En particular, las mayores exigencias sobre los impactos ambientales y sociales, proveniente de mercados, partes interesadas, consumidores y de la regulación, determina ampliar enfoques para la estrategia y las finanzas de las empresas.
Por lo tanto, la sostenibilidad es un asunto clave de las empresas de diferentes actividades y dimensiones a la hora de planificar 2026, por lo que se deberá incluir la consideración de los denominados factores ESG (ambiental, social y de gobernanza) en sus decisiones de inversiones y negocios.
Evaluación integrada de inversiones
Salvo en las instituciones de filantropía, las finanzas tradicionales deciden la realización de una inversión con base en la evaluación de su retorno financiero, pero esta condición necesaria puede no ser suficiente. Como hace años expresaba el Profesor Ricardo Pascale, el objetivo de las empresas sigue siendo generar valor para los propietarios, pero está sujeta a las restricciones con los grupos de interés, como clientes, empleados y comunidad.
Esto determina el concepto de inversiones sostenibles, efectuadas con la intención de generar impacto social o ambiental medible, junto con retorno financiero. Las finanzas tradicionales no consideran los criterios ESG, mientras que las inversiones sostenibles adoptan la evaluación de riesgos ambientales, sociales y de gobernanza, y aprovechan las oportunidades que brindan estos factores.
Las empresas, así como tienen un piso financiero de retorno requerido, comienzan a considerar un piso social y ambiental para las decisiones de inversión. Para ello incorporan métricas de sostenibilidad en la evaluación de proyectos, como consumo de energía, empleo, emisiones de carbono y residuos generados.
La innovación en procesos y productos puede brindar oportunidades para el desarrollo sostenible en sectores como energía, cemento, transporte, agro y en proyectos industriales de economía circular. Además de potenciales ingresos adicionales, esto permitiría reducir consumos de recursos naturales, minimizar residuos, así como optimizar cadenas de valor.
En particular el agro y la agroindustria pueden tener la oportunidad del Fondo Sectorial Innovagro, que promueve proyectos de innovación que incorporen nuevas tecnologías. En la última edición los proyectos innovadores que fueron apoyados correspondieron a riego inteligente, salud animal y economía circular.
La inversión responsable requiere además desarrollar sistemas de monitoreo, medición y reporte de impactos ESG. En este sentido las empresas han incrementado la presentación voluntaria de informes de sostenibilidad, siendo los estándares GRI (Global Reporting Initiative) los más utilizados para medir y reportar los impactos.
Diversificación de financiamiento
Las finanzas sostenibles pueden permitir aumentar la financiación introduciendo fuentes innovadoras, atraer capital y aprovechar los beneficios para proyectos de impacto socio-ambiental positivo. Los financiadores e inversores en forma creciente están haciendo énfasis en los factores de sostenibilidad en sus evaluaciones de riesgo crediticio e inversión en bonos y acciones de empresas.
En ese marco las bolsas realizan lineamientos sobre sostenibilidad para las empresas que emiten valores y los inversores requieren informes de calificadoras de riesgos sobre los criterios ESG.
En la región se han desarrollado los denominados bonos sostenibles, emitidos para financiar actividades relacionadas con el medio ambiente y temas sociales. Éstos son instrumentos regulados por el mercado de capitales, donde el emisor especifica los destinos de los recursos y su compromiso al respecto.
Por su parte, se incrementa en el mundo la denominada Banca sostenible que brinda asistencia financiera considerando la estrategia de sostenibilidad de la empresa, con objetivos vinculados a la tasa del préstamo y exigencia de informar la evolución de los objetivos de sostenibilidad fijados.
También las compensaciones del mercado de carbono pueden contribuir al financiamiento de proyectos de energías renovables, de eficiencia energética, uso del suelo y forestación, entre otros.
En Uruguay está teniendo efecto demostrativo en el sector privado la emisión de años anteriores de bonos soberanos indexados a indicadores de sostenibilidad, con metas respecto a indicadores de desempeño vinculados a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y la conservación del bosque nativo.
