Uruguay tiene los combustibles más caros del mundo, lo que daña su competitividad

Pedro Bordaberry >  “Por suerte el negocio de Ancap está en riesgo y tiene fecha de terminación”

Foto: Presidencia

Desde antes que gobernara el Frente Amplio, Uruguay ya contaba con uno de los combustibles más caros del mundo, lo que se ha agravado y afecta la competitividad del país, según legisladores de todas las tiendas políticas. Para el senador frenteamplista Leonardo de León, “las tarifas de energía no pueden ser utilizadas para la mejora del déficit o el presupuesto público” sino que debe aumentarse la tributación a “los grandes capitales”.

Por Ricardo Delgado | @ricardo_dl

Cuando finalizaba el 2016, el gobierno dio a conocer los aumentos de tarifas públicas que regirían a partir del siguiente año. Como era de esperarse, uno de los puntos que más polémica generó fue el aumento de 8% para los combustibles.

La principal crítica, es que el argumento dado por las autoridades para aumentar el precio de las naftas (suba del dólar y aumento del precio del barril del petróleo) era el mismo que se había obviado meses atrás cuando el oro negro y el billete verde evolucionaban a la baja.

Pero no era la única. También se le fustiga que la situación financiera de Ancap llevó a que no se concretara un descenso en el precio de los combustibles en el pasado, y ahora es la que obliga a realizar estos aumentos.

Como suele suceder en este tipo de cosas, no faltaron los mensajes en las redes sociales. Uno que tuvo mucha repercusión fue un pseudo-razonamiento que decía: “FEBRERO 2005 Nafta $13. Dólar $30 Barril Petróleo U$S 110 ($ 3.300) Ancap daba ganancias/ ENERO 2017 Nafta $45. Dólar 29 Barril Petróleo U$S 40 ($ 1.160) Ancap da pérdidas y está Técnicamente en Quiebra”. Posteriormente sacaba unas conclusiones y proponía preguntarle al gobierno “dónde está nuestro dinero”?

El razonamiento incluye varios datos falsos y que, por supuesto, lleva a conclusiones falaces. Por ejemplo, en febrero de 2005 el precio de la nafta era de $27,70, el dólar osciló entre $24,40 y $25,00, y el barril de petróleo costaba U$S 49, es decir, unos 1.225 pesos uruguayos el barril. Pero más allá de eso, el mensaje capcioso plantea simplemente un posicionamiento contrario al gobierno y en esa guerra sucia poco importa la certeza de los datos.

Hubo otros mensajes con algunos datos más certeros, como un mapa de Latinoamérica con los precios de los combustibles por país, donde se ve cómo Uruguay es el país más caro de la región, y otros que apuntaban directamente al humor a través de alguna ilustración gráfica.

Pero tampoco faltaron los mensajes de quienes defienden las acciones del gobierno, y por ejemplo, mostraban la evolución de los combustibles en relación a la evolución de los salarios y se comparaba cuántos litros de nafta se podían comprar en 2005 y cuántos actualmente.

Datos de INE
Datos de INE

Lo cierto es que más allá de las opiniones de tribuna, la polémica generada en las redes sociales plantea una interrogante más grande respecto a cómo ha sido la evolución de los combustibles en los últimos años, su comparación a nivel internacional, y a nivel interno en comparación con otras variables como inflación y el nivel de ingresos.

La evolución

Los combustibles aumentaron un 8% desde el pasado 3 de enero y desde entonces el precio de la Nafta Super 95 pasó a costar $45,90, la Premium 97 $47,60, el Gas Oil 50S $41,80  y el Gasoil 10S $ 53,10.

Estos niveles de precios nos mantienen en el no tan grato sitial de contar con una de las gasolinas más caras del mundo. Uruguay es el decimonoveno país más caro del mundo en materia de combustibles, sobre un ranking de 217 países, de acuerdo a los datos disponibles en la web del Banco Mundial correspondientes a 2014, ubicándose al mismo nivel que Alemania. Otras páginas web, como globalpetrolprices.com, que cuentan con información más actualizada, siguen manteniendo a nuestro país en una posición similar.

