La industria uruguaya de tecnologías de la información cerró 2024 con un crecimiento del 9%, marcando un quiebre respecto a la expansión de dos dígitos que había sostenido durante varios años. En diálogo con CRÓNICAS, el presidente de la CUTI, Amílcar Perea, consideró que el balance es “correcto”, aunque deja señales de alerta. “Es el primer año que crecemos a un dígito. Si bien es un buen número comparado con otros sectores, muestra que estamos atravesando un momento complicado”, afirmó.
Durante 2024, el sector facturó unos US$ 3.700 millones, de los cuales US$ 2.400 millones correspondieron a exportaciones. Sin embargo, la alta concentración de destinos expone vulnerabilidades. “El 78% de las exportaciones van a Estados Unidos y cerca del 10% al Reino Unido. El 90% se explica prácticamente por esos dos mercados”, acotó.
Según Perea, el desempeño del año responde a una combinación de factores. “Estamos viviendo una tormenta perfecta”, resumió. Por un lado, la desaceleración y la incertidumbre en Estados Unidos, principal destino de los servicios uruguayos, impactaron en la demanda. “Las empresas allá enfrentaron inflación, menor acceso al crédito y más cautela para contratar”, señaló.
A eso se suma un problema de competitividad local. “Vendemos en dólares, pero pagamos salarios en pesos, y con un dólar a $ 39 es muy difícil competir”, advirtió. Si bien Uruguay no compite por precio sino por calidad, el encarecimiento reduce el margen de maniobra. “Cada vez somos más caros en dólares y eso achica el mercado dispuesto a pagar por diferenciación”, sostuvo.
El tercer elemento es la inteligencia artificial, acerca de la cual mencionó que “a futuro va a ser una gran palanca de productividad, pero hoy está generando un reacomodo”. En particular, afecta a los perfiles más junior. “Las tareas más básicas ya no se contratan porque se resuelven con IA, y eso impacta en la inserción de quienes recién ingresan al sector”, explicó.
Pese a ese escenario, la demanda de talento sigue siendo elevada, aunque con un sesgo claro. “El 83% de la demanda global en tecnología es para perfiles senior”, indicó Perea. “Hoy ya no alcanza con un bootcamp de seis meses; se necesita más formación, universidad, carreras técnicas más largas”, enfatizó.
El sector emplea actualmente a unas 20.000 personas y proyecta crear 15.000 puestos adicionales. “El desafío es encontrarlos en Uruguay y poder contratarlos acá”, indicó. De lo contrario, advirtió, las empresas recurrirán a contratar personal de otros países.
Otro de los puntos críticos es la baja participación femenina. “Solo el 33% de la fuerza laboral son mujeres. No es un problema de selección, es que las niñas no están llegando a estudiar tecnología”, afirmó. Para Perea, revertir esa tendencia es clave para el futuro del sector.
La clave para que el país siga jugando “en la Champions League” del sector
Perea destacó que el sector representa hoy el 4,5% del Producto Bruto Interno (PIB) y aspira a duplicar ese peso hacia 2030. “Si retomamos el crecimiento a dos dígitos, podemos empujar el crecimiento del país”, apuntó. En ese sentido, remarcó el valor del ecosistema y la credibilidad internacional. “Uruguay es un país confiable. Cambian los gobiernos y esto sigue siendo una política de Estado”, agregó.
Desde la CUTI advierten que, además de la coyuntura económica, el sector enfrenta desafíos regulatorios que pueden incidir en su proyección. Temas como inteligencia artificial, ciberseguridad y protección de datos están en plena discusión a nivel global y requieren marcos normativos que acompañen la innovación. “Uruguay es visto como un lugar amigable para innovar y desarrollar tecnología, y no deberíamos perder esa ventaja”, expresó Perea.
Para la cámara, una regulación excesiva o desalineada con los estándares internacionales podría afectar la llegada de inversiones y proyectos estratégicos. En un contexto de cambios acelerados, sostienen que anticiparse a las nuevas olas tecnológicas será clave para que el país siga jugando “en la Champions League” del sector.