La senadora por el sector Todos del Partido Nacional conversó con CRÓNICAS acerca de la actitud que adoptó la oposición en el marco de la pandemia, los tildó de ridículos y aseveró: “¡Dejen gobernar! ¡Dejen respirar aunque sea un año! Al respecto de la intención del Frente Amplio (FA) de derogar 135 artículos de la LUC, Bianchi sostuvo: “Yo estuve en el FA y tengo claro que siempre se usa el referéndum para entorpecer a los gobiernos”. En ese sentido, añadió que en el contexto actual el plebiscito se transforma en elecciones de medio tiempo en las que el electorado votará a favor o en contra del gobierno. Consultada sobre la solidez de la coalición para enfrentarse ante tal desafío, la senadora afirmó: “De cualquier manera, a nosotros no nos van a mover de las transformaciones que vinimos a hacer”.
¿Cómo ve el nivel del Parlamento?
Veo un muy bajo nivel. Estamos pagando el precio de la caída de la educación pública y el desprecio que se tuvo, sobre todo durante el gobierno de Mujica, a todo lo que es la formación profesional.
No es que uno pretenda que todos los que están en el Parlamento deban ser profesionales universitarios, pero sí que haya una cierta base de cultura general que hoy no existe o es de muy bajo nivel.
También hay que entender que el hombre universal, como Leonardo Da Vinci, se puede dar en el Renacimiento pero en el siglo XXI nadie puede saber de todo, pero acá todo el mundo opina de todo. Lo que hay que hacer es especializarse en determinados temas; si uno trae la especialización de antes, mejor y, si no, la adquiere desde que es parlamentario.
Considero que ha bajado muchísimo el nivel… Si se quieren legisladores baratos, vamos a tener legisladores de bajo nivel. La opinión pública cree que nosotros ganamos mucho, pero no es así; el sueldo es la mitad de un gerente de una empresa pública, y después está la partida de gastos que no las disponemos nosotros. Lo que se logra es que se baje más todavía el nivel porque nadie que tenga formación se va a complicar la vida ni va a querer ser legislador.
Para mantener el nivel hay que volver a recuperar el nivel de la educación. Y cuando se hacen las listas, procurar que la gente que ingrese sea con formación. Hay que cortar con el discurso antidemocrático de que los legisladores no tenemos que ganar nada o tenemos que ganar poco porque lo que se logra con eso es que solo puedan hacer política los ricos o personas que no tienen formación y un bajo sueldo les sirve.
Compartió una foto del posible candidato a la presidencia del FA, Fernando Pereira, en una reposera (de vacaciones) con la leyenda: «sin palabras, sin actitud, sin coherencia». ¿A qué se refería con ese mensaje?
Yo no tengo problema en que los dirigentes sindicales vacacionen, pero es una actitud de soberbia, de no me importa lo que va a pasar con el país, de que lo único que importa es imponer nuestro criterio sindical e ideológico, no tomarse en serio que estamos en un cruce de caminos a nivel nacional e internacional. Es bien representativo de lo que es un dirigente sindical hoy, muy bien rentado, muy bien bancado, que no trabajan. Cuando yo era joven los dirigentes sindicales militaban en las horas libres.
Es positivo que se haya transparentado que esa gente, como Pereira, el presidente del PIT-CNT, opera desde la central sindical en favor del Frente Amplio. Lo dije en ese sentido. No les tengo respeto a los dirigentes sindicales actuales… Yo quiero dirigentes sindicales no rentados, que trabajen en la empresa pública o privada donde están empleados, y no pegados a un partido político.
“Acuerdo más de lo que la gente piensa con Cabildo Abierto”.
Por supuesto que los dirigentes sindicales siempre votaron a un partido político, pero es muy distinto a ser su brazo sindical. Me pareció bien elocuente esa imagen.
En la campaña se sostuvo que se iban a llevar a cabo investigaciones, por ejemplo, en las empresas estatales por irregularidades en proyectos como Gas Sayago y el Antel Arena. ¿Por qué no ha habido resultados concretos en cuanto a los procesos de investigación y auditorías? ¿No pudo probarse el delito?
Tiene que quedar claro que se están haciendo. El problema es que las auditorías y las investigaciones son muy complejas. En primer lugar, obvio que la pandemia nos demoró mucho todo. En segundo lugar, el FA fue muy hábil en hacer cosas, como por ejemplo amañar los concursos. Hicieron concursar a sus cargos de confianza para convertirlos en efectivos o presupuestados, según el organismo, entonces hay mandos medios que trancan todo proceso de investigación. Claro que se van a hacer las investigaciones, pero lleva su tiempo.
“Si se quieren legisladores baratos, vamos a tener legisladores de bajo nivel”.
¿Entonces, para usted, los mandos medios siguen respondiendo a las autoridades anteriores?
En gran parte sí. Me consta porque lo viví desde adentro del gobierno; se amañaban los concursos a los efectos de ir dejando de forma efectiva a gente que eran cargos de confianza. Yo vi concursar a personas que eran cargos de confianza en el Codicen.
