácil. Desde mi rol institucional, tengo la tutela administrativa de la Jutep, al igual que en la Fiscalía, y yo no ingreso en las decisiones de estos organismos. Por lo tanto, el por qué se acciona, es una decisión de ellos, no mía.
-Más allá de la aclaración de que no hubo injerencia de su parte, la resolución la estableció un organismo como la Jutep, integrado por dos directores oficialistas y uno opositor. ¿No es irrisorio pensar que la decisión no haya tenido tintes políticos?
-Las conclusiones van de cada quién. Esta integración de la Jutep fue definida por el sistema político desde siempre. El tema es que cuando toma decisiones, lo hace en cuanto tiene potestades e independencia para hacerlo. Por lo tanto, el punto de vista de los demás es acordar o discrepar, pero respetar la decisión de un órgano de la que, si yo opinara, estaría generando una interferencia, que nunca tuve ni con la Fiscalía ni con la Jutep.
-Recientemente, Ricardo Gil Iribarne, que presidió anteriormente el organismo, dijo en entrevista con La Diaria Radio que la Jutep estaba "desprestigiada". ¿Qué opina de esas declaraciones? ¿Se plantea la posibilidad de modificar la cuotificación del organismo?
-Podemos pensar a la Jutep y a otros órganos desde ese punto de vista, pero no me parece que se tenga que pensar las respuestas a la carta, y que, a partir de una situación puntual, se genere una modificación estructural. Si se va a hacer algo, debe ser pensado hacia un próximo gobierno, para que, quien asuma, lo haga con reglas de juego distintas, pero consensuadas. Hacerlo hoy supondría tomar una postura en consecuencia de un dictamen y me parece que, si genuinamente queremos ir hacia eso que se dice, se debe hacer más allá de las acciones que haya tomado esta Jutep o la anterior, que o por acción u omisión, nosotros tuvimos discrepancias con las decisiones, pero nunca cuestionamos al órgano ni a las personas. Podía haber discrepancias sobre los fallos, pero de ahí a cuestionar con tinte institucional las cosas hay una distancia muy importante.
-En lo que refiere a la educación, recientemente se aprobó en el Senado una reasignación de $ 180 millones para la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP). ¿Cuál es el panorama presupuestal para la educación, en comparación con lo presentado en la exposición de motivos de la Ley de Presupuesto en agosto de este año?
-Es superior, hay que esperar a que termine la discusión y hacer números. Lo que es claro es que la asignación presupuestal de este período es superior al anterior, en términos generales. La base es lo ejecutado en el último año, que fue un año electoral, donde habitualmente los gobiernos ejecutan más. A eso se le asignaron US$ 140 millones más. Obviamente hay un contexto donde el panorama de déficit fiscal es distinto a lo que se nos anunció cuando se elaboraron las propuestas en campaña. Por lo tanto, en esta instancia, para nosotros la clave es no fallar en las prioridades que le habíamos prometido a la sociedad. Y las prioridades en el presupuesto son salud, educación, seguridad y vivienda. Creo que estamos lejos de la meta que nos habíamos propuesto en educación, pero también estamos más altos de lo que asignó el gobierno anterior.
-¿Qué ocurre con el 6+1?
-Es una aspiración que tuvo un límite en el contexto fiscal en el que está el país, que nos generó estar más lejos de lo que quisiéramos de ese objetivo.
-¿Es más una quimera que un objetivo alcanzable con el panorama fiscal actual?
-En el corto plazo no es posible, por las razones que acabo de decir. Creo que lo que debemos mirar con un grado de justicia es que los gobiernos del Frente Amplio (FA) han mejorado los aportes y han invertido más en educación, en cultura, en vivienda, en niñez y en políticas sociales que los gobiernos de derecha. Ese es un dato de la realidad.
-¿Cómo ha sido el intercambio con sindicatos y gremiales de maestros y profesores?
-Desde mi lugar, ha sido bueno en general. Yo respeto la independencia de los sindicatos y la reclamo para el gobierno.
-¿Cree que los sindicatos, tanto en la educación como en otros sectores, sienten mayor libertad a la hora de reclamarle a un gobierno de izquierda?
-Si. Pero, además, a un gobierno de izquierda se le reclama sensibilidad y respuestas que no se le exigen a uno de derecha. Y eso es parte de lo que sucede. Será por las expectativas, pero sucede.
-¿Y eso es una incomodidad a la hora de gobernar?
-Digamos que un poco derriba el mito de algún tipo de connivencia entre el PIT-CNT y el FA, como la derecha ha querido construir. La realidad es más fuerte que el discurso.
-¿Hay tensiones a la interna del Ejecutivo y del partido de gobierno a la hora de abordar ciertos temas en los que hay visiones opuestas o diferentes?
-¿Por ejemplo?
-El impuesto al 1% más rico, las asignaciones presupuestales a los distintos sectores y organismos, o también las posturas al respecto de los resultados de las elecciones de medio término en Argentina, que generaron visiones opuestas a la interna del FA, como quedó evidenciado luego de las declaraciones de Oddone al respecto.
-No. Lo más polémico pudo haber sido el impuesto del 1%, pero lo que sucede es que este gobierno asumió con un compromiso desde lo tributario y lo está cumpliendo. Puede haber motivos de búsqueda de la equidad y justicia, en cuanto a estas iniciativas, pero están fuera de la plataforma que llevó el FA al gobierno.
“Vivimos en una sociedad violenta y es difícil pensar que eso no se traslade a las aulas”
-¿Qué visión se tiene desde el MEC al respecto de la escalada de violencia en distintos barrios de Montevideo, que han derivado en situaciones violentas en distintas escuelas públicas? Una de las situaciones que mayor repercusión generó fue la agresión a una maestra en la escuela 123 de Jardines del Hipódromo.
-Lo primero, preocupación. Segundo, hay que saber que es un fenómeno estructural y civilizatorio y que las respuestas no son lineales, que no salen exclusivamente de la ANEP y que deben tener una mirada multidisciplinaria y de transversalidad de políticas públicas. Y en eso hay un factor que a veces incide, que es el socioeconómico y cultural, pero no siempre es así. No es fácil encontrar previsibilidad en que las cosas sucedan, aunque puedas tener más dificultades de respuesta, dependiendo del contexto donde sucedan los hechos, pero no hay una cuestión mecánica al respecto. Este es un fenómeno estructural. Vivimos en una sociedad violenta y es difícil pensar que eso no se traslade a las aulas o en los centros educativos. Por lo tanto, será un problema muy complejo de resolver, pero que deberá estar en la agenda de prioridades.