Datos tomados de Globalpetrolprices.com
Datos tomados de Globalpetrolprices.com

Sin embargo, cabe señalar que Uruguay cuenta con combustibles caros desde antes que el Frente Amplio asumiera el poder en 2005. En 2004, de acuerdo a los datos de Banco Mundial, el posicionamiento de Uruguay era algo mejor en la tabla, ocupando el puesto 56 sobre 206 países con combustibles más caros, pero de todas formas era el país con las naftas más caras de la región.

Como puede verse en los gráficos, el precio de la nafta y el gasoil evolucionó al alza en el Uruguay prácticamente de forma constante a lo largo de los años, a excepción del período posterior al estallido de la crisis financiera internacional en 2008 y hasta 2010.

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Datos de ANCAP
Datos de ANCAP
Datos de ANCAP

Sin embargo, el precio del petróleo –que ha mostrado mucha volatilidad en los últimos años- mostró una clara tendencia a la baja luego de la segunda mitad de 2014, la que se mantuvo hasta principios de 2016. El petróleo de referencia WTI llegó a cotizar en febrero del año pasado a 30,62 dólares por barril. Pese este descenso del insumo clave para la producción de combustibles no se vio reflejado en una baja de los precios, debido a la delicada situación financiera de Ancap, que debió ser capitalizada en enero de ese año por unos 622 millones de dólares.

Negocio en riesgo

Si bien Uruguay tiene uno de los precios más altos de los combustibles desde hace años, para el senador Pedro Bordaberry del Partido Colorado no se trata de un problema estructural del país, sino “ideológico”, atribuible a la mala gestión del Frente Amplio en las empresas públicas. “El Frente Amplio repitió en sus dos primeros gobiernos que no era malo que las empresas públicas como Ancap perdieran dinero -así lo afirmaron varias veces en el Parlamento-. A su vez, pretendieron desarrollar la industria a través de Ancap -con el cemento, Alur, la cal, la venta de alcoholes, perfumes, etc.- Con ese retorno a los 60, el resultado era evidente: la fundieron”, explicó el legislador a CRÓNICAS, argumentando que “ahora suben los combustibles para cubrir esas pérdidas”.

A su entender, el hecho de que Ancap tenga un monopolio hace que no tenga “incentivos para ser eficiente”.

“El problema estructural es del Frente Amplio y su visión estructurada y retrógrada. No es un problema del país”, criticó Bordaberry.

El senador colorado apuntó que esos altos precios tienen perjuicios “enormes” para la economía. “Estamos destinando recursos a pagar ineficiencias, fruto de visiones ideológicas arcaicas. Cargamos así al aparato productivo y a los ciudadanos con costos que no deberíamos tener y por ende eso nos hace menos competitivos y con menos posibilidad de ahorro y consumo”.

De todas formas, opinó que “por suerte el negocio de Ancap está en riesgo y tiene fecha de terminación”. “El advenimiento del transporte eléctrico que alcanzará no solo el de recreación, sino tractores, camiones, y hasta la aeronavegación, hará que el monopolio de Ancap se termine”, fundamentó. El legislador comentó que “es un error no tener un plan para que cuando dentro de 9 o 10 años el combustible fósil deje de tener la importancia que hoy tiene, sepamos qué hacer con los cientos de millones de dólares que los irresponsables gobiernos del Frente Amplio han dilapidado en Ancap”.

Para Bordaberry, el gobierno debe “salirse rápidamente de los negocios que pierden dinero como el cemento, la cal, los biocombustibles, la venta de perfumes y alcohol, y redefinir una Ancap más pequeña y eficiente que tiene sus días contados como los tienen los combustibles fósiles”.

Pedro Bordaberry (PC): “El problema estructural es del Frente Amplio y su visión estructurada y retrógrada. No es un problema del país”.

