Álvaro Delgado: “Había una cantidad de gente que no estaba registrada y no tenía ningún tipo de asistencia”

Foto: Pablo Malletti

Álvaro Delgado, secretario de Presidencia de la República


El nuevo gobierno se encontró con algunas sorpresas en el área económica y de asistencia social, indicó el jerarca. En los primeros cuatro meses de gestión, la pandemia del Covid-19 hizo que se debiera poner el foco en la salud y dejar de lado ciertos objetivos que estaban previstos para este año en materia fiscal. Sin embargo, el compromiso por la austeridad sigue vigente, aseguró. Entre otros temas, Delgado habló sobre la interna de la coalición multicolor y el futuro del Mercosur.

Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo

-¿Cómo evalúa estos primeros cuatro meses de gobierno?

-Es imposible disociar la evaluación del ejercicio de gobierno del tema de la pandemia, que condicionó transversalmente todo su accionar. Se priorizó la salud por encima de todo lo demás, incluso postergando una cantidad de objetivos que teníamos para el primer año en materia fiscal, como ir bajando el déficit y generar un ahorro importante.

Partíamos de un país donde en febrero había un 10,5% de desempleo y un 5% de déficit fiscal. A partir de esa realidad, muchas de esas cosas se fragilizaron, producto de la situación económica, que generó un parate importante en algunos sectores, sobre todo en comercio y servicios.

El objetivo era frenar el contagio, por eso se tomaron medidas muy duras al principio, como sacar a los gurises de la escuela, deshabilitar los vuelos con Europa y una cantidad de cosas más. Después se definió la exhortación a la libertad responsable, que fue positiva; la gente entendió el mensaje y vio que éramos transparentes en la información que brindábamos.

Ahora estamos administrando una situación más crónica donde cada tanto aparecen focos, para los cuales ya hay un procedimiento de atención específico. Los niveles de casos nuevos están bastante controlados y los casos en curso están disminuyendo.

-Como decía, asumieron con un plan de ahorro pautado, pero tuvieron que hacer frente a gastos no previstos. ¿Hacia dónde apunta el compromiso de austeridad entonces?

-Se postergó el ahorro de los 900 millones de dólares que teníamos previsto para este año, pero la austeridad va a ser la tónica que se le va a imprimir al gobierno. Lo anunció el presidente el primer día y lo estamos haciendo en todos los organismos del Poder Ejecutivo.

En materia presupuestal, este va a ser un año donde va a haber que adaptarse a una realidad que no es solamente uruguaya. Esto está pasando en todos los países del mundo, con repercusiones económicas, con gastos extraordinarios en materia de apoyo económico, sanitario, de contención social.

-Ha sido una de las caras visibles en la gestión al frente de la emergencia sanitaria. ¿Cómo fue para usted cumplir ese rol?

-Un desafío que no estaba previsto, se fue dando, muchas veces comunicando decisiones, noticias, y me tocó también comunicar una noticia no muy agradable como el primer fallecimiento. Tratamos de hacerlo con mucha humildad, naturalidad y transparencia, que la gente tenga la tranquilidad de que le estamos diciendo la verdad, explicándole por qué tomamos cada medida y qué efecto esperamos que tenga.

-¿Cuál fue el momento más difícil que el gobierno tuvo que atravesar?

-Hubo un momento difícil que fue la presión social importante de actores políticos y gremiales pidiendo una cuarentena obligatoria. Ahí hubo una decisión del Consejo de Ministros, pero sobre todo liderada por el presidente, de mantenerse en la libertad responsable, primero con el “quedate en casa” y luego con el uso de tapabocas y el distanciamiento físico sostenido.

Fue difícil porque no sabíamos qué resultados iban a tener todas estas medidas y muchos estaban reclamando (la cuarentena obligatoria) por miedo. Uno tiene que administrar los miedos y los riesgos, pero también tiene que tomar decisiones pensando en el bien común, y se entendió que era imposible tomar una medida que no se podía controlar. No queríamos un Estado policíaco y no podíamos tener más procesados que infectados. Apelamos a la gente, que entendió y respondió bien.

