Para comenzar, vamos a nombrar algunos de sus datos técnicos y especificaciones.
Consta de un motor eléctrico que entrega 75 kW, lo que equivale aproximadamente a 102 CV, junto con un torque razonable para su tamaño: 180 Nm. La batería es de 41,9 kWh y anuncian una autonomía de 298 km según el ciclo WLTP, pero hay otra cifra de hasta 360 km según NEDC. En cuanto a dimensiones, mide 4.003 mm de largo, 1.760 mm de ancho y 1.726 mm de alto, con una distancia entre ejes de 2.560 mm. Cuenta con un baúl de 355 litros con los asientos traseros en uso, y puede crecer hasta 916 litros si se abaten los respaldos traseros. El despeje al suelo es de 140 mm, y los ángulos de ataque y salida son 22° y 32°, respectivamente. La batería está refrigerada por líquido, lo cual ayuda a mantener el rendimiento y la vida útil. Tiene modos de recuperación de energía (“recuperación de energía” o “regenerative braking”) con diferentes intensidades (fuerte, normal, débil), lo que permite optimizar la autonomía según el estilo de conducción. Para cargar, se puede usar un cargador doméstico (nivel 1) o un cargador de 7 kW para hacer una carga completa durante la noche.
En lo que respecta al comportamiento en ciudad, el Spark EUV se desenvuelve de maravilla: su tamaño compacto, la entrega instantánea de par del motor eléctrico y el sistema de recuperación de energía hacen que sea muy eficiente para trayectos cortos, tráfico y paradas frecuentes. El sistema ADAS (asistencia avanzada al conductor) me pareció muy útil, porque aporta seguridad adicional, sobre todo cuando se circula por calles con mucho movimiento. La carga regenerativa ayuda bastante: al frenar o al levantar el pie, la batería recupera energía, lo que contribuye a maximizar la autonomía en ciudad.
En cuanto al comportamiento en carretera, considero que puede ser uno de los puntos más débiles. En autopistas o rutas la autonomía real se reduce significativamente, comparado con la autonomía urbana. Esto es algo notorio y que tiene sentido: a mayor velocidad, el consumo de energía crece mucho y al no regenerar energía, la autonomía se reduce sensiblemente. Este tipo de vehículo no está pensado principalmente para viajes largos, sino para desplazamientos diarios dentro de la ciudad. Si lo vas a usar para trayectos interurbanos frecuentes, hay que tener muy en cuenta dónde y cómo vas a cargar.
Analizando la relación calidad-precio, desde mi experiencia y con los datos técnicos, creo que el Spark EUV ofrece una muy buena relación calidad-precio para su segmento: no es un EV premium, pero tampoco un modelo “básico”, tiene suficiente potencia, buen equipamiento y una marca de respaldo. Al tener el respaldo de Chevrolet, se suma la ventaja de contar con una red de servicio más amplia, lo cual da más confianza para el uso diario y el mantenimiento a largo plazo.
Como conclusión, después de probarlo por una semana, puedo decir que el Chevrolet Spark EUV es una excelente opción para uso urbano. Su sistema eléctrico es eficiente, su batería tiene una capacidad razonable para la ciudad, y el conjunto ADAS le da un plus importante en seguridad y confort. No es el auto ideal para hacer viajes largos sin planear muy bien las cargas, pero para moverse día a día por Montevideo o por ciudades similares me parece muy recomendable. Por su relación calidad-precio y su respaldo de marca, lo veo como una apuesta sólida para quienes quieren dar el salto a la movilidad eléctrica sin ir a un modelo demasiado caro o demasiado grande.