Escenario económico que prevé el Gobierno es “optimista”, según expertos

Debate > Más gasto para combatir la crisis o equilibrar las cuentas públicas

El año próximo habrá un repunte de la economía, según algunos expertos. Más allá de esta proyección, los economistas Agustín Iturralde, Gabriela Mordecki y Giuliano Cantisani, valoraron que el escenario macroeconómico a futuro planteado en el presupuesto es “optimista”. Sin embargo, mostraron opiniones diversas respecto al rumbo de la política económica y las medidas adoptadas para dinamizar la actividad.

Por Ricardo Delgado | @ricardo_dl e Ignacio Palumbo | @ignacio_palumbo

La crisis generada por el Covid-19 agregó complejidad a una situación internacional, regional y local, que ya era complicada.

Dentro de este manto de incertidumbre sobre el futuro es que el Parlamento comenzó a analizar el Presupuesto Nacional para los próximos cinco años, un texto que contiene la visión del rumbo económico del Gobierno, que aspira a acomodar los números fiscales del país. Para ello se propone un presupuesto -dependiendo el lado del mostrador en el cual se esté- con “eliminación de excesos” y “bisturí”, o con “recortes” y “motosierra”.

En este marco, CRÓNICAS dialogó con tres economistas para conocer sus valoraciones respecto a los grandes números que plantea el Gobierno, donde hubo unanimidad en cuanto a que son optimistas. No obstante, se dieron diferencias en cuanto al grado de optimismo y en las apreciaciones sobre lo acertado o lo errado del camino elegido.

“Difícil de creer”

Para la Coordinadora del Área de Coyuntura del Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y Administración, Gabriela Mordecki, el escenario macroeconómico planteado “parece un poco inconsistente con lo que se plantea en el propio presupuesto”. En su opinión, la proyección de crecimiento es “muy optimista” para el año próximo, luego de un año de fuerte recesión. Asimismo, estimó que presenta “una política fiscal muy contractiva”, en momentos de una crisis económica “especial” que afecta no sólo a Uruguay, sino a todo el mundo y particularmente a países de la región como Argentina y Brasil, que enfrentan una “situación muy complicada”.

Para Mordecki, por un lado, se establece “un escenario de crecimiento sin parar para todos los años (pero) con unas metas de caída de la inflación y de déficit fiscal muy importante, lo cual implica políticas muy recesivas, porque para bajar la inflación también se precisa una política muy dura”. Estas políticas, además, implicarán una caída de los salarios reales y de las pasividades. “El ajuste está pensado por ese lado”, sostuvo.

Estimó que esta situación plantea, además, “problemas para la recuperación del consumo interno, porque va a haber menos empleo y van a caer los ingresos reales de las familias”.

Mordecki también esbozó dudas respecto a una recuperación a impulso de la inversión. Estimó que es un escenario “complejo” porque estamos en un momento donde el mundo está esperando ver por dónde va la salida para decidir qué hacer. “Parece muy difícil de creer este escenario”, evaluó.

Mordecki también se refirió a las proyecciones de tipo de cambio, interpretando que “ahí no se prevé ninguna recuperación”, lo que deja en parte de lado “el discurso de que había que recuperar competitividad, precios, el dólar”. Apreció que eso tiene lógica en el sentido de que un aumento del dólar “pegaría enormemente en la inflación”, pero al mismo tiempo dificulta el supuesto de que Uruguay va a salir a exportar al lado de otros países que tienen producciones y venden a precios más competitivos. “Tampoco parece que tenga lógica”, agregó

Otros aspectos por resolver están vinculados a otros incisos del presupuesto, en sectores que van a sentir el impacto de la pandemia en sus números, como la salud y la educación (ver recuadro).

A modo de resumen, evaluó que se trata de “metas muy optimistas, basadas en algunos supuestos que no parecen consistentes con las metas”. Profundizó, entonces, que “por algún lado esto no se va a cumplir: o la política va a ser más restrictiva -vamos a tener menos crecimiento-, o luego no se van a cumplir con las metas y vamos a esperar las disculpas del caso. Pero yo creo que ahí está están pecando de no ver la realidad”, reflexionó.

