Ignacio Buffa, subsecretario de Ganadería, Agricultura y Pesca
Para el viceministro del MGAP, referirse al sector agropecuario es hablar del Uruguay. “Cada 10 dólares que se exportan, ocho son del sector, por lo tanto, lo que suceda allí es casi un sinónimo de lo que ocurre en el país”, describió, e hizo énfasis en la importancia del sector, sobre todo, en época de vacas flacas. En este marco, se refirió a los cuestionamientos ambientales y nutricionales que están en el tapete en torno a la carne roja y que hicieron que hasta el magnate Bill Gates pusiera su vista en Uruguay. A propósito, Buffa remarcó la importancia de la ciencia como pilar para la discusión y señaló: “Poner en el banquillo de los acusados a la carne roja me parece una visión hemipléjica de la realidad”.
Haciendo un balance, en general, del sector agropecuario, ¿cuáles son las perspectivas de cara a finales del 2021?
Como balance, ha sido un año de características atípicas porque la pandemia siguió operando durante todo el año y el sector agropecuario siguió trabajando con las restricciones que imponía el propio desarrollo de la pandemia. Recordemos que hubo algunas situaciones complicadas en ciertas industrias y en algunas cadenas de abastecimiento por el mismo motivo.
El sector siguió trabajando en un año que cierra con condiciones bien interesantes. La primera de ellas es una coyuntura de demanda muy firme por parte de los mercados que reciben la producción del Uruguay. Eso se traduce en un nivel de precios en esa misma tónica, con una tasa de cultivos de invierno muy importante de 650.000 hectáreas (ha). La irrupción fuerte de la colza, que también se está traduciendo en buenos valores, junto con el incremento de las áreas de arroz que son muy significativas, sobre todo para las economías regionales, son una muestra. El arroz es el cultivo que más gasta de mano de obra por hectárea, y eso se nota muy rápidamente en donde opera ese cultivo; y se va a crecer en el entorno de las 23.000 hectáreas en esta zafra.
También estamos en la antesala de una zafra de verano que está por arrancar y que presenta buenas perspectivas en cuanto a los valores. Obviamente, no es lo mismo hablar de precios que hablar de márgenes porque hay muchos insumos que han escalado muy fuerte y eso deteriora el margen (de ganancia).
Creo que otro elemento del año ha sido la crisis logística internacional que ha generado sobrecostos y complejidades a la hora de salir con nuestra mercadería al mundo.
Al respecto, otro elemento que marca el año es la vocación del Uruguay por abrirse al mundo. En ese sentido, el avance con pasos concretos en pos de un TLC con China es de los elementos más significativos que hay con respecto al comercio exterior y eso me parece que es especialmente relevante para el sector agropecuario donde tenemos cifradas esperanzas de mejorar nuestra calidad de inserción precisamente con China con la concreción de este TLC.
En resumen, en un año en el que la pandemia siguió operando, la vacunación fue resolviendo algunos de los temas más complejos que teníamos y el sector agropecuario siguió funcionando y aportando divisas, que es lo más importante para el Uruguay.
¿Cuáles son los principales desafíos a enfrentar? ¿A qué temas le gustaría dar solución antes de que culmine el presente año?
Como desafío, como política pública, el tema de los seguros lo hemos puesto muy fuertemente arriba de la mesa. El MGAP está lanzando en esta zafra de cultivos de verano un plan piloto por medio del cual se va a apoyar con 10 dólares por hectárea a los productores que contraten seguro de rendimiento hasta 50.000 hectáreas totales de proyecto y hasta 300 hectáreas por productor. Es un plan que ya viene funcionando desde el año pasado sin apoyos económicos que este año sí se van a dar. Es una apuesta muy fuerte para bancar el desarrollo de rendimiento; hoy el foco está puesto en conseguir información.
