Cutcsa invirtió más de US$ 2 millones en la infraestructura en torno a los ómnibus eléctricos

Juan Salgado, presidente de Cutcsa

El primer ómnibus eléctrico llegó a Uruguay el 5 de mayo de 2016 de la mano de la empresa Cutcsa.  Este fue el puntapié de una revolución en el sistema de transporte colectivo que se consolidó este 2020 con la llegada de 30 unidades más- de las cuales 20 corresponden a Cutcsa-. El presidente de la compañía, Juan Salgado, conversó con CRÓNICAS acerca del futuro del sistema de transporte que tiene como prioridad la sustentabilidad medioambiental. “No tenemos dudas de que este es el camino”, afirmó Salgado. Independientemente del costo de las unidades, Cutcsa realizó una inversión de más de US$ 2.000.000 con la cual construyó una infraestructura para 100 unidades que esperan poder incorporar en los próximos años. En el largo plazo, se proyecta que una tercera parte de la flota total de los ómnibus de Montevideo sea eléctrica. “Desde el gobierno hemos encontrado las ganas y el impulso de seguir trabajado por este camino, principalmente por parte del ministro Paganini”, destacó Salgado.

Por María Noel Durán | @MNoelDuran

Desde hace décadas las empresas de transporte barajan alternativas con el objetivo de sustituir al combustible fósil.

A través de la participación activa de la compañía uruguaya en la Unión Internacional de Transporte Público (UITP), una organización mundial con presencia en las principales ciudades, en los primeros años de la década del 2010 se llegó a la conclusión de que la tendencia iba hacia el uso de la energía eléctrica, incluso por encima del híbrido. “Ahora nos dimos cuenta de que hay una gran diferencia”, ratificó Salgado.

¿Por qué el bus eléctrico supera al híbrido? El híbrido tiene la misma cantidad de componentes que el coche a gasoil y, a su vez, recarga energía. “Gasta algo menos pero no tendría el ahorro en mantenimiento”, apuntó Salgado y señaló que hacer una escala en el híbrido no valía la pena. “El gran salto es directamente el eléctrico”, apuntó.

La definición

En 2016, la empresa BYD ofreció la oportunidad de adquirir una unidad sin ningún tipo de beneficio fiscal, a un precio significativamente superior a los que actualmente se pagan.

“BYD se especializa en baterías, no en coches. El hecho de que fabrique baterías hizo que nos inclináramos por ella porque da un diferencial sobre el resto; una cosa es adaptar una batería a un coche y otra un coche a una batería”, reflexionó Salgado.
Hasta el 2020, cuando se incorporaron las nuevas unidades, ese fue el único ómnibus en el transporte colectivo que funcionaba de forma 100% eléctrica. “De ahí sacamos muchas conclusiones” apuntó el presidente de Cutcsa.

Con la convicción de que la energía que iba a sustituir al gasoil y al petróleo era la electricidad, Cutcsa accedió y comenzó a comprobar los pros y contras del transporte eléctrico en las calles montevideanas.

En primer lugar, se probaron distintos recorridos en función de ver qué problemas se presentaban. Eso permitió en 2018, a dos años de comenzar esa prueba, tener algunas conclusiones importantes.

Según Salgado, la primera gran ventaja a favor de los vehículos eléctricos es el impacto positivo en el contexto medioambiental.

Dentro de los beneficios más destacados se encuentra también el valor de la electricidad frente al costo del gasoil. Los vehículos se recargan en horas de la noche cuando se constata un excedente de energía eléctrica -entre las 00:00 y las 3:00 de la mañana-. Ese excedente es consumido por las empresas de transporte, lo que deriva en un doble beneficio: para la compañía que compra la energía a un precio más económico y para UTE que logra comercializar la energía sobrante.

“Recargar durante el día no sería posible porque las unidades deberían parar y porque, además, el costo podría ser superior, incluso, que el precio del gasoil”, comentó Salgado.

Otro punto a favor del eléctrico reside en el ahorro de mantenimiento de las unidades. El ómnibus eléctrico cuenta con un 10% de los componentes de un ómnibus tradicional. “De 4.000 componentes pasamos a 400. No usa lubricantes, es más ligero, no tiene motor ni bomba de gasoil. Todos esos son costos de mantenimiento importantes”, remarcó.

El ahorro de estas 20 unidades con las que hoy trabaja la empresa Cutcsa ya se trasluce en la contabilidad de la empresa.

En los egresos de una empresa de transporte, el principal rubro es el del personal -que se lleva un 73% de los costos- mientras que otro 23% corresponde a combustible  y mantenimiento. “El ahorro es importante, se ve, entre mantenimiento y combustible se ahorra, como mínimo, la mitad. Si una empresa gasta $100 entre mantenimiento y combustible, con el eléctrico está ahorrando por lo menos $50”, resaltó el presidente de Cutcsa.

