Enciso: “Las relaciones con Argentina gozan de buena salud y estamos llamados a tener un buen flujo de intercambio”

EN PANINI’S

Carlos Enciso, embajador de Uruguay en Argentina


Los enfrentamientos entre Uruguay y Argentina, no tan lejanos en el tiempo, parecen haber quedado atrás, y pese a las discrepancias que puedan existir, las perspectivas en lo que respecta a la relación comercial bilateral son alentadoras, según afirmó el embajador en el clásico almuerzo en Panini’s de CRÓNICAS, días antes de su retorno a la vecina orilla. El diplomático informó que en 2020 se otorgaron cinco veces más residencias legales a argentinos que en 2019 y explicó que al momento “es imposible evacuar la gran demanda que hay”.


 El menú  En la cava de Panini’s, Enciso degustó ñoquis de papas con salsa fileto de tomate perita, albahaca y ajo, que acompañó con agua mineral con limón. Para extender la sobremesa, optó por café.


Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo

Asumió a principios de julio, en el momento más complejo: llegó a Buenos Aires y estuvo 15 días aislado y con el país vecino en cuarentena obligatoria. Pese a ese contexto, que lo obligó a cambiar el foco de las tareas que había planificado, está satisfecho con el trabajo que pudo realizar en estos meses.

Tras su pasada experiencia de legislador e intendente de Florida, le fue encomendada para este período esta responsabilidad diferente, como embajador en un destino clave para Uruguay. Estar a la altura de las circunstancias, dice, es un gran desafío, y lo honra la confianza que depositó en él Luis Lacalle Pou, presidente de la República.

-Imagino que la pandemia hizo que tuviera que dejar de lado algunos temas de agenda de la embajada. ¿En qué medida se vio afectado su trabajo?

-Nosotros no podíamos ser omisos a la estrategia del gobierno y apoyamos a los consulados en el período complejo de cierre de fronteras. En paralelo, tratamos de no detener el flujo que había de solicitudes de residencias legales, que cambió el eje que pretendíamos desarrollar en cuanto a las recorridas, las visitas a las provincias y un montón de cuestiones que todavía no pudimos lograr. Nos hemos adaptado a la nueva situación, generando contactos vía Zoom.

Esta es una de las embajadas más importantes, por la diáspora uruguaya, por la historia de relacionamiento y porque en la puerta hay uruguayos todos los días. Hay una faceta social y de sensibilidad con el compatriota, se ayuda mucho a gente que está sola o desamparada. La pandemia afectó a muchos uruguayos allá.

-Menciona las solicitudes de residencia, que aumentaron con la pandemia. ¿Está cuantificada la cantidad de pedidos que se han recibido hasta el momento?

-Lo importante es que nuestra misión diplomática está alineada a una estrategia que diseñó el presidente Lacalle de abrir Uruguay al mundo, a la inversión, a la inmigración, y no podemos hacerlo sin atender a uno de los lugares que tiene, por cercanía, por historia, un componente muy directo con estos temas, como es Argentina. Hay una gran cantidad de solicitudes a las que se les dio respuesta en 2020 para poder ayudar a cumplir ese objetivo, pero también una demanda insatisfecha de miles de peticiones.

-¿Qué cifras se manejan?

-Según datos proporcionados por el cónsul general de Buenos Aires, José Luis Curbelo, las residencias otorgadas en el 2020 fueron 2.258 y se calcula que las solicitadas fueron más de 5.000, pero el tema es que llegan por todos lados, así que no es una cifra exacta, es una estimación. Pero es claro que son muchos más los pedidos que los trámites que se realizan. Cuando arribaron las nuevas autoridades, ya había una cantidad de solicitudes que se venían acumulando.

Esos son los números de Buenos Aires, acá en Montevideo hay otra ventanilla para tramitarlas. Los consulados de las provincias, con cuentagotas, hicieron algunas residencias más, como Córdoba, Rosario, Gualeguaychú, Colón.

-¿Qué cantidad de residencias se otorgaron en años anteriores?

-Los trámites de residencia legal, incluyendo permisos de residencia de menores, sumaron un total de 241 en el año 2015, 439 en 2016, 587 en 2017, 446 en 2018 y 422 en 2019. Estas son las gestiones que se hicieron a través de Buenos Aires –sin contar las tramitadas en Montevideo-.

-¿A qué se deben las altas demandas insatisfechas de 2020?

-No se les pudo dar curso porque fue un embudo y es imposible atender físicamente miles de solicitudes.

