El presidente del BCU destacó ante empresarios que Uruguay entró en una nueva etapa de estabilidad

Un nuevo enfoque para terminar con la inflación en Uruguay

Durante el almuerzo de la Asociación de Dirigentes de Marketing del Uruguay (ADM), el presidente del Banco Central del Uruguay (BCU), Guillermo Tolosa, llamó a activar un nuevo paradigma económico. Con una inflación proyectada del 4,5% y fundamentos macroeconómicos robustos, Tolosa pidió una transformación cultural que permita consolidar los beneficios de la estabilidad de precios, más crédito, mayor inversión y una economía resiliente ante choques externos.

En el Almuerzo de Trabajo organizado por ADM en el Radisson Victoria Plaza, el presidente del BCU habló de un cambio de época. Dijo que “vivimos una nueva realidad con la inflación como una política de Estado” y que Uruguay refinó su régimen monetario para enfocarse en una meta puntual del 4,5%. Afirmó que pasar del rango meta al de tolerancia “no es una cuestión semántica”, ya que “demuestra que no estamos conformes con ubicarnos en cualquier punto del antiguo ‘rango meta’; 4,5 % no es lo mismo que 5,9 %”.

Tolosa celebró que, por primera vez en 20 años, la inflación se ubica dentro del rango trazado por el propio Banco Central, lo que calificó como “un mojón sin precedentes en la construcción de credibilidad”. Según sus proyecciones, el país alcanzaría el objetivo en los próximos 12 meses.

Un país blindado ante las turbulencias globales

Detalló que esta nueva etapa no responde a un solo factor, sino a políticas coherentes, disciplina fiscal, diversificación comercial y reservas históricas. “Uruguay hoy tiene una reputación estratosférica, nos dijeron en Washington”, compartió ante una audiencia empresarial.

Subrayó que “el peso uruguayo fue de los de mejor performance a nivel mundial” durante el último episodio de estrés financiero global. Esa solidez, dijo, muestra que la inflación ya no depende exclusivamente del tipo de cambio, sino que “se está anclando en las metas que fija el BCU”.

La experiencia reciente demostró que la tasa de interés “funciona también acá”. Aunque reconoció que “todavía le falta potencia, tracción”, afirmó que el BCU hoy puede ordenar los precios sin intervenciones directas como las del pasado.

“Nos tenemos que creer lo que logramos”

Pese a los datos duros, planteó que existe una desconexión entre la nueva realidad y las decisiones cotidianas de empresas y hogares. “Nos tenemos que creer lo que logramos”, insistió. Explicó que, mientras el BCU proyectó correctamente la baja de la inflación con modelos públicos, “los privados no creyeron en ningún momento que la inflación podía bajar”.

“Hoy, los empresarios, sobre todo, tampoco ajustaron sus expectativas de forma proporcional al cambio de realidad”, lamentó. Y agregó que “hay una especie de disonancia cognitiva, lógicas que solo les suceden a humanos”. “Hasta los robots mirando datos sin bagajes emocionales ya tienen claro que la inflación va a bajar”, sostuvo.

Con un toque de humor, apeló a referencias inusuales en un discurso técnico. Citó a Thomas Kuhn, Daniel Kahneman y al relator uruguayo Alberto Kesman para describir el fenómeno de negarse a aceptar un nuevo contexto. “Hay que avisarle, Yanuzzi”, dijo, lo que provocó risas en la sala.

Los costos de seguir pensando como antes

El economista advirtió que este rezago tiene consecuencias prácticas. “La inflación es como la polilla que se come la ropa, pero sobre nuestra capacidad de compra”, graficó. Y explicó que cada punto porcentual afecta particularmente a trabajadores cuyos ingresos apenas alcanzan.

También señaló que Uruguay tiene “los depósitos más dolarizados de América y del planeta, como si viviésemos con una inflación de 30 años atrás”. Eso limita el acceso a crédito en moneda nacional, encarece el financiamiento para todos y aumenta el déficit o el endeudamiento en dólares, apuntó.

“En Uruguay hoy una empresa buena paga el doble en pesos que una empresa en Perú”, sostuvo, y aclaró que “no tiene que ver si los bancos están sobrecargando a sus clientes o no. Es una exigencia también en los mercados de deuda”.

En materia habitacional, fue claro: “Muchísimos uruguayos que podrían acceder al sueño de su casa propia no pueden hacerlo”. Y respecto a la inversión privada, recordó que “hay una ventana de rentabilidad promedio en que no puede expandir su negocio en Uruguay, pero sí en Perú o en Chile”.

También criticó mecanismos de indexación salarial, presupuestos públicos y decisiones de inversión que siguen anclados en un escenario inflacionario superado. “Estamos atrapados en patrones mentales, emocionales y actitudinales que nos bloquean la posibilidad de conectar con este futuro que ya asoma”, advirtió.


Un llamado colectivo a acelerar el cambio

Hacia el final de su exposición, Tolosa hizo un llamado colectivo a dejar atrás el “piloto automático” y tomar decisiones que reflejen la nueva estabilidad alcanzada. 

Cerró con una frase que sintetizó su planteo: “Nos puede esperar una economía de más poder adquisitivo, más crédito, más competitividad, más dinámica. Que genere más negocios, más empleo para la gente. Nos puede esperar llegar a festejar nuestro bicentenario inmersos en un nuevo paradigma”.