Cada vez más las instituciones financieras de nuestro país, tanto públicas como privadas, están desarrollando productos financieros alineados con los criterios ESG y los objetivos de desarrollo sostenible (ODS). En ese sentido brindan financiación a proyectos verdes y de impacto, riego, transporte eléctrico, de reciclaje y energías renovables, entre otros.
En el caso del BROU tanto empresas grandes como mipymes tienen posibilidad de presentar proyectos que contribuyan al desarrollo económico, social y ambiental. Podrán acceder a tasas bonificadas de interés proyectos relacionados a energía, recursos naturales, economía circular, adaptación al cambio climático, educación, salud y vivienda. Además de su viabilidad financiera, deberá generar beneficios ambientales o sociales, con evaluación de riesgos y medidas de prevención.
Finanzas y normas de sostenibilidad
Además del triple impacto económico, social y ambiental que las empresas generan, el entorno puede plantearles desafíos en sus finanzas, determinando la denominada materialidad financiera. El cambio climático y los requerimientos de sostenibilidad de los grupos de interés pueden tener incidencia en sus flujos de fondos y condiciones de acceso al financiamiento.
Las finanzas de las empresas pueden ser incididas por impactos físicos del cambio climático y por los impactos de transición determinados por la regulación, el mercado o la preocupación por temas de reputación corporativa. Estos impactos pueden afectar ventas, incrementar costos de operación, pérdida de valor de activos y contingencias.
Así como el GRI reporta sobre la materialidad de impacto, se han emitido normas internacionales de información financiera (NIIF S1 y S2) que establecen la revelación de los impactos materiales de riesgos de sostenibilidad y clima para las empresas.
La norma sobre sostenibilidad requiere divulgación de información material sobre los riesgos y oportunidades relacionados con la gobernanza, estrategia, administración de riesgos y métricas y objetivos. Por su parte, la norma sobre clima requiere identificar los riesgos vinculados a las emisiones de carbono, los planes de transición y resiliencia climática.
Las normas han sido adoptadas en varios países de la región para empresas cotizantes en Bolsas de valores, como son los casos de Brasil y Chile. En nuestro país recientemente el Colegio de Contadores, Economistas y Administradores emitió como referencia técnica profesional un pronunciamiento de adopción gradual de las normas internacionales de información financiera sobre sostenibilidad.
Para poder revelar los temas requeridos por las normas de sostenibilidad las empresas deberán estructurar procesos sistemáticos de recopilación y análisis de los datos, incluyendo la definición y seguimiento de indicadores clave de desempeño.
Planificación conectada
Para el nuevo año estarán en mejores condiciones las empresas que conecten sostenibilidad con el negocio y consideren la doble materialidad evaluando sus impactos en la sociedad y medio ambiente, así como éstos inciden en su desempeño financiero.
A las tradicionales buenas prácticas asociadas a la planificación estratégica, las empresas deben agregar la priorización de los valores emergentes sobre el medio ambiente, igualdad de oportunidades y productos responsables. Por lo tanto, la estrategia deberá equilibrar entre los pilares económico, social y ambiental para la transición hacia modelos de negocios sostenibles.
En este sentido, las finanzas sostenibles pueden contribuir a la gestión de riesgos, creación de valor, innovación y acceso a capital. Asimismo, podrá atraer talento, fortalecer su reputación y utilizar los beneficios tributarios de la promoción de inversiones.
En el último año se ha incrementado, aunque a ritmo lento, el interés de las empresas en elaborar reportes de sostenibilidad y en procesos de certificación como empresa B, que no sólo buscan retorno financiero, sino también impactar en forma positiva en el medio ambiente y la sociedad. Incluso se ha comenzado a ver algunos casos de creación de sociedades de Beneficio e Interés Colectivo (BIC), que incorporan en su objeto social la generación de impactos sociales y ambientales positivos.
Será clave la adopción de estándares uniformes para la comparabilidad y consistencia de la información financiera referida a la sostenibilidad, así como los informes profesionales de aseguramiento sobre sus mediciones y reportes para mejorar la transparencia. Las normas internacionales de información sobre sostenibilidad pueden dar impulso para conectar ésta con las finanzas de la empresa.