Del mismo modo, Salgado valoró como positiva la duración de la batería que se perpetúa entre 12 y 15 años y que, de ser necesario, también puede ser sustituida.

A contramarcha

A pesar de las bondades antes mencionadas, el camino de los vehículos eléctricos no está libre de obstáculos. En este sentido, el tiempo de carga es uno de los principales escollos a superar. 

Según Salgado, un ómnibus eléctrico demora aproximadamente cinco horas para estar nuevamente “con el tanque lleno”, mientras que los ómnibus tradicionales tardan unos 40 segundos en cargarse de combustible y estar listos para volver a las calles.

Otro de los inconvenientes a resolver es la autonomía. Para que sea redituable para las compañías de transporte, la carga completa debe garantizar una autonomía de dos turnos de trabajo, lo que equivale a 16 horas. “Vimos que en un porcentaje importante de recorridos de la empresa no se lograba esa autonomía”, indicó Salgado. En los recorridos más largos la carga no daba abasto y eso se transformó en una limitante de peso. “No se puede proyectar esta solución a toda la flota si la autonomía no mejora”, subrayó Salgado.

Tras la prueba inicial, Cutcsa evaluó que tenía recorridos que eran aptos para ser ejecutados por las unidades eléctricas, aunque estos no fueran la totalidad de los tramos cubiertos por la empresa.

“En 2018 decidimos apoyar todas las iniciativas para traer una flota de ómnibus en lo que yo diría que es una prueba avanzada; esto no está consolidado, pero sí estamos en un avance. Esta flota de 20 ómnibus eléctricos alterna recorridos cortos, como puede ser el del CA1 que va de Tres Cruces a Ciudad Vieja, el E14 que va de Kibón a Ciudad Vieja, con el D1 que recorre entre Carrasco y Ciudad Vieja. La mixtura de estos recorridos durante los dos turnos permite dar autonomía a los vehículos”, analizó.

Haciendo uso de esta combinación, al día de hoy, las unidades “gastan el 60% de su energía y hay un 40% de reserva”, puntualizó el presidente de Cutcsa. 

“De no haber existido la pandemia, las primeras 100 unidades se estarían incorporando entre 2021 y 2022”, indicó Juan Salgado.

En los números

La infraestructura desarrollada por Cutcsa para esta prueba avanzada no es solamente para las 20 unidades que hoy recorren la ciudad. 

Sumado a que los ómnibus eléctricos cuestan dos veces y media más que el vehículo tradicional, las empresas asumen, además, los costos de la infraestructura.

“Estamos previendo infraestructura de recarga para 100 vehículos”, indicó Salgado y aseguró que además fue necesario adaptar los talleres para poder asistir a los nuevos coches: un taller para ómnibus convencionales tiene fosas y las reparaciones se realizan del piso hacia abajo. “En cambio, en las unidades eléctricas, los componentes están del techo hacia arriba”, explicó Salgado.

Asimismo, enfatizó en que se precisa una central de carga para cada ómnibus, mientras que con un pico de gasoil pueden surtirse unas 300 unidades.

Para llevar a cabo estas modificaciones y poner a disposición los puntos de carga que se necesitan para las unidades, Cutcsa invirtió, fuera del costo de los coches, algo más de US$ 2.000.000.

“Cuando hicimos la revolución tecnológica en torno al cambio de la boletera, la utilización del GPS o el pago de tarjeta no había una gran inversión por detrás como lo hay hoy con la incorporación del ómnibus eléctrico”, subrayó Salgado.

A futuro

Mientras que las condiciones de tiempo de carga tengan una demora de entre cuatro y cinco horas y la autonomía se mantenga, las empresas de transporte montevideanas podrían cubrir alrededor del 30% de su flota con coches eléctrico. En una flota que alcanza los 1.500 coches, serían unas 450 unidades.

“Recién vamos 30, seguiremos en esta prueba avanzada con una infraestructura para 100. Hasta 450 unidades creo que podemos ir avanzando en estos años”, apuntó Salgado.

Con el paso de los años, el presidente de la empresa de transporte espera que los avances tecnológicos de las baterías permitan que el número de 450 se incremente aún más. “No tenemos dudas de que este es el camino”, subrayó.

Consultado al respecto de los plazos, Salgado indicó que de no haber existido la pandemia, y sus nefastas consecuencias, las primeras 100 unidades se estarían incorporando entre 2021 y 2022.

Finalmente, el presidente de Cutcsa confirmó que desde el gobierno se han encontrado “las ganas y el impulso de seguir trabajado por este camino”, principalmente en la voz del ministro de Industrias, Omar Paganini.