“Junto con el Ministerio propusimos extender hasta el año que viene el convenio que finalizaba, y en 2022 sí discutir un nuevo acuerdo en forma presencial, pero no lo aceptaron. Fuimos más allá y terminamos ofreciéndoles mejorar el convenio actual en algunos puntos, como por ejemplo en las licencias, con la idea de hacer una prórroga hasta el año que viene, pero tampoco estuvieron de acuerdo con eso. Es un tema ideológico. Ellos están convencidos de que la pesca se tiene que destruir y construir en base a los trabajadores”, insinuó Estellano. El entrevistado entiende que es inviable que un sindicato maneje todas las decisiones, y eso es lo que está pasando hoy en el puerto.“Hasta el año pasado el puerto era manejado por el Suntma. Si alguien tenía que descargar un barco había que recurrir a gente del sindicato para que lo hiciera, y lo mismo para salir a pescar. Si se quería poner otro marinero, no se podía hacer si no estaba sindicalizado; y si por casualidad se subía a uno que no estaba en el sindicato, todos los demás se bajaban de ese viaje. El año pasado logramos cambiar ese monopolio que tenía el Suntma en la carga y descarga de los barcos y que se pudiera contratar a otras pandillas (grupo de trabajo). Este año vamos a tratar de hacerlo también con la gente embarcada”, advirtió el empresario.Añadió que hoy se desconoce si hay 2.000, 3.000 o 5.000 libretas para embarcar, pero la realidad indica que hay pocos barcos saliendo porque muchos dejaron de operar en Uruguay. Estellano considera que el motivo es la intransigencia del Suntma y la ideologización que tiene. Esto ha llevado a que ellos mismos promuevan leyes, como que el 90% de la tripulación tiene que ser uruguaya, originada bajo el gobierno del Frente Amplio, que se volvió un boomerang porque los barcos extranjeros no quieren tener tripulación uruguaya. “Incluso han llegado a ofrecerle al gobierno que si bien contratan a los uruguayos, les pagan la marea, los dejan en la casa y salen con otra gente… no es un problema de plata. Es tan caótico trabajar con ellos, tan anárquico todo que hasta paran un barco porque no les gusta la marca del dulce de leche, porque no les cae bien la cara del cocinero o porque a uno se le ocurrió que estaba mal liquidada la licencia y después se dan cuenta de que estaba bien”, reveló.Estellano explicó que en los últimos años se perdieron más de 100 barcos de pesca como consecuencia de esta situación, y hoy sólo permanecen unos 50 barcos activos. Esos 300 o 400 pescadores que hoy están trabajando ganan, en promedio unos US$ 20.000 por año, y lo hacen cumpliendo tareas entre 150 y 190 días al año. En esta época, que es la de zafra, un marinero puede llegar a cobrar hasta US$ 700 por semana.“Hoy, los que quieren trabajar se pierden de facturar eso, y el sindicato no lo tiene en cuenta. En cambio decide hacer un paro en el momento de la zafra con la peregrina idea de que como nosotros también perdemos le vamos a ceder cosas que en otro momento ni se cedieron por la necesidad de salir. A ellos no les interesa lo que pierden quienes no pudieron embarcar, sino que quieren destruir a los empresarios. El sindicato tiene una audición todos los domingos (en Radio Fénix) que es como si bajaran de Sierra Maestra, como si cada barco fuera un pequeño Granma en busca de la revolución, y uno piensa: ¿dónde vive esta gente?”, reflexionó el director de Novabarca.Recordó que en el ‘90 había 20 o 25 plantas frigoríficas, pero hoy solo quedan tres o cuatro. Enfatizó en que mientras en el mundo la pesca está en una curva ascendente, en Uruguay ocurre completamente lo contrario: cada vez se pesca menos, hay menos barcos y un descenso continuo de gente embarcada.