-¿Se saturó el sistema?

-Exacto. El primer ingreso de la solicitud es por vía informática, pero después hay una parte presencial. Por más ágil que sea el consulado, el trámite lleva una media hora –se toma la huella dactilar, la foto y datos en forma personal-. La atención al público es por seis horas y luego los funcionarios trabajan en tareas de organización y deben mandar la documentación a Montevideo para la autorización de la Dirección Nacional de Migración y Cancillería. Y a veces son familias enteras, entonces, por más que se hayan aumentado los turnos y reforzado el personal, es imposible evacuar la gran demanda que hay.

-¿Con el cierre de fronteras siguieron los trámites o hubo un parate?

-No, desde el cierre del 21 (de diciembre) no ha habido ningún tipo de actividad consular para este tipo de trámites, pero no solo en Buenos Aires, tengo entendido que fue una decisión de la Cancillería. Igualmente, se está trabajando online en el consulado las 24 horas porque siempre hay casos que atender: gente que queda varada, temas sanitarios, urgencias y emergencias.

-¿Cuál es el perfil de quienes demandan la residencia? ¿Qué buscan?

-Hay una imagen histórica positiva del país en cuanto a la seguridad jurídica, la democracia, la libertad, ayudada en los últimos tiempos por la simpatía en el mensaje de Lacalle.

Hay familias que pretenden mayor seguridad, tranquilidad y vínculo con lo natural; hay gente que ya terminó la etapa laboral activa y se viene a radicar en ese estilo de vida; hay otros que buscan oportunidades, como personas vinculadas a la tecnología, la industria, la logística, profesionales jóvenes. Muchos aspiran a diversificar o cambiar la actividad que tienen en su país e iniciar nuevos emprendimientos aquí.

-¿Se pueden esperar inversiones importantes en ese sentido?

-Para ponerle marco a tu pregunta, de los 30.000 millones de dólares de Inversión Extranjera Directa en Uruguay en 2019, Argentina invirtió un 15%. Es decir, ya hay inversiones inmobiliarias, de bienes, de la cadena agroindustrial, entre otras. Con la flexibilización que Uruguay ha establecido para mejorar la radicación fiscal y la ley de incentivo a la inversión en diversos rubros, cuando pasen los efectos más complejos de la pandemia, será el momento de captar más inversiones.

La caída de las exportaciones de Uruguay hacia Argentina ha sido menor en 2020 que la de otros destinos de preponderancia, como la Unión Europea, China o Estados Unidos. El año pasado exportamos al país vecino 437 millones de dólares en diversos rubros: energía eléctrica, grasa animal, medicamentos, polímeros, autopartes. La balanza hace años es desfavorable ya que nosotros importamos más de 900 millones de dólares, pero, igualmente, Argentina es muy importante para nuestro comercio regional.

Esto significa que siempre va a haber inversión de ida y vuelta y que, independientemente de las visiones diversas y matices que podamos tener, estamos llamados a tener un buen flujo de intercambio. Soy optimista de que una vez que termine la pandemia se van a concretar inversiones que tendrán un mayor efecto en nuestro país.

-¿Con esa estrategia del gobierno para atraer argentinos a Uruguay no se corre el riesgo de generar un conflicto con el país vecino?

-Yo creo que no, porque se está construyendo una agenda proactiva con Argentina. El reciente encuentro entre los presidentes (Lacalle Pou y Alberto Fernández) en Anchorena ayuda, además de que nuestro canciller (Francisco Bustillo) es más que conocedor de la realidad de Argentina por su llegada directa.

Hemos vivido tiempos de enfrentamiento y de división injustificados, pero hoy eso no se da y por suerte las relaciones gozan de muy buena salud. Siempre hay cosas para mejorar, pero al menos en la embajada no hay ningún asunto que genere conflictos ni diferencias, y eso no es poco.

-Destacaba la relación comercial histórica con Argentina. ¿Hacia dónde cree que debe apuntar?

-Lo ideal es que países que producimos lo mismo tengamos negociaciones y planteos extra Mercosur como un bloque. Debemos maximizar los esfuerzos para poder negociar, no solamente con la Unión Europea, sino también con mercados emergentes o diferentes en los que hay que generar esos hilos conductores.

Por supuesto que en algunas cosas vamos a competir sanamente y en otras tal vez podamos complementarnos como grandes productores de alimentos, o en los temas vinculados a la industria de la tecnología, o en el rol de nuestro país para sacar la producción por el Río Uruguay, hidrovía mediante.

