¿Cómo describe el desempeño general de TCP (Terminal Cuenca del Plata) durante 2025 y cuáles fueron los principales desafíos del año?
El 2025 fue un año particularmente desafiante para el sector logístico y portuario, y TCP no estuvo ajena a ese contexto. Hubo momentos en los que fue necesario redoblar esfuerzos, adaptar procesos y reforzar la coordinación interna para sostener la continuidad operativa en un entorno cambiante. En ese sentido, el año puso a prueba nuestra capacidad de gestión, planificación y respuesta, reafirmando la solidez del modelo de trabajo que hemos construido.
A pesar de esas condiciones, la terminal logró encauzar rápidamente las situaciones más complejas y recuperar sus niveles habituales de desempeño. La capacidad de respuesta del equipo y la solidez de nuestra estructura operativa fueron determinantes para retomar el ritmo y continuar avanzando con nuestros objetivos estratégicos.
Más allá de las dificultades puntuales, 2025 reafirmó la importancia de contar con una terminal moderna, ágil y gestionada bajo lineamientos estratégicos definidos. También nos dejó aprendizajes valiosos que fortalecen nuestra capacidad de anticipación y adaptación, especialmente en materia tecnológica, de coordinación operativa y de articulación con los distintos actores del sistema.
En términos generales, el año confirmó que TCP tiene la visión, la estructura y el marco adecuado para seguir desempeñando un rol central en la cadena logística del país y para encarar con firmeza las oportunidades que traerá la ampliación de la terminal en los próximos años.
La ampliación de TCP es la mayor inversión portuaria del país. ¿En qué consiste y qué transformará cuando esté operativa?
En esencia, se trata de una apuesta histórica para posicionar al puerto de Montevideo como un hub logístico de escala regional. La inversión supera los US$ 500 millones e involucra un nuevo muelle de aguas profundas, la expansión de la playa de contenedores, el reacondicionamiento de la escollera y mejoras tecnológicas que llevarán a la terminal a estándares de última generación.
El nuevo muelle, sumado al actual, permitirá alcanzar un frente de atraque de entre 1.300 y 1.400 metros, posibilitando la operación simultánea de varios buques de gran porte. A su vez, la ampliación de la playa de contenedores permitirá aspirar a una capacidad cercana a los tres millones de TEUs al año, multiplicando la escala actual y habilitando un crecimiento sostenido de largo plazo.
Lo más relevante es que esta inversión se apoya en un marco regulatorio y contractual de largo plazo especialmente diseñado para dar viabilidad al proyecto. Ese entorno jurídico específico es el que permitió comprometer capital privado e internacional, atraer financiamiento multilateral y asegurar una hoja de ruta estable para una obra de esta magnitud. Una vez operativo, el nuevo esquema permitirá que Montevideo compita de igual a igual con los principales puertos del Atlántico Sur.
Este año la ampliación enfrentó ajustes importantes. ¿Cómo gestionó TCP ese proceso y qué significado tiene el nuevo encuadre para el proyecto?
Como en toda obra de gran escala, 2025 requirió revisar y ajustar aspectos técnicos y organizativos para asegurar la solidez del proyecto. TCP asumió un rol activo en ese proceso, trabajando de forma coordinada con las autoridades, los socios y los equipos constructores para garantizar que la obra mantuviera su integridad técnica y su visión de largo plazo.
Ese trabajo derivó en un nuevo encuadre contractual que reafirma las condiciones que hacen posible esta inversión. Este fortalecimiento institucional es clave porque asegura que el proyecto avance sobre bases firmes y con la previsibilidad necesaria para cumplir una hoja de ruta comprometida a varias décadas.
Hoy la obra avanza dentro de un esquema renovado y sólido, orientado a cumplir los objetivos del proyecto y alineado con el marco que dio origen a esta inversión estratégica para el país.
¿Qué impacto tendrá esta ampliación en empleo, competitividad y en el posicionamiento de Uruguay como hub regional?
Los impactos son múltiples y de enorme relevancia para el país. En primer lugar, movilizará actividad económica directa e indirecta asociada a la construcción, proveedores, servicios y logística. A largo plazo, una terminal ampliada habilitará nuevas oportunidades laborales y de desarrollo profesional vinculadas a infraestructura, tecnología y operaciones especializadas.
Desde el punto de vista de la competitividad, Uruguay contará con un puerto preparado para recibir buques de última generación, operar a mayor escala y ofrecer mejores condiciones competitivas al comercio exterior uruguayo. Una infraestructura de esta magnitud, respaldada por un contrato de largo plazo, es un factor decisivo para atraer inversiones, potenciar las exportaciones y captar nuevas corrientes de carga regional.
Con esta ampliación, Uruguay refuerza su papel como plataforma logística confiable en el Atlántico Sur.
¿Cuáles son las prioridades de TCP en innovación, sostenibilidad y servicio al cliente de cara al futuro?
La innovación es un eje central de nuestra estrategia. La ampliación nos permite evolucionar hacia una terminal de última generación, con procesos digitalizados, equipos más eficientes y nuevas herramientas de planificación. Estas mejoras no solo aumentarán la precisión operativa, sino que reforzarán la calidad del servicio.
En materia de sostenibilidad, seguiremos fortaleciendo estándares ambientales, sociales y operativos alineados con las exigencias del financiamiento internacional. En servicio, el enfoque estará en la previsibilidad y la eficiencia integral de la operación, pilares fundamentales en un proyecto de largo plazo que se ejecuta bajo un marco contractual sólido.
¿Qué mensaje final le gustaría transmitir sobre el futuro de TCP y su contribución al desarrollo del país?
Si algo dejó 2025 es la certeza de que Uruguay avanza en la consolidación de una infraestructura estratégica para su desarrollo. La ampliación de TCP va mucho más allá de una obra portuaria, es una apuesta estructural al desarrollo, a la integración del país en las cadenas globales y a una logística preparada para el futuro.
Queremos que el sector logístico y la ciudadanía sepan que estamos comprometidos con un proyecto respaldado por acuerdos de largo plazo y por un marco jurídico diseñado específicamente para hacerlo viable. Ese es el fundamento que permite invertir, innovar y proyectar el futuro con confianza.
TCP es una empresa público-privada, y eso le da a esta inversión un significado especial: no solo representa el compromiso del operador privado, sino también una apuesta del país entero. Los uruguayos somos parte de este proyecto, y esa condición refuerza la responsabilidad con la que trabajamos y el impacto positivo que esta obra tendrá para las próximas décadas.
Uruguay tiene todas las condiciones para consolidarse como un hub regional de referencia, y TCP será un actor central en esa transformación.