Sergio Mujica: «Una política de calidad puede ser fundamental en las estrategias de desarrollo de los países»

Sergio Mujica, secretario general de ISO (Organización Internacional de Normalización).


El secretario general de ISO visitó Uruguay el miércoles pasado, para participar de la ceremonia de clausura de los cursos de UNIT, de los que han participado unas 90.000 personas. En su pasaje por el país, habló con CRÓNICAS sobre la realidad de ISO en el mundo, y la importancia de UNIT como representante nacional. «Puedo decir que UNIT es un miembro muy importante dentro de ISO», aseguró.

Por Federica Chiarino | @FedeChiarino

– Además de participar en la ceremonia de clausura de los cursos de UNIT, ¿cuáles son sus objetivos en esta visita a Uruguay?

– Yo soy relativamente nuevo en mi cargo de secretario general de ISO, empecé el 17 de julio de este año. Una de mis primeras prioridades es trabajar muy cerca de los miembros de ISO, tenemos 162 países, y en ese contexto me interesa hacer visitas en las distintas regiones. No solamente en Europa, que es donde tenemos nuestra oficina central, en Suiza, sino también en las distintas regiones del mundo, y eso es representativo del carácter global del organismo. En ese contexto, vine a Argentina y a Uruguay.

– ¿Cuáles son los objetivos de sus reuniones con jerarcas del Ministerio de Industria, Aladi y las cámaras empresariales?

– Para mí, lo más importante es poder reunirme con los principales actores asociados al mundo de la normalización, que vengan tanto del rubro público como el privado, como de otros organismos regionales también. Siempre bajo la lógica de que una política de calidad -y, dentro de la política de calidad, la normalización o los estándares internacionales- puede ser una herramienta fundamental en las estrategias de desarrollo económico y social de los países. Esos son los temas fundamentales que me ha interesado discutir con ellos.

– ¿Tienen algún proyecto en particular con Uruguay o con UNIT?

– Es un poco pronto. Va a ocurrir, y uno de los objetivos de mi visita, también, es identificar áreas de necesidad que pudiera tener UNIT, donde podamos hacer cooperación más intensiva. Pero todavía es muy pronto.

– ¿Qué criterios utiliza ISO para establecer estos estándares internacionales, tomando en cuenta que las realidades de esos 162 países son diversas?

– Son realidades diversas en cuanto a lo geográfico, en cuanto a tamaño, en cuanto a prioridades, y también en niveles de desarrollo. Nosotros tenemos un sistema de generación de normativas que es desde abajo hacia arriba. Los miembros de ISO, directamente, pueden proponer la creación de nuevos comités técnicos. Propuesta la creación de un nuevo comité técnico, se generan proposiciones de creación normativa al interior de ese paraguas, de ese marco temático.

«Uno de los objetivos de mi visita es identificar áreas de necesidad que pudiera tener UNIT, donde podamos hacer cooperación más intensiva».

Luego, la siguiente etapa es que los países designan expertos. Lo que es interesante de la generación de normativa es que representan el consenso de los mayores expertos mundiales, cualquiera sea la materia. Los países designan a estos expertos, se hacen las reuniones, las discusiones, y con el gran desafío, además, de que nosotros no queremos ni podemos trabajar bajo la lógica de la imposición, sino que tienen que generarse consensos, necesariamente. No importa si el país es pequeño, grande, desarrollado o en vías de desarrollo. Esos expertos tienen que ponerse de acuerdo en lo que consideran que es bueno. Así, nosotros entendemos que respondemos a las necesidades de todos los miembros, independientemente de cuál sea su realidad particular.

– ¿Cómo es el proceso de creación de una norma o un estándar?

– Lo primero que ocurre es que alguien la propone. Dentro del comité, tienen que ponerse de acuerdo si es que quieren hacer norma o no. Porque no se trata de hacer normas simplemente para coleccionar, sino que tienen que responder a una necesidad real, de la industria, del mercado. Se hace esa discusión y se hace una votación. Nosotros entendemos por consenso cualquier cosa que sea superior al 75%. Se hace la votación y, si los países están de acuerdo en que es un área que vale la pena trabajar, comienza la primera fase a nivel de expertos, que ya es un grupo de trabajo. Los expertos redactan lo que puede ser un primer borrador.

Teniendo ese primer borrador, va al comité y el comité dice si le parece bien o hay que ajustarlo, y se hace ya una versión final que se comparte con todos los países de ISO, y cada uno se pronuncia sobre si le parece que está bien o no. Si se logra el nivel de consenso adecuado, se transforma después en un estándar internacional.

– ¿Qué beneficios les brinda a los países o las organizaciones el cumplir con estos estándares internacionales? ¿Cómo los posiciona en el mundo?

– Primero, es importante aclarar que los estándares que nosotros hacemos no son obligatorios, son una invitación a cumplir con ciertos parámetros de calidad. Luego, las empresas o los usuarios las adoptarán o no. Nosotros creemos que es una invitación positiva, y por eso mucha gente los adopta, efectivamente.

Esto tiene beneficios en distintas dimensiones. Desde el lado del desarrollo económico de los países, está demostrado que, al usar estándares internacionales, el país es más competitivo y tiene un mayor nivel de desarrollo.