“Agenda agresiva”

Agustín Iturralde, del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), evaluó que se trata de “un presupuesto moderadamente optimista”, ya que “tiene un escenario de caída razonable pero un poquito más optimista que el de los agentes privados” y “el año que viene tiene una recuperación, que algunos colegas han dicho que es optimista”.

De todas formas, consideró que está en línea con lo que ven los mayores actores, es decir, esperando la recuperación global, el rebote de la economía, el efecto de UPM2 y el impulso que parece que va a haber en la construcción. “Creo que es razonable esperar un rebote importante. Quizás pueda ser un poco menos que lo que dice el gobierno, pero en lo sustancial está bastante en línea”, manifestó.

En su opinión el mayor optimismo está “en el mediano y largo plazo”, donde es más difícil tener una noción de qué va a pasar. “Para realmente poder aspirar a esas tasas de crecimiento que plantea (el Gobierno) para 2022-2024, tiene que poner en marcha una agenda pro-crecimiento un poco más agresiva”, analizó Iturralde, haciendo referencia a la “inserción internacional” y a la reducción de los costos internos, reduciendo el costo de la energía para el sector productivo y generando un shock logístico y de infraestructura. “Ese tipo de reformas que están pendientes son clave si el gobierno realmente ansía a tener un crecimiento como el que establece para el 2022, 2023 y 2024”, opinó.

“Muy desafiante”

Por su parte, Giuliano Cantisani, economista del Departamento de Análisis Económico de CPA Ferrere, opinó que “las proyecciones macroeconómicas, en especial las que refieren a PIB y empleo, parecen ser algo optimistas”.

El experto analizó que, como se ha indicado en reiteradas oportunidades, “era necesario que el nuevo gobierno realizara una corrección fiscal, dado que, de mantenerse los niveles de déficit observados en los últimos tiempos, la deuda se volvería insostenible”. En ese sentido, el Gobierno busca hacer el ajuste por vía del gasto, pero advirtió que “en un momento de crisis como el que estamos viviendo se corre el riesgo además de sobreajustar y que esto termine en consecuencias más severas sobre la actividad”.

Aún así, el ajuste propuesto “va más por el lado de congelar gasto en términos reales que de reducirlo (a nivel agregado), por lo que no debería esperarse que tenga consecuencias directas importantes sobre la actividad, aunque está claro que el gasto público no cumplirá un rol dinamizador de la actividad económica”.

Respecto a la caída que se espera de la deuda con relación al PIB, en su opinión, algunos de los supuestos que están implícitos en la estimación deben ser evaluados con cuidado.

“En primer lugar, las proyecciones macroeconómicas, en especial las que refieren a PIB y empleo, parecen ser algo optimistas”, advirtió Cantisani, señalando que desde CPA Ferrere se espera “una reactivación más lenta” y, en consecuencia, una corrección fiscal que demoraría más en concretarse.

“En segundo lugar, el ajuste planteado implica caídas significativas de remuneraciones, pasividades y gastos no personales como porcentaje del PIB. (…) Esas contracciones tan importantes lucen bastante ambiciosas en comparación con otros ajustes realizados en el pasado, por lo que podrían encontrar dificultades a la hora de implementarse en la realidad”, agregó.

Por último, el experto de CPA Ferrere indicó que la caída del déficit fiscal se explica en gran medida por una mejora en el resultado de las empresas públicas, un objetivo que “parece muy desafiante, sobre todo teniendo en cuenta el compromiso de reducir las tarifas”.

Motosierra o bisturí

Una de las críticas realizadas al presupuesto pasa por el tono restrictivo del mismo en un momento de caída de la actividad. Al reducir los gastos, se estaría generando un empuje “procíclico” en momentos de baja de la economía, lo que agravaría la situación económica actual y dificultaría aún más la recuperación.

En esa línea se manifestó Mordecki, para quien, en este momento de recesión, “aplicar una política fiscal sumamente restrictiva es procíclico” y lo único que hace es profundizar la caída y hacer más difícil la salida.

De esta manera, esta medida “sí es algo que va en contra de cualquier manual de economía”, profundizó.