Lo que hizo el FA hábilmente fue cambiar las bases de los concursos. Cuando se concursa, el anonimato se tiene que mantener lo más posible. En otras épocas el anonimato se levantaba en la última prueba, pero en los últimos años se ponen pruebas de oposición eliminatorias, donde hay una parte que es oral, por lo tanto, se identifica a la persona desde un primer momento. Los fiscales que se vieron perjudicados por ese criterio, cansados de ver quienes progresaban en la carrera sin formación y sin experiencia, interpusieron recursos, y hay uno que llegó al Tribunal de lo Contencioso Administrativo.
¿Cree que se va a probar el delito en los casos que se auditan?
No es fácil. Yo desconfío mucho de la Fiscalía y con el Código del Proceso Penal todo empieza en la Fiscalía. No le tengo confianza a la Fiscalía.
¿Por qué?
Porque no le tengo confianza al fiscal Díaz y no me gusta que tenga tanto poder la Fiscalía. Por más que sea un desconcentrado del Ministerio de Educación y Cultura yo quisiera una Fiscalía autónoma, porque no todos los regímenes acusatorios son iguales.
Este régimen acusatorio que se aprobó, que yo no lo hubiera aprobado si hubiese sido legisladora, le dio todo el poder a la Fiscalía, mientras que los jueces se convirtieron en meros observadores y homologadores de la mayor parte de los acuerdos.
“Yo estuve en el FA y tengo claro que siempre se usa el referéndum para entorpecer a los gobiernos”.
Tanto es así que el propio Jorge Chediak (expresidente de la Suprema Corte de Justicia y actual presidente de Senaclaft) hizo públicas declaraciones diciendo que estaba realmente arrepentido del contenido y él formó parte de la comisión que hizo el Código del Proceso Penal. Cuando las cosas empiezan por la Fiscalía… quiero más presencia desde el primer momento de los jueces. Tengo esa enorme desconfianza.
A su vez, no coincido con muchas de las posturas del fiscal Díaz. Creo que tiene una personalidad muy fuerte, hace públicas sus opiniones a través de su cuenta de Twitter. Considero que tiene que tener mucha más ecuanimidad para ser fiscal general. Más allá de que reconozco que tiene muy buena formación, genera, dentro de la Fiscalía, el fenómeno de la autocensura porque el que evalúa tiene la carrera en sus manos. Yo estoy deseando que con Chediak y alguien más podamos volver a formar una comisión y reformar el CPP.
Para mí lo mejor es contratar una consultora externa, pero no siempre se puede hacer porque no hay recursos para todos, pero que la gente confíe que con tiempo vamos a poder ir avanzando más.
Casos como el de Cardoso, el del Inisa o las denuncias que ahora se hacen al Ministerio de Ambiente han hecho evidentes malos entendidos dentro de la coalición. ¿Cómo ve el bloque?
Yo la veo muy firme. No soy de mentirme a mí misma, y veo cómo trabajamos en el Senado, que es donde estamos los cabeza de lista, y más allá de que a veces hay algún problema que se hace público -como el tema de Katoen Natie que no se le avisó a Cabildo Abierto y al Partido Colorado y Heber pidió disculpas-, las cosas se discuten, nos ponemos de acuerdo, no tenemos discrepancias importantes.
Sí pensamos distinto en algunas cosas, pero fuera del compromiso de gobierno. El relacionamiento es excelente.
Ahora, la verdad que hemos tenido muchos problemas fuera de lo que ha sido la coalición como coalición. La muerte de Larrañaga fue un hecho desgraciado que nos obligó a hacer movimientos. El problema de salud que tuvo José Luis Falero, que por suerte ya está resuelto, también nos trajo algunos inconvenientes.
Han pasado tres ministros colorados en lo que va del gobierno. ¿Cómo cree que impacta esto en la imagen de la coalición?
En el tema de la interna del PC yo no me meto. Yo retwittié la carta de Bordaberry al presidente; creo que Bordaberry hizo una muy buena carta porque hay que tener cuidado. Yo digo lo mismo, yo soy nacionalista, luisista, ahora, cuando actúo políticamente mi partido es la coalición. Porque yo no quiero que el FA, con su composición actual, con predominio de los tupamaros, los comunistas y el Partido Socialista ortodoxo, vuelva al gobierno. Los sectores moderados están muy débiles y demostraron que no han sabido frenar a los radicales, sino que se han acoplado a ellos.
“La opinión pública cree que nosotros ganamos mucho, pero no es así; el sueldo es la mitad de un gerente de una empresa pública”.
Al FA, con esta composición y en este momento histórico, no lo quiero en el gobierno, lógicamente desde el punto de vista democrático. Voy a hipotecar todo lo que tenga que hipotecar para que la coalición siga existiendo, y por ahora no estoy preocupada por nada. Obvio que cuando pasan estas cosas en el PC nos rebotan, pero creo que la actitud del presidente es muy inteligente. Él da su opinión, ‘arreglenlo entre ustedes’, pero al final el que decide es él.
¿Cree que Bordaberry podría, si retorna, articular mejor esta situación?