El segundo beneficio tiene que ver con las propias empresas. Nosotros tenemos la convicción, y eso también está demostrado por estudios, de que al utilizar estándares las empresas logran disminuir sus costos, logran mejorar sus sistemas de gestión, logran acceder a mercados que de otra manera estarían cerrados para ellos, y también logran mejorar su cumplimiento normativo.

«UNIT es un miembro que hace grandes aportes dentro del sistema, dentro de la infraestructura ISO».

Una última dimensión es la de los consumidores. Cuando hay estándares, cuando se usan, fundamentalmente los internacionales, los consumidores pueden tener la certeza o la tranquilidad de que lo que están comprando es lo que ellos quieren comprar y que sirven para lo que ellos quieren que sirvan y, además, no se van a enfermar ni se van a morir, porque cumplen con los estándares de salubridad o de salud necesarios. Es un generador de confianza para los consumidores.

– Desde 2005, Montevideo es la primera capital del mundo que cuenta con playas certificadas por la norma ISO 14.001, sobre gestión ambiental. ¿Qué valor considera que le brinda este reconocimiento a la ciudad a nivel internacional?

– Creo que es una muy buena noticia que Montevideo haya sido la primera capital del mundo en certificar la calidad ambiental de sus playas, y le da una dimensión muy interesante, que es una dimensión ciudadana. Porque los estándares están en todas partes, pero nosotros no los vemos: cuando uno se pone el cinturón de seguridad en el auto, cuando va a comprar al supermercado, cuando utiliza el transporte público. Creo que el que la playa esté certificada internacionalmente tiene una dimensión ciudadana muy interesante por lo que decía antes, porque la gente no solamente quiere, al bañarse en la playa, estar en un ambiente sano. Ellos mismos quieren ser parte de la solución, sentirse que están contribuyendo a un medio ambiente más adecuado. Es una muy buena noticia, tienen que estar muy orgullosos.

Los estándares, en una primera fase de nuestra historia, lo que hacían era especificaciones técnicas de las cosas, y luego se han ido moviendo hacia los procesos. En la última etapa, los estándares se han orientado hacia los sistemas: sistemas complejos, integrados. Creo que es el enfoque correcto porque, usando estándares, tenemos la dimensión ciudadana y tenemos una plataforma que permite interactuar a distintos actores responsables.

– A noviembre de este año, 600 empresas uruguayas han certificado sus procesos de gestión bajo la norma UNIT-ISO 9.000, una de las más populares en el país, ¿qué importancia tiene esta norma a nivel internacional?

– Tiene muchísima importancia, no es casualidad que sea una de las normas más conocidas a nivel global y una de las más populares. Hay mucha demanda por parte de las empresas para implementar esta norma y también para certificarla. Representa un consenso global sobre cómo hacer bien las cosas. Eso beneficia a las empresas, porque se conocen mejor a sí mismas, conocen mejor sus procesos, identifican sus debilidades, las corrigen. Hay muchísimos estudios que demuestran que, además, con eso disminuyen sus propios costos al interior de la empresa. Al mismo tiempo, es una señal de confianza a los que pudieran ser usuarios o compradores de esas empresas.

– ¿Cómo fue el año 2017 para ISO?

– Fue un muy buen año. Generamos alrededor de 1.200 estándares. Estamos trabajando con nuestros propios miembros como Secretaría Central de ISO para estar cerca de ellos. A veces hay como una confusión. La gente cree que ISO es una oficina que funciona en Ginebra. ISO son nuestros 162 miembros, más nuestra Secretaría General, más todos los comités técnicos. Por lo tanto, para nosotros es muy importante trabajar cerca de nuestros miembros.

Lo otro que estamos intentando hacer es trabajar con los gobiernos de manera de tener programas comunes donde ellos puedan identificar las normas internacionales como un aliado clave, como una herramienta fundamental en sus estrategias de desarrollo económico y social.

– ¿Qué proyectos tienen para el año próximo?

– Estamos trabajando en áreas emergentes que son muy interesantes, como Blockchain, Internet de las Cosas, ciudades inteligentes, sistemas de gestión de la energía y del agua que son muy importantes a nivel global. Quizás en esta parte del mundo no se entienda, pero cerca del 70% de la población del mundo tiene problemas serios en materia de utilización y acceso al agua.


Reconstruyendo el mundo

La Organización Internacional de Normalización nació en 1947, poco después de finalizada la Segunda Guerra Mundial. Fueron solo 19 países los que formaron parte en aquel entonces, hasta que ISO comenzó a crecer, con el objetivo de «reconstruir el mundo», según dijo Mujica, a través de la creación de estándares internacionales. En este contexto, UNIT fue el segundo miembro latinoamericano en unirse a la iniciativa. Al día de hoy, ya son 162 los países miembros, y el catálogo de ISO consta de 21.000 normas internacionales. De ellas, se generan alrededor de 1.200 por año.

«Puedo decir que UNIT es un miembro muy importante dentro de ISO», dijo Mujica, y explicó que se trata de un socio estratégico con el que ISO trabaja en colaboración constante. No es casualidad que el secretario general de ISO haya elegido Uruguay como uno de sus primeros destinos en Latinoamérica, ya que el organismo tiene planes de avanzar juntos. «UNIT es un miembro que hace grandes aportes dentro del sistema, dentro de la infraestructura ISO», aseguró Mujica.