-¿Cómo recibieron al país en materia socioeconómica? ¿Hubo sorpresas?

-Hubo. Si bien sabíamos determinadas cosas, seguramente otras se van a ir profundizando con las auditorías. Nos preocuparon algunos indicadores de la pobreza, el informalismo, temas vinculados al Ministerio de Desarrollo Social sobre cupos, la situación de los hogares de ancianos.

Todo esto se evidenció mucho al fragilizarse más con la pandemia. Hubo que tratar de ponerle número a determinados sectores que necesitaban una canasta o la duplicación de la Tarjeta Uruguay Social o de la Asignación Familiar. Había una cantidad de gente que no estaba ni siquiera registrada, que no tenía ningún tipo de asistencia y estaba fuera del radar. Lo primero que se hizo fue tratar de involucrarla, conocerla y llegar a ella para darle asistencia.

-¿Qué implica la aprobación de la ley de urgencia en este contexto complejo y con el consenso de la coalición, tras varias semanas de discusión y modificaciones?

-La coalición logró un primer objetivo importante de funcionamiento coordinado; se aprobó una ley que se había anunciado en la campaña, con modificaciones y mejoras que se hicieron en el Parlamento. Es una norma absolutamente imprescindible para tomar el timón de una cantidad de políticas en materias que consideramos urgentes, sobre todo, en educación y seguridad.

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-El Frente Amplio (FA) ha advertido por una pérdida de derechos tras la aprobación de esta ley.

-Primero cuestionaron la constitucionalidad, después dejaron de hacerlo porque estaba bien claro que en la Constitución está previsto el mecanismo. Nosotros aseguramos que se tratara en forma bien democrática y que todos opinaran, por eso se demoró en mandar, para que el Parlamento pudiera funcionar con la pandemia.

El presidente tomó la decisión incluso de mandársela 15 días antes a todos los legisladores, cosa que nunca me pasó en 15 años de legislador. Las leyes con el mismo tiempo de tratamiento pero con más artículos, como las de Presupuesto o Rendición de Cuentas, nunca las recibimos antes.

Ahora el FA está con el cuestionamiento de algunos derechos, que yo obviamente no lo comparto. Acá hay priorizaciones, pero todos los derechos están garantizados, y hay improntas que tienen que ver con una mirada diferente de determinadas acciones.

-¿Por ejemplo?

-Por ejemplo, concretamente, el caso de piquetes y ocupaciones de lugares de trabajo. Pero es parte de lo que dijimos en la campaña electoral y del cambio que la gente decidió al votar una alternativa al FA, un gobierno de coalición liderado por el Partido Nacional y por Luis Lacalle Pou.

-¿Cómo se manejan las diferencias a la interna de la coalición, con un partido relativamente nuevo como Cabildo Abierto (CA)?

-Con diálogo, y la verdad es que se ha logrado a nivel del Parlamento, y el presidente ha estado también dialogando en forma permanente con los líderes de los diferentes partidos. Esta no es una coalición de temporada, sino de fondo. Hay una responsabilidad que la gente le dio a un presidente, pero además a una dirección colectiva, de cambiar, después de 15 años del FA con mayoría propia, y tenemos que asumirla, ejercerla y cuidarla.

-¿Sorprendió la baja de Ernesto Talvi de la Cancillería en forma tan repentina –si bien se manejaba esa posibilidad-, justo en el momento en el que se estaba por abrir la cumbre del Mercosur?

-Él ya había anunciado que quería un cambio de rol y se procesó de esa manera. Sobre momentos y decisiones personales no voy a comentar.

-¿Esto no desestabiliza en ningún sentido a la coalición de gobierno?

-No, para nada. Ya lo dijeron el propio Talvi, el senador Adrián Peña y el Comité Ejecutivo del Partido Colorado (PC).

-Por esa decisión de Talvi, el diputado blanco Gerardo Amarilla, que era el nombre previsto para encabezar el nuevo Ministerio de Medio Ambiente, no podrá asumir para darle el lugar a alguien de Ciudadanos. ¿Es así?