Sin embargo, Iturralde mostró una opinión diferente. “No hay un gran ajuste de recorte en nada. No hay una expansión como hubiera sido deseable que haya si hubiéramos tenido medidas anticíclicas en la bonanza, y poder hacer una gran expansión ahora”, comentó.

Respecto a si el consumo doméstico no podría amortiguar la caída general de la economía, el director ejecutivo del CED remarcó que el presupuesto se establece para cinco años, por lo que excede la coyuntura actual. “Hoy estamos en crisis, es verdad, pero estamos viendo cómo la economía parece que empieza a reaccionar, cómo los mercados parece que se vuelven a abrir, y estamos esperando todos un 2021 bastante bueno. Entonces no podemos pretender que el presupuesto esté enloquecido por lo que pasó este mes o el mes pasado”, señaló. Además, apuntó que “no es claro que la demanda esté mucho más débil” de lo que ya venía en 2019.

Pero más allá del efecto amortiguador que podría tener la demanda interna, Iturralde evaluó que la suerte de Uruguay, por sus características, se juega en los mercados externos. “El esfuerzo lo centraría mucho más en recuperar los mercados externos, en darle competitividad a nuestros mercados exportadores, como forma de traccionar la economía toda, que en enfocarse en la demanda interna”, señaló. En su opinión, “Uruguay tiene que reactivar el sector transable, su sector externo, y ese es el camino sustentable para el país”.


No está pensado

Mordecki se refirió a los impactos que generará la pandemia sobre algunos sectores específicos, que a su entender no están contemplados en el Presupuesto.

Respecto al sector salud, estimó que la pérdida de puestos de trabajo formales va a generar pérdida de ingresos para el sistema mutual, y -paralelamente- mayores egresos para el Estado, que deberá hacerse cargo de la atención a través de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE). “Se precisarían más recursos, (que) tampoco aparecen”.

A nivel de la educación, evaluó que seguramente se van a precisar más recursos después de este año de total anormalidad y que los niños y jóvenes van a precisar refuerzos el año que viene para poder ganar todo el tiempo perdido. Eso, indicó, no se hace sin recursos porque se precisan recursos humanos formados, entre otras cosas. “Se precisa mucho y no está pensado”, lamentó.


La clave de crecer

“Al final del día, si la economía se reactiva y crece, todo lo demás se soluciona”, señaló Iturralde en referencia al crecimiento que se espera para los próximos años. Si bien reconoció que el planteo “puede parecer medio reduccionista”, insistió que en los hechos no lo es. “Si realmente el gobierno logra que el año que viene crezcamos al cuatro y algo por ciento, y después los otros tres años crecemos a un promedio del 3%, todo lo demás se va a poner en caja solo. Va a poder fluir con mucha más facilidad”.

A su entender, el presupuesto presentado “no tiene grandes ajustes”; se preguntó, más bien, cuál es la modificación con más peso dentro del proyecto de ley. La respuesta: “Congelar el gasto en términos reales y esperar que la economía crezca, y entonces el gasto, la presión fiscal, el peso del Estado en la economía en proporción a la economía toda cae, pero no porque caiga el gasto en términos reales, sino porque crece la economía y el gasto se congela. Esa es la apuesta de este gobierno”, fundamentó el economista.

Continuando con su análisis, señaló que “claramente si la economía crece y se reactiva, todo el resto de las cosas entran mucho más fácil dentro de lo esperado, y lo contrario, si al final la economía se estanca, no logramos y las variables terminan siendo optimistas no se va a lograr cumplir las metas de déficit fiscal, quizás tampoco las de inflación y todas las otras cosas van a empezar a caer detrás de eso”.

Respecto a las declaraciones del director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), Isaac Alfie, de que se están “cortando excesos” y no realizando “recortes”, Iturralde valoró que lo que se observa es que no hay lugares donde el Estado se haya retirado. “No hay lugares donde el Estado no esté más, haya cerrado oficinas, haya dejado de hacer cosas; no. Lo que hay es el ajuste por dos lados: recorte sobre todo del gasto de funcionamiento, (…) y los salarios; que hay una pérdida salarial estos primeros años y se recupera al final del quinquenio”, sostuvo.