Entrevista
EN HYATT CENTRIC
“Es claro que en el Partido Comunista hay una intención de cuestionar la línea económica del ministro Oddone”
Según lo entiende Iturralde, pese a que desde el Ministerio de Economía y Finanzas no haya ningún aspecto planteado que implique un cambio sustantivo respecto del último gobierno, cada vez hay más características de esta administración que se asimilan al segundo mandato de Tabaré Vázquez. En entrevista con CRÓNICAS, el economista valoró que el ministro Oddone esté “más empoderado” de lo que “todos creían” meses atrás, lo que es “una buena noticia” para Uruguay.
Fecha de publicación: 26/12/2025
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Agustín Iturralde, director ejecutivo del CED
Por:
Redacción

Menú: El entrevistado eligió de la carta del restorán Plantado, ubicado en la planta baja del Hyatt Centric, bife ancho con vegetales, que acompañó con agua sin gas. Para extender la sobremesa, optó por un café.

-¿Cuál cree que ha sido el rumbo económico que ha demostrado esta administración en su primer año de gobierno?

-Creo que ha habido mayormente un rumbo de continuidad. En el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) no hay ningún aspecto planteado que implique un cambio sustantivo con la anterior administración. En el Presupuesto no hay una reasignación de prioridades importantes. Se puede ver y discutir el aumento y hacia dónde va, pero el 99,9% del presupuesto se ha asignado en el mismo sentido que el anterior. El ministro Gabriel Oddone se ha preocupado de tratar de transmitir certezas al mercado, pero con algunos ruidos que reflejan la heterogeneidad de la visión económica dentro del Frente Amplio (FA). Tenemos un ministro de Economía más empoderado de lo que habíamos creído todos, lo que es una buena noticia para Uruguay, pero con un tiroteo permanente desde otros ministerios o sectores, que hacen ruido. Las pautas salariales, en principio, no son nada dramático, pero creo que reflejan más el espíritu del Ministerio de Trabajo que el de Economía, con aumentos por encima de la inflación para el 90% de los trabajadores. Ahora también surgió por parte de Juan Castillo la propuesta de los despidos, que hace ruido y es contraproducente en un momento delicado, donde el mercado laboral está en buenos niveles, pero se está frenando. Después hay algunas cosas más notorias como el impuesto al 1%. Básicamente, dentro de esa tensión, hay un rumbo de continuidad, con cambios importantes en el apartado fiscal.

-¿Cómo cree que impactan en la toma de decisiones esas tensiones que menciona?

-Es un ruido. Creo que el grueso de los actores a los que les influyen las decisiones que se toman en la política pública, asumen con buen criterio que va a predominar, en general, el criterio de Oddone. En la organización del gobierno uruguayo, claramente el ministro de Economía es el ministro con mayor incidencia. Pero no deja de ser un ruido. A esta altura es claro que, al menos del Partido Comunista, hay una intención de cuestionar la línea económica de Oddone, lo que se ve en las pegatinas del impuesto al 1% y en otras cosas. Mientras tengamos cierta estabilidad económica, no creo que esto pase a mayores. En la medida en que haya un deterioro en la situación económica, creo que esto se puede poner mucho más tenso y los sectores más radicales pueden llegar a encontrar en algo así una oportunidad de cuestionar las bases mismas de la gestión económica de Oddone.

-Mario Bergara afirmó que le parecía un formato razonable la sobretasa al 1% más rico. ¿Usted qué opina sobre este nuevo formato que presentó el PIT-CNT?

-Creo que es una mala idea por malos motivos, pero sobre todo por lo inoportuna que es. Hay un primer aspecto que está esencialmente mal, que es la idea de atar un impuesto a un destino. El Estado uruguayo gasta aproximadamente US$ 23.000 millones por año y nos quieren convencer de que, con estos nuevos US$ 600 millones, sí vamos a solucionar la pobreza infantil. Eso es un recurso político que no tiene ningún sentido desde el punto de vista técnico, porque US$ 600 millones hay, y hay mucho más. Y es particularmente llamativo, viniendo del PIT-CNT y del Partido Comunista, que todas sus propuestas en los últimos años han sido en brutal detrimento de las generaciones más jóvenes. Todo lo que fue la discusión de la seguridad social y el plebiscito que ponía pautas a la seguridad social que eran absolutamente insostenibles e injustas con los más jóvenes, son un ejemplo de ello. En cuanto al impuesto al 1%, este tipo de cosas que suenan bien, en general vienen importadas de algunas discusiones en distintas partes del mundo, solo que en otras regiones se dan sobre el patrimonio de los billonarios. Acá estamos dando esa discusión con personas que tienen más de US$ 1 millón, que es mucho en comparación con lo que tiene la mayoría de los uruguayos, pero no tiene nada que ver con la discusión que se está dando en Europa y Estados Unidos. Pretender gravar a todas las personas que tienen un patrimonio de más de un millón, va a generar un desincentivo a la atracción de inversiones y personas de alto patrimonio. En esto Oddone creo que está muy claro y que no va a ceder, pero llama mucho la atención la postura de Bergara al meterse en el tema. No se me ocurre otra cosa que no sean motivos políticos. Teniendo en cuenta lo que escribió en su etapa de economista, parece difícil que él crea que hay una potencial ganancia con esto.