La recuperación de la lechería es otro punto importante. Después de pasar cinco años de crisis muy fuerte, la lechería hoy está en un escenario un poco mejor y todo lo que se pueda hacer desde el Ejecutivo para potenciar este momento es bienvenido. En esto se destacan todas las opciones de financiamiento que se han generado este año. En este sentido, el Banco República ha tenido un rol destacadísimo, pero también la modificación del fondo lechero que, en definitiva, significa un impuesto al crecimiento de la lechería que lo logramos resolver este año con la aprobación de la ley de modificación del fondo lechero.
Como desafío, la dimensión ambiental cobra cada vez más relevancia en todo lo que es el quehacer agropecuario. Esto no es nuevo, los productores son los principales preocupados en todo lo que sucede en términos ambientales porque viven ahí. Si bien este desafío no está marcado como una urgencia, sí tiene una dinámica de trabajo permanente. Un ejemplo bien concreto de avance es la generación del grupo interministerial de trabajo en la huella de carbono, en donde se está tratando de concentrar todo el conocimiento en torno a este tema poniendo foco, en primer lugar, en la ganadería, y luego, en la lechería.
Bill Gates se refirió a la producción de carne como la causante del desastre climático que provoca el calentamiento global. Mattos tildó estas afirmaciones como temerarias e infundadas y exhibió que detrás hay intereses corporativos. ¿Qué piensa de estas iniciativas que buscan imitar a la carne en laboratorios?
No le voy a dar intencionalidad a las declaraciones de Bill Gates. Lo que yo digo con respecto a esto es que, en toda discusión ambiental, un riesgo que no podemos correr es empezar a trabajar a partir de opiniones. En todo lo que es ambiental necesitamos a la ciencia como la base para dar sustento a todas las discusiones que tenemos. En ese sentido, Uruguay ha dado muestra de trabajar muy seriamente y con mucha ciencia en todos estos temas.
Lo que dice la evidencia es que acá la producción de metano tiene dos grandes causantes. Un gran emisor- y el más importante- es toda el área energética, y el otro es la ganadería.
El Uruguay tiene diseñada una estrategia de mitigación de la generación de gas del efecto invernadero que están sustentadas a través de un sinfín de proyectos ejecutados por un conjunto amplio de instituciones que van en la línea de encontrar tecnologías de proceso que permitan reducir la intensidad de emisión de carbono, es decir, por unidad de producto que cada vez se emita menos. Esto se logra a través de la mejora de los indicadores de productividad. La discusión tiene que estar dada en las cosas que el Uruguay puede hacer. ¿Y qué es lo que puede hacer? Ser un productor de alimentos confiable y cada vez más alineado con el ambiente; y en eso Uruguay tiene una agenda concreta de trabajo y cosas para mostrar.
A pesar de que un uruguayo promedio consume más de 80 kg de carne por año, en el mundo toma fuerza la tendencia de prescindir de la carne en la dieta. Dentro de la planificación a largo plazo del MGAP, ¿se trabaja en alternativas de reconversión para un mundo con cada vez menos carne?
En este tipo de discusiones hay que apelar a la ciencia. Acaba de publicarse un estudio en el Pereira Rossell en donde marcan las deficiencias nutricionales que tienen algunos niños cuando las madres no consumen la cantidad de proteínas de carne roja para poder hacer una buena crianza.
Lo que es importante es ir a dietas que sean saludables en un sentido amplio, y me parece que poner en el banquillo de los acusados a la carne roja como la única causante de no tener una dieta saludable es una mirada hemipléjica de la realidad. Desde el MGAP velamos por una producción agropecuaria que sea lo más diversa posible y porque esa producción se traduzca en una dieta equilibrada para todos los habitantes de este país. Repito, poner en el banquillo de los acusados a la carne vacuna me parece una visión hemipléjica de la realidad.
¿Cómo afecta la crisis logística internacional tanto al sector ganadero como a los demás sectores del agro?
