Buquet: Al Frente Amplio “aún le resulta árido el interior” y por eso “le cuesta avanzar y generar caudillos”

Elecciones departamentales y municipales

El politólogo Daniel Buquet brindó a CRÓNICAS algunas reflexiones en torno a las elecciones departamentales. Por un lado, dijo que no hubo mayores novedades a excepción de Lavalleja, aún en disputa, y por otro, advirtió que el Frente Amplio (FA) no logra “generar caudillos en el interior”, por lo que retrocedió en la mayoría de los departamentos. Al mismo tiempo, listó la utilización de recursos públicos, cosecha de lealtades y modelos clientelares como obstáculos para la alternancia.

El domingo 11 de mayo se desarrollaron las elecciones departamentales y municipales a lo largo y ancho de todo el país, con un total de 7162 circuitos habilitados y 2.724.184 ciudadanos aptos para sufragar, según los datos que divulgó la Corte Electoral.

Si bien aún no finaliza el escrutinio en su totalidad, a priori ya es posible afirmar que el FA recuperó Río Negro y volvió a ganar en Canelones y Montevideo; el Partido Colorado (PC) mantuvo su tradicional dominio en Rivera, la Coalición Republicana obtuvo un triunfo histórico en Salto por primera vez desde su creación y el Partido Nacional (PN) ganó en el resto del país, victorioso en 13 comunas que ya eran blancas.

La excepción -y novedad- es Lavalleja, ya que con una diferencia mínima entre el frenteamplista Daniel Ximénez y el actual intendente nacionalista, Mario García, serán los votos observados los que definan la elección. En un país con una “estructura de competencia muy estable” y una jornada electoral “en la que ganaron los favoritos, en línea con las encuestas”, la realidad en el departamento configura una situación “inusual y no previsible; una pequeña sorpresa”, según dijo a CRÓNICAS el politólogo Daniel Buquet.

“Los cambios son pocos y además son previsibles. Eso es un rasgo de un sistema de partidos con un alto nivel de institucionalización”, dijo el experto.

Si los resultados de este período se comparan con los del ciclo anterior, es posible afirmar que, si bien el FA nuevamente se consolidó en la capital y en Canelones, lo hizo con menos votos: durante las elecciones pasadas obtuvo 456695 sufragios en la capital, frente a los 423362 de este año, y en tierras canarias perdió unos 5000 votos.

Al mismo tiempo y en línea con los datos, la fuerza de izquierda retrocedió en 10 de 19 departamentos a pesar de estar en el gobierno. “El triunfo del frente a nivel nacional no generó una oleada o efecto que lo haya beneficiado en la elección departamental”, evaluó el politólogo. En la misma línea, Buquet dijo que a la izquierda frenteamplista “aún le resulta árido el interior”, y por eso “le cuesta avanzar y generar caudillos”, y si bien “en algún momento parecía que el Frente había superado esa barrera del área metropolitana y había logrado expandirse en el territorio para competir de igual a igual con los blancos, eso no es así”. 

Por otro lado, en Salto se dio el primer triunfo departamental de la Coalición Republicana como lema, y si bien el FA logró mantener un número similar de votos que el período pasado, la unión entre el PN, el PC y Cabildo Abierto (CA) ascendió hasta los 50000 votos y fueron suficientes para obtener la victoria. La iniciativa de la alianza opositora “funcionó, produjo el efecto esperado, porque además los votos tuvieron más o menos las mismas proporciones de la elección anterior, solo que esta vez blancos y colorados los acumularon”, concluyó.

Por último, en Río Negro el FA sumó unos mil votos respecto a la elección pasada y ascendió a 17589, consolidando una victoria ante 11752 votos del PN y 6366 del PC. En las elecciones pasadas el FA obtuvo 16280.

Escándalos y competencia

Respecto al diagnóstico previo al sufragio, una serie de departamentos se presentaron como potencialmente competitivos, ya sea por un presunto debilitamiento electoral, como también por escándalos públicos en gestiones anteriores.

Buquet se refirió a Florida, departamento que según la encuestadora Ágora presentaba un “escenario de disputa”, pero que terminó con una diferencia de casi 6700 votos a favor del PN encarnado en Carlos Enciso, exintendente y exembajador uruguayo en Buenos Aires que ahora liderará el cuarto período consecutivo de gestión nacionalista en el departamento.

Según Buquet, la “vuelta” de Enciso fue fundamental para la victoria, concepto a través del que articuló su campaña: “En Florida había una situación de deterioro de la imagen del oficialismo y se recurrió a la incorporación de la candidatura de Enciso. Antes de que él se postulara y sin considerar esa posibilidad, efectivamente se preveía un escenario con chances para el FA, pero una vez que Enciso se incluyó en la competencia, desaparecieron esas posibilidades, al punto de que incluso se llevó votos del FA”.

Por otro lado, también se pronunció en relación a departamentos marcados por escándalos públicos. Por ejemplo, Soriano, donde triunfó el exintendente reelecto, Guillermo Besozzi, quien es investigado por la justicia en una presunta trama de peculado y maniobras ilegales con recursos públicos junto a otros funcionarios de su administración; y Salto, donde ganó Carlos Albisu, quien desde 2020 era presidente de la delegación de Uruguay ante la Comisión Técnica Mixta (CTM) de Salto Grande, pero que renunció en 2023 cuando trascendió que se solicitaron partidas presupuestarias extraordinarias para la contratación directa de funcionarios.

Al respecto, afirmó que “el uso discrecional -y eventualmente irregular- de los recursos públicos para favorecer al partido que está en el gobierno es algo bastante generalizado en Uruguay, sobre todo en el nivel departamental, y tal vez más fuera de Montevideo o fuera del área metropolitana”. Aclaró que lo anterior fue una característica del sistema político uruguayo a nivel nacional hasta la década del 60, y a partir de allí comenzaron cambios para restringirlo.

Sin embargo, advirtió el especialista, sigue ocurriendo a nivel departamental, “pero no es algo que parezca impactar decisivamente en las preferencias políticas de las personas, que incluso en muchos casos ni siquiera ven que esté mal y por lo tanto no castigan a los gobernantes”. Si bien “hubo un descenso en Artigas y en Soriano, no fue de mucha gente y no fue suficiente como para cambiar el signo del gobierno”.


El efecto de las lealtades partidarias

Otros factores que explican la no alternancia, según el politólogo, tienen que ver con “las lealtades”. “Las adhesiones partidarias firmes, transmitidas de generación en generación, siempre pesaron en Uruguay”, planteó, mientras que “hay algo que está más allá de la ideología y de la gestión del intendente”. Ocurre en el interior y también en Montevideo, donde “hay una adhesión muy fuerte al FA que es afectiva y hay gente que vota al mismo partido, aun cuando los resultados son adversos o aun cuando juzgue negativamente el desempeño del gobierno”.

Consultado en relación a aspectos inherentes al sistema electoral uruguayo, Buquet evaluó que “la mayoría automática de ediles en la junta genera gobiernos que son más difíciles de controlar”, aunque “muchos intendentes ganan con mayoría, y por lo tanto de todas formas les corresponde”.

“Al haber menos contrapesos, la capacidad del uso discrecional de los recursos públicos es mayor y genera lealtades que se buscan en modelos clientelares”, finalizó.

También se refirió a la coyuntura en el litoral, “muy castigado por la brecha de precios en Argentina”. “Río Negro es un departamento muy castigado en términos socioeconómicos, y si bien no son variables que dependen enteramente del intendente sí puede haber algún factor de este tipo, contextual, que influya en el resultado”.