-En esta discusión se inserta la puja entre la necesidad de recaudar para satisfacer distintas demandas y el hecho de mantenerse como un destino atractivo a inversiones y empresas extranjeras, que puedan verse desincentivadas a llegar a Uruguay por el aumento de su carga impositiva. ¿Cómo está esa balanza en este gobierno?

-Hay una aparente contradicción que no es tal. Los momentos de mayor aumento de la recaudación han sido siempre los momentos de mayor dinamismo económico y con mayor crecimiento, porque el mejor ajuste fiscal y la mejor expansión de la recaudación vienen por el lado del crecimiento. La presión fiscal y el peso del sector público en Uruguay, miremos como lo miremos, están en niveles altos, y si creemos que hay que buscar aumentar los recursos de los que dispone el Estado a través del incremento de esa presión, es peligroso. La necesidad de Uruguay no es recaudar US$ 100 millones más, sino volver a crecer, lo que genera recaudación, empleo y recursos públicos. Esa debería ser la prioridad, porque distiende el otro lado. Ahora, ya sabemos que en el año uno y dos de este gobierno, el crecimiento va a estar por debajo de la meta. Y la exigencia que tenemos para los años tres, cuatro y cinco, para cumplir las estimaciones fiscales del gobierno, son cada vez más altas y quedan cada vez más largos los supuestos, lo que desnuda su fragilidad.

-¿Cree que será necesario un ajuste fiscal si se cumple ese escenario que plantea?

-En 2025 y 2026 hay perspectivas de crecimiento moderadas, para abajo. Vamos a crecer en el entorno de lo que se creció en los últimos cinco años en promedio, con la pandemia de por medio. Entonces, en ese contexto, el ajuste fiscal que se planificó claramente va a quedar corto. Hasta dónde los mercados toleran eso y cuál será la postura del MEF es la gran incógnita. Creemos que es muy posible entrar en una situación parecida al segundo gobierno de Tabaré Vázquez, de que se planificó un presupuesto con supuestos excesivamente optimistas, que rápidamente quedaron viejos. En este caso hay un agravante, que la programación financiera tiene una novedad única, que es la planificación de todo el ajuste para el final del período. En definitiva, estamos viendo cada vez más cosas que hacen parecer a este gobierno al segundo de Tabaré Vázquez.

“Si el ingreso al Transpacífico se concreta, será de lo más importante de los últimos años”

-¿Qué opina del manejo de la política internacional de este gobierno, con el canciller Lubetkin a la cabeza?

-Estamos viendo una política internacional mayormente de continuidad. La aceptación al proceso de adhesión al Acuerdo Transpacífico creo que es lo más claro. Lubetkin hace unos meses había dicho que estábamos lejos, lo que muestra que la burocracia, en el mejor sentido de la palabra, del servicio exterior uruguayo, siguió su camino y su trabajo y encontró el momento para dar este paso importante. Si el ingreso al Transpacífico se concreta, será de lo más importante que hemos visto en los últimos años; mucho más que por el acceso a mercados, por lo que implica en el disciplinamiento de muchas dinámicas de comercio exterior. Habrá barreras arancelarias que deberán ser removidas, temas de patentes que vamos a tener que aceptar, además de distintas dinámicas del comercio internacional que nos van a ayudar a disciplinarnos. Sin embargo, dentro de esto hay algunos matices. Lo más importante es la cercanía y la afinidad con Brasil. Si se compara cómo votaba Uruguay en los conciertos internacionales y cómo empezó a votar ahora, es muy difícil encontrar una votación en donde no estemos votando con Brasil. Álvaro Padrón dijo que Brasil es nuestra China, pero parece claro que, dentro de esa continuidad que menciono, hay un alineamiento mucho más fuerte con Brasil. Parece que tenemos una Cancillería con una subsecretaria muy abocada a los temas comerciales, con mucha expertise al respecto y una agenda clara y positiva.

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