Los afectó mucho. La crisis que estamos transitando en términos logísticos primero ha generado una complicación a la hora de salir con nuestra producción al mundo. Segundo, ha provocado una serie de sobrecostos a todas las empresas para poder salir porque les han obligado a generar salidas alternativas y también ha determinado una crisis de abastecimiento en algunos productos que derivó en un círculo vicioso de incremento de costos de algunos insumos que se explican por la crisis logística. Esta crisis ha afectado enormemente al Uruguay. Es difícil cuantificarlo, pero indudablemente afectó a la ecuación económica de todo el país.
Uruguay es el país con más tiempo de transporte de la producción respecto a sus competidores. En la última década este tiempo incluso se ha incrementado un 45%. ¿A qué lo atribuye?
Por ejemplo, el 60% de la carne va a China, y Uruguay tiene una distancia promedio a ese país que se recorre en 43 a 45 días. Con ese tiempo que tenemos, Uruguay corre con desventaja en relación a otros mercados que tienen una cercanía física mucho más grande con ese gran mercado.
Mucho se ha hablado de la necesidad de Uruguay de posicionarse en nuevos mercados. ¿Cómo se viene avanzando en este sentido en lo que refiere al sector?
El acceso a mercados tiene dos llaves: la sanitaria y la arancelaria. Le corresponde al MGAP ser el cerrajero de todas las llaves sanitarias posibles del mundo, y lograr abrir la máxima cantidad de mercados desde este punto de vista. Este trabajo es permanente, de todos los días, y orientado a los mercados más promisorios, pero se está trabajando intensamente.
Hay varios ejemplos… Europa, para la colza, es un mercado bien interesante, y también para nuestros cultivos de invierno. Con estos productos se está accediendo a mercados de altísimos estándares de calidad, y eso ha sido gracias al esfuerzo de toda la cadena para lograr consolidar este canal comercial. Otro ejemplo es el de la cebada forrajera a China, y si bien ahí no diversificamos mercado, sí diversificamos producto, lo que es bueno mirando los cultivos de invierno. En la soja hoy la mitad está yendo para China y la otra mitad para otros mercados, lo que da cuenta de ese esfuerzo de diversificación de destinos que está haciendo Uruguay. El trabajo del MGAP es permanente en lograr acceso a los mercados, después está la discusión arancelaria que define si es conveniente o no generar un canal comercial concreto hacia ahí.
Entre los árboles
En las últimas semanas, Cabildo Abierto reafirmó su intención de modificar la Ley Forestal de 1987 antes de fin de año. La intención, que sería respaldada por el Frente Amplia, no cuenta con el beneplácito del presidente de la República, Luis Lacalle Pou, quien llegó a asegurar, incluso, que si la normativa se aprobara, la vetaría.
El planteo de Cabildo Abierto propone que solo se plante en tierras de prioridad forestal y que no se supere el 10% del total de hectáreas.
Consultado al respecto por CRÓNICAS, Buffa señaló que la opinión del MGAP está fielmente recogida en la comparecencia que hizo el nuevo ministro en la comisión de ganadería del Senado “en donde se marcó que somos un Ministerio” que promociona la producción.
“Nosotros no estamos de acuerdo con definir un determinado porcentaje de los suelos que están destinados a un uso forestal, sino que apostamos a un avance armónico de la forestación considerando todas las dimensiones, desde la productiva a la ambiental, que ya está claro que la forestación no tiene una implicancia negativa desde el punto de vista del ambiente. Sí habrá otras dimensiones que habrá que ponderar y lo hará Ambiente a la hora de definir en donde se ubica la nueva forestación”, subrayó el viceministro.
Agro, un sinónimo de Uruguay
En diálogo con CRÓNICAS, el subsecretario de Ganadería, Agricultura y Pesca aseguró que hablar del sector agropecuario es hablar del país mismo. “Cada 10 dólares que se exportan, ocho son del sector, por lo tanto, lo que suceda allí es casi un sinónimo de lo que ocurre en el país”, describió. En la misma línea, sostuvo que el sector agropecuario siempre ha dado muestras de que es un sector que tracciona. “En épocas normales es la solución para el país y en épocas de crisis lo es mucho más”, concluyó.