-Sobre los nombres todavía no te puedo decir nada. La idea es que Ciudadanos tenga la misma representación que tenía desde el inicio como miembro del PC que integra la coalición de gobierno. Por ello se le ofreció al sector la posibilidad de ocupar el cargo de ministro de Medio Ambiente.

-¿Qué pasa con el Partido de la Gente (PDG)? El diputado Daniel Peña dijo a radio Universal que no tiene idea “dónde anda (Edgardo) Novick”. ¿Ustedes tienen relación con él?

-Tenemos diálogo con los dos, con Novick y con Peña. Más allá de temas internos de los cuales no voy a hablar, el PDG está considerado como un partido integrante de la coalición de gobierno.

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-Desde CA se ha insistido en la necesidad de revisar los contratos con UPM. Su líder, Guido Manini Ríos, dijo meses atrás a CRÓNICAS: “Los contratos con UPM no fueron firmados con las mejores condiciones para el país, sino desde una posición de debilidad, y merecen ser revisados”. Finalmente, no se modificó el contrato. ¿No había margen?

-Nosotros fuimos consecuentes desde el 87 para acá, votando la Ley Forestal y después la norma de protección de inversiones con Finlandia que habilitó la primera planta –la cual el FA votó en contra-.

Luego fuimos críticos, lo fue especialmente el presidente, sobre la forma en la que el gobierno uruguayo negoció. Esto no se le atribuye a la empresa, sino al gobierno, que representa los intereses del país. Siempre dijimos que lo que estaba firmado –nos gustara o no- lo íbamos a cumplir por un tema de seguridad jurídica, y que aquello que no estaba firmado, que se pudiera cambiar, lo íbamos a cambiar.

Nos sentamos con la empresa en el marco de la pandemia y encontramos recepción de su parte. Logramos que algunas obras que supuestamente iba a hacer Uruguay, como el puente sobre el Río Negro, el bypass sobre Paso de los Toros, las pagara la empresa.

Se anunciaron algunas inversiones que no estaban previstas originalmente. Entre el ahorro de energía –porque esas inversiones van a consumir parte de la energía que la empresa produce, que Uruguay estaba comprometido a comprar a determinado precio- y obras que iba a hacer Uruguay y que ahora las va a hacer la empresa, el país ahorrará 305 millones de dólares.

Con eso cerramos una etapa y empezamos otra que es un programa de monitoreo permanente del cumplimiento de la obra, con todos los controles estrictos ambientales y laborales.

-¿Cuáles son las expectativas para este año?

-Terminar con un presupuesto austero en función de la situación de la pandemia. En materia de seguridad y educación, empezar a sentar las bases del desarrollo de lo que está planteado en el “Compromiso por el país”. Además, tratar de reactivar la economía, teniendo en claro que tiene que haber un monitoreo sanitario, y dar el apoyo social a quienes más lo necesitan.


“La flexibilidad le permitirá a Uruguay ser bisagra entre miradas diferentes de los socios del Mercosur”

-Uruguay asumió la presidencia pro témpore del Mercosur. ¿Qué se puede esperar en materia de relaciones internacionales hacia el futuro, en el marco de una región con dificultades?

-El presidente cuando asumió la presidencia pro témpore habló de un Mercosur realista, de darle mecanismos de flexibilidad, de terminar el acuerdo con la Unión Europea en este semestre –que hace 20 años que se está negociando-. Fijó una serie de pautas para tratar de que el Mercosur sea realmente un mercado de oportunidades, y darle la carnadura y la operatividad con los cuales se creó pero que en los hechos no generó.

-¿Las diferencias entre Brasil y Argentina pueden complicar los entendimientos para el mejor funcionamiento del Mercosur?

-Uruguay es un país respetado a nivel internacional por su seguridad jurídica, sus valores democráticos y estabilidad política. La forma en la que manejó la pandemia también lo puso en el concierto internacional, con lo cual está en el mapa del mundo.

Ahora asumió la presidencia pro témpore del Mercosur con una visión más moderna, ágil y pragmática, y con otro dinamismo, como el que le quiere imprimir Lacalle Pou con la flexibilidad. Creo que eso va a permitirle a Uruguay ser bisagra entre algunas miradas diferentes que puedan tener los socios al respecto.

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