Consultado respecto a si la delicada situación financiera de Ancap no obligaba a realizar el aumento de tarifas, Bordaberry lo negó rotundamente. “El país le transfirió entre 600 y 800 millones de dólares por ley y un préstamo hace menos de un año a Ancap para enfrentar sus pérdidas. Eso fue un sinceramiento de las barbaridades que hizo el Frente Amplio en el gobierno. Ahora, maquillar con aumentos de combustibles las ineficiencias que siguen teniendo es hacernos trampas al solitario”, fundamentó.

Criticó que las autoridades “son ineficientes, se dedican a negocios ineficientes, juegan con el dinero de los uruguayos, y un día se encuentran con que perdieron 800 millones de dólares. Y se los damos por ley”.

Para el legislador esa situación no ha cambiado: “Hoy siguen siendo ineficientes, siguen dedicándose a negocios ineficientes, siguen jugando con el dinero de los uruguayos, pero en lugar de dar pérdidas suben las tarifas. El mismo perro con otro collar: antes eran pérdidas contables, ahora le pasan la cuenta a los ciudadanos en la tarifa”.

“El problema no es de dónde sacar el dinero, sino ser eficientes y dejar de perderlo”, concluyó.

Un alto precio

Por su parte, el senador del Partido Nacional, Álvaro Delgado, dijo en diálogo con CRÓNICAS que tener un combustible elevado implica un problema para Uruguay ya que “afecta la competitividad y la productividad”. En ese sentido, entiende que se debe ser “más eficiente en el proceso de distribución” y adicionalmente dirigir los esfuerzos a “revisar la carga impositiva” que tienen los combustibles. En primer lugar, estimó que se debe reducir el IVA al gasoil como forma de “beneficiar a los sectores productivos” y posteriormente ir “bajando el Imesi a las naftas de forma paulatina”.

Álvaro Delgado (PN): Altos precios de los combustibles “afectan la competitividad y la productividad”

De acuerdo al legislador, en un plazo de diez años, se podría ir reduciendo el precio de los combustibles a la mitad de su valor.

Por su parte, el diputado del Partido Independiente, Iván Posada, señaló a CRÓNICAS que los altos precios de los combustibles afectan “los costos de producción” ya que constituye “una de las variables más importantes en la conformación de los precios de los productos que Uruguay exporta”.

El legislador explicó que Uruguay tiene costos muy elevados debido al proceso de refinación del petróleo ya que cuenta con “una refinería que carece de una escala apropiada para solventar el nivel de costos que tiene”. Además, recordó que “las experiencias que Uruguay recorrió para darle escala a la refinería -como la compra de estaciones de servicio en Argentina- fueron ruinosas”.

Iván Posada (PI): “Hay actividades que desarrolló Ancap, donde se podrían haber generado instancias de corrupción”

A esta situación estructural de la producción de combustibles “se le agrega una situación especialísima que está viviendo Ancap, producto de lo que fueron estos años de una mezcla de mala gestión y de actividades que para nosotros tienen claramente signos de haber incurrido en actos de corrupción”.  “Hay actividades que desarrolló Ancap, donde se podrían haber generado instancias de corrupción”, subrayó.

Para Posada, el último aumento de los combustibles “está relacionada con esta situación de déficit que tiene la compañía” ya que si se “compara la evolución del petróleo y del dólar, obviamente no había elementos como para establecer una suba”.

“La principal empresa que tiene nuestro país, la más importante, que es Ancap, registró desde hace algunos años una situación desde el punto de vista de su gestión que generó déficits cuantiosos” que obligó a un “salvataje por parte del Estado”, sostuvo Posada, agregando que “la realidad de precios de los combustibles que hoy estamos pagando tiene que ver con ese mismo problema de una situación crítica que viene arrastrando el ente, con una gestión (…) que dejó a Ancap en una situación verdaderamente complicada.

Cambio de foco

Del otro lado del gobierno, el senador frenteamplista por la Lista 711, Leonardo De León, criticó el elevado nivel de impuestos que tienen los combustibles y la postura de utilizar las tarifas públicas  como forma de atenuar el déficit y no incrementar la tributación de “los grandes capitales”.