Yo respeto muchísimo a Bordaberry. Creo que tiene una mentalidad absolutamente moderna de la política; es joven en las ideas, que es lo que importa. Es un excelente parlamentario, uno de los mejores que he conocido a lo largo de mi vida y es una persona a la cual le tengo muchísima confianza.
Integrantes de CA han mostrado discrepancias con temas de gobierno y lo han manifestado abiertamente -ley de medios, ley forestal, por ejemplo-. Asimismo, se ha acusado a CA de no reconocer los códigos parlamentarios. ¿Considera que hay mutua colaboración y respeto entre CA y el resto de la coalición?
Soy la persona adecuada para responder porque nos llevamos bárbaro. Obviamente, tenemos que aprender que hay que consultar y hay que compartir, pero eso a veces pasa en la interna. Cuando se es gobierno, y más con una pandemia, los tiempos se te vienen encima, entonces a veces hay desprolijidades que pueden ser malinterpretadas, pero tenemos un excelente relacionamiento y en lo que refiere a mí personalmente acuerdo más de lo que la gente piensa con Cabildo Abierto.
¿Hace falta más solidez en la coalición para enfrentarse al referéndum de la LUC?
No es mayor solidez, el problema es que gobernamos al mismo tiempo.
Hay que hablar claro: el FA no estaba en condiciones de recoger las firmas porque no tiene militancia, no tiene liderazgo. Fue el PIT-CNT que puso todo su capital humano, organización, la plata que tienen, para impulsar sobre todo las últimas 150.000 firmas que las sacaron a fuego. Hicieron algo muy parecido en la elección del FA entre octubre y noviembre. Salieron a decir cualquier disparate… que se iban a sacar las pensiones a los jubilados, fueron a los centros poblados de Mevir a decir que les iban a quitar las casas. Además, con el tema de los desalojos, las personas se asustan y en un primer momento firman.
Obviamente, nosotros tenemos que militar más, pero creo que la conclusión es: ¡dejen gobernar! La oposición tiene que controlar, pero no nos ha dado respiro el FA; no les importó que estuviéramos en pandemia. Son hasta ridículos. Ahora están con el tema de Heber y el preso que se escapó. ¡Sacar a los ministros de su trabajo! La cantidad de veces que tuvo que venir la ministra de Economía, el ministro de Salud, la gente de ASSE, durante la pandemia, y después la interpelación no aportó nada nuevo. ¡Dejen gobernar! ¡Dejen respirar aunque sea un año!
“Obviamente nosotros tenemos que militar más, pero creo que la conclusión es: ¡dejen gobernar!”.
Yo estuve en el FA y tengo claro que siempre se usa el referéndum para entorpecer a los gobiernos; en este caso nos toca a nosotros. Lo que pasa es que se convierten en elecciones de medio tiempo porque la gente no lee los 135 artículos; es un plebiscito a favor o en contra del gobierno.
De cualquier manera, a nosotros no nos van a mover de las transformaciones que vinimos a hacer. El 70% de los artículos son de la educación, pero como dijo el ministro Pablo da Silveira, no se preocupen en derogarlos porque la reforma educativa no pasa por ahí, sino que sale del Codicen. Lo mismo dijo Paganini, que el criterio en cuanto a los combustibles se va a mantener con o sin LUC.
Ahora hay que militar más, pero al mismo tiempo hay que trabajar. Nosotros ahora tenemos la Rendición de Cuentas y no es fácil.
En las últimas semanas ha descendido el nivel de aprobación del presidente Luis Lacalle Pou. ¿A qué se lo atribuye?
Al bolsillo. Es un hecho objetivo de la realidad que el bolsillo influye mucho. De lo contrario no se entienden los niveles altísimos en el manejo de la pandemia. Hubo aumento de combustibles; además, salir de la crisis en la que estábamos antes de que empezara la pandemia trajo problemas de empleo pero, en consecuencia, es al bolsillo.
Sala de operaciones
La presidenta del SMU, Zaida Arteta dijo que hubo una campaña orquestada en contra del sindicato y apuntó a los encontronazos que ha tenido con el gobierno por el manejo de la pandemia. ¿Qué visión tiene de esta afirmación?
No tiene vergüenza. Creo que pocas veces se pudo poner tan a la luz una campaña orquestada, por los Zoom que ellos mismos hicieron, el periodista que contrataron… Hasta a mí me quisieron meter en la opereta. Fue una mala operación, porque para hacer operaciones hay que saberlas hacer, y salir a decir que fue al revés es de una inmoralidad increíble; una típica persona que pasó por la facultad pero la facultad no pasó por ella.
En segundo lugar, se cree que no sé quién es… Ellos ganaron por muy pocos votos y fueron a votar 3.800 médicos. ¿Qué representatividad tienen? Además, está muy mal conceptuada ella y el sindicato médico, que además bancamos todo su déficit y su mala gestión; lo hacemos con el fondo que se creó para sostener a las mutualistas que están en rojo. De hecho, se aprobó un fideicomiso para que el Casmu pueda pagar los salarios que ni eso puede hacer por el desfinanciamiento que tiene. Ellos formalmente se separaron, pero todos sabemos que es lo mismo. ¿Encima de tener que bancarlos con ese fondo tenemos que aguantar que nos mientan en la cara? No.