-¿Cuál es la importancia de la hidrovía?

-El presidente Lacalle ha puesto un especial énfasis en el tema, porque sacaría la producción del sur de Brasil o por lo menos de una zona importantísima de Río Grande. El gobernador (de Entre Ríos, Gustavo) Bordet también es un impulsor en el sentido de potenciar la actividad de las ciudades del Río Uruguay de ambos lados.

Esa obra para la navegabilidad del río no solamente sirve para la producción; pensemos en granos y madera que pueden salir por barcazas del sur de Brasil y del litoral argentino, pero también en la dinámica del turismo y de los servicios que moverían Concordia, Salto, Paysandú, Colón, Gualeguaychú, Bella Unión y toda la zona que tiene vínculo con el Río Uruguay.

-En la primera presidencia de Julio María Sanguinetti se planteó la posibilidad de construir el puente Buenos Aires-Colonia, pero nunca se concretó. ¿Se puede pensar en retomar esa iniciativa?

-Lo que está sobre la mesa, aunque capaz que suena menos ambicioso, pero puede tener un efecto más virtuoso desde el punto de vista de la integración, es el puente de Bella Unión con Monte Caseros y Quaraí, que es muy importante para la logística y hay interés en impulsarlo.

-¿Qué perspectivas tiene con respecto al Mercosur, dadas las diferencias internas existentes?

-Si bien no soy especialista en el tema, no hay elementos que generen grandes diferencias en lo que respecta a los planteos que están en los distintos estamentos del Mercosur. Puede haber matices y ópticas de mayor aceleración o desaceleración de algunos acuerdos, pero está claro que nadie va a buscar tensar una situación por fuera de nuestro mercado común y el tratado vinculante.

-Aparte de la relación comercial, ¿en qué otras áreas se debe hacer un trabajo conjunto entre ambos países?

-En relación a la educación, por ejemplo, nosotros estamos trabajando para que las reválidas de títulos universitarios sean mucho más ágiles en ambas direcciones.

Por otro lado, Uruguay no solamente vende energía eléctrica, sino que también es demandante de gas, y tenemos que ver la posibilidad de generar acuerdos a largo plazo en ese sentido; nuestro país puede ser el paso natural de gas argentino hacia Brasil.

En materia turística, más allá del flujo hacia nuestros balnearios del este, hay una riqueza para explorar entre nuestras intendencias y las provincias argentinas, con ejes temáticos como el turismo religioso o social.

A su vez, hemos hecho contactos con autoridades del Teatro Colón para que haya intercambios culturales en un futuro –cuando la situación lo permita- y también con entidades deportivas.


Las dificultades de la industria automotriz en Argentina y su impacto en Uruguay

-En octubre usted se reunió con el PIT-CNT para dialogar sobre las dificultades que tienen para comercializar con Argentina, sobre todo, en el sector automotriz y de autopartes. ¿Esta complejidad se debe a la protección comercial establecida por Alberto Fernández?

-Nosotros hicimos una ronda con algunos actores importantes, como la Unión de Exportadores y el PIT-CNT, para ponernos a las órdenes e ir previendo las cuestiones que podíamos tener en la agenda proactiva.

El sector de autopartes es sensible, ha bajado, pero más que por una medida puntual contra Uruguay, lo que sucedió fue que hubo dificultades en la industria automotriz en Argentina y en su relación con Brasil, y eso ha impactado en parte de esta cadena en la que algunos componentes van de Uruguay.

Hay un tema que son las licencias no automáticas de exportación desde Argentina, pero con los servicios de la embajada y con el Ministerio de Producción argentino, hemos podido solucionar a demanda algunos atrasos puntuales. De todas formas, esto se debe a medidas generales bancocentralistas y no a un problema de animosidad con Uruguay.



Vacunas: “En pocos días vamos a tener buenas noticias”

-¿Qué opina del manejo de la pandemia por parte del gobierno uruguayo, que empezó siendo un ejemplo mundial, pero hoy tiene las alarmas encendidas por el progresivo aumento de los contagios?

-En pocos días vamos a tener buenas noticias en lo que respecta a la posibilidad de tener las vacunas; tendrían que dar sus frutos las gestiones que sé que se están haciendo. Uruguay se ha manejado muy bien. Por supuesto que esto es complejo, pero me da la impresión de que el gobierno está bien plantado, claro, cauto y firme en su estrategia.