Consultado respecto al hecho de que Uruguay cuenta con uno de los combustibles más caros del mundo, el legislador advirtió que “es muy difícil comparar” ya que “Uruguay en la región es el único país que no tiene petróleo”. Asimismo, recordó que en Uruguay los precios de los combustibles “tienen un componente muy alto tributario, la nafta tiene alrededor de un 47% de impuestos”.

“Cuando uno pone en la estación de servicios $ 40 por un combustible, el costo de Ancap de todo eso es un 9%, es decir, $ 3,60, ahí está el costo de mano de obra, la parte operativa de la refinería y mantenimiento de la refinería. Eso es Ancap”, fundamentó De León, agregando que los principales costos están asociados a los impuestos y a “los privados: distribución, bonificación de las estaciones, subsidio del boleto en el caso del gasoil”.

Además, De León atribuyó los déficits de Ancap a la decisión del Ministerio de Economía de no incrementar tarifas entre el período 2011 y 2014 como forma de manejar la inflación. “No permitió ajustar los combustibles en función de los costos que tenía y eso generó un problema muy importante”, señaló el legislador.

“Por eso coincidimos con el ministro (de Economía, Danilo) Astori, cuando dice que las tarifas se tienen que ajustar por inflación, nosotros decimos que sí, al igual que se tendría que haber hecho entre 2011 y 2014”, agregó.

Para De León, existe “un tema de fondo”: “las empresas públicas no pueden usarse para financiar presupuestos públicos ni para manejar el déficit fiscal. Los servicios públicos, tienen que llegar al ciudadano con un servicio de calidad y a precios acordes,  bajos”.

Leonardo De León (FA): “Hoy podríamos tener actividad productiva con costos energéticos más baratos si no usáramos a las empresas públicas para recaudar”

Explicó que ello beneficia directamente a los ciudadanos, “pero también a la producción”. “Hoy podríamos tener actividad productiva con costos energéticos más baratos si no usáramos a las empresas públicas para recaudar”, señaló.

Para el senador frenteamplista, “la recaudación en un gobierno de izquierda tiene que ir sobre el gran capital”, eliminando o reduciendo las exoneraciones de IRAE, IVA, Impuesto al Patrimonio, entre otros.

“Las tarifas de energía no pueden ser utilizadas para la mejora del déficit o el presupuesto público. Eso afecta la competitividad. Afecta nuevos emprendimientos. No tener una energía barata es una limitante”, concluyó.


Salarios aumentaron cuatro veces más que los combustibles

Uno de los principales argumentos utilizados por los defensores del gobierno a la hora de justificar el aumento de los combustibles tiene directa relación a lo que ha sido su evolución en comparación con el aumento del poder adquisitivo de los salarios o del salario mínimo.

Ello se debe fundamentalmente a que en los últimos años el aumento de los combustibles ha sido notoriamente inferior al crecimiento de la inflación (es decir, del resto del conjunto de precios de la economía) y del salario.
Cómo puede verse en el gráfico, desde 2005 a la fecha los combustibles aumentaron en términos nominales un 65,7%, pasando de valer $ 27,70 el litro de súper 95 a $ 45,90 mientras que en igual período la inflación fue de 141%. Es decir, que la nafta aumentó menos de la mitad que el resto de los precios de la economía.

Aún más abrupta es la diferencia entre la evolución de los combustibles y los salarios. Entre 2005 y noviembre de 2016 (último dato disponible) el Índice Medio de Salarios (IMS) aumentó un 269%, es decir, unas cuatro veces por encima del precio que aumentó la nafta. Es bueno aclarar, que esa importante diferencia se dio en un contexto de fuerte crecimiento de la economía local, y de alta recuperación de los salarios reales de los uruguayos en el período posterior a la crisis económico-financiera de 2002.


(Producción: Ricardo Delgado, Joaquín Requena)