“El 99% de los objetos, bienes y servicios que se comercializan pueden ser pirateados”

Virginia Cervieri, presidenta de la Cámara de Lucha contra la Piratería y el Contrabando

En la vida cotidiana uno suele estar rodeado de marcas, las cuales permiten identificar, ni más ni menos, aquel bien o servicio que en determinado momento se opta por consumir. Detrás de este funcionamiento que parece ser elemental, se encuentran algunos oportunistas, que llevan adelante una actividad que se conoce como “piratería marcaria”. Según la abogada y agente de marcas, Virginia Cervieri, su accionar consiste en “comercializar productos que tienen una marca que no le corresponde y que por lo tanto no tiene derechos para usarla”.

Cervieri es socia fundadora del estudio jurídico Cervieri Monsuárez y cuenta con un posgrado en Derecho Comercial. En diálogo con CRÓNICAS, profundizó en la problemática de la piratería marcaria, e hizo énfasis en que hay que tener en cuenta que “el 99% de los objetos, bienes y servicios que se comercializan pueden ser pirateados”.

Explicó que en Uruguay esto tiene dos caras, por un lado aparece el pirateo del mercado interno, en otras palabras, aquel que es producido dentro de las fronteras del país. En este sentido, la especialista detalló que se han identificado, por ejemplo, talleres textiles que fabrican remeras y posteriormente les estampan logos pertenecientes a una serie de marcas que no les corresponden. También se han detectado lugares clandestinos de fabricación de cosméticos. En un caso particular, la experta detalló que se trató de un sitio que se ocupaba de la producción de shampoo. Los autores de esta práctica se apropiaron de recipientes y de la identidad de una conocida marca, sacando réditos del producto como si fuera original. Por otra parte, también ha sucedido el pirateo de productos como perfumes o bebidas.

La otra cara de esta actividad ilícita tiene que ver con aquellos productos que son importados, que ya ingresan al país procurando imitar a otros. Esta dinámica, concretamente, está relacionada con “productos más elaborados, lentes, juguetes y plástico en general”, indicó Cervieri. Sus lugares de origen más habituales son China e India.

Marco legal y penas

Al ser consultada por su opinión sobre el marco legal uruguayo para la regulación de estas prácticas, la entrevistada expresó que la ley de marcas “es completa y está muy clara”. Agregó que desde algunos sectores se pide una actualización que trate temas vinculados “al advenimiento de las redes sociales e internet”. Contrariamente, aseveró que ella cree que esto no es necesario, ya que tanto las redes como internet son un reflejo del “mundo offline”.

Sin embargo, comentó que entre el mundo online y offline, la diferencia es la metodología que se utiliza para la aplicación del marco legal. Cuando se están vendiendo productos falsificados en un lugar físico, directamente se puede llevar adelante la incautación de la mercadería. En cambio, cuando un producto con estas características se está vendiendo en redes sociales o en una página web, se debe realizar una investigación o una intimación notarial para finalmente saber dónde se encuentran físicamente esos productos.

Por otra parte, la jurista destacó que para este tipo de actividades en Uruguay hay condena, lo que evaluó positivamente. Según explicó, en algunos países la sanción es solo económica, cuestión que deja la puerta abierta a la reincidencia. La pena, la potencial creación de un antecedente y la posibilidad de tener que cumplir entre seis meses y tres años de penitenciaría, condicionan a los involucrados a la hora de la reincidencia en el caso puntual de Uruguay.


Registros de marcas: la otra cara de la piratería

El registro de una marca es un trámite administrativo que se hace en la Dirección Nacional de la Propiedad Industrial. Los abogados especialistas en estos temas, como es el caso de Cervieri, son consultados durante el proceso para hacer lo que se llama una búsqueda de marca.

De esta forma, se comparan las características de la marca que se piensa registrar con las que ya han pasado por este proceso, evaluando la posibilidad de que, en algún caso, se pueda dar lugar a la confusión de los consumidores. Si después del proceso de búsqueda de la marca se llega a la conclusión de que está libre, se hace la solicitud formal a la antes mencionada dirección.

En este proceso, se debe clasificar el tipo de marca dentro de 45 clases diferentes. A continuación, la marca se publica en el Boletín Mensual de la Propiedad Industrial, posterior al cual, si no aparece ninguna oposición, se concede.