“En este proceso ya le dijimos al gobierno que nos vamos a fundir todos, esto no tiene solución, estamos en plena zafra parados. Es como si en Punta del Este en enero todos los gastronómicos y los hoteleros hicieran una huelga”, ejemplificó.Añadió que el Suntma es el único gremio que no puede negociar trabajando. “Mientras todos los demás gremios van a los consejos de salarios, y aún con diferencias continúan trabajando, en la pesca vence el convenio y se para. Es de locos, pero es así”, subrayó. A contramano de las normas de la OITLa pesca es una actividad muy especial, y así lo reconoce la OIT (Organización internacional del Trabajo), exceptuándola de una cantidad de normas fijadas por este organismo, por ejemplo en la jornada que fija en ocho horas para la mayoría de las actividades, menos para la pesca, que es ilimitada. Pero si bien hay algunas particularidades, también grandes beneficios, porque mientras la gran mayoría de los trabajadores tienen 20 días de licencia, la pesca tiene 30 y además van a la parte –son socios-, es decir, cuanto más gane el dueño del barco, más gana el trabajador; y cobra en dólares.“Presentaron una plataforma para no arreglar. Todos hemos mostrado los lineamientos de la OIT y por qué lo que es para los trabajos en tierra no aplica al mar, algo que contemplan todas las legislaciones del mundo. Ellos quieren hacer una nueva ley de pesca que solo sea aplicable a Uruguay y que los uruguayos sean, a diferencia de todos los trabajadores de la pesca del mundo, los que cobren cada ocho horas y perciban nocturnidad. Quieren cambiar el mundo de la pesca y después expandir la revolución pesquera por el mundo”, expresó Estellano.Recordó que en una fábrica se llama al trabajador cuando hay trabajo, pero las pretensiones del Suntma son otras. “En una industria normal lo llamás a trabajar, le decís que se vaya con radio y cuando lo volvés a necesitar se lo llama. Ellos pretenden que si no los llamás a las 24 horas les pagues cuatro horas por día todos los días como tiempo a la orden. Eso no existe en la pesca y la OIT lo explica bien claro cuando habla de la paga de los marineros, donde está incluido ese tiempo que tienen que estar a la orden. El Ministerio y los abogados también les han dicho que no existe esa figura que ellos pretenden cobrar, pero insisten con eso, llames o no llames, haya pescado o no, tengas el barco roto o no. A eso, por supuesto, le dijimos que no”, explicó. Para el empresario, queda en evidencia que los trabajadores ni quieren arreglar ni tampoco firmar un nuevo convenio. “Lo que quieren, como lo dijeron específicamente, es que la pesca se liquide, que se convierta en cenizas, quemar a todos los empresarios y hacer una pesca nueva con el socialismo. Aunque parezca infantil, ese es el objetivo”, advirtió el director de Novabarca.Empresarios y personal de plantas los rehenesAdemás del perjuicio que esta decisión del Suntma está causando en la industria, el personal de planta también se ha visto afectado, siendo rehén de la situación. El personal de planta gana un jornal, cobra por hora, y cada vez que los barcos dejan de pescar estos obreros de planta dejan de trabajar. Este personal está conformado, en su gran mayoría, por madres de hogares monoparentales.“Lo paradójico es que en Suntma también representa a esos trabajadores. Antes existía el sindicato de las plantas (Cutip) que era distinto del Suntma, pero a medida que las plantas fueron desapareciendo, ese sindicato, que era muy fuerte y defendía a los trabajadores de planta, desapareció, y cuando surgieron los consejos de salarios el sindicato más representativo de la industria tenía que representar a todos los subgrupos, entonces quedaron los corderos defendidos por los lobos”, esgrimió Estellano. La situación es de tal gravedad que el personal de las plantas está yendo de vuelta a seguro de paro, después de haber pasado por todos los seguros de paro imaginables.“Es muy difícil tratar de razonar con alguien que está pensando de esa manera porque no hay argumentos económicos. Hacen perder a sus afiliados US$ 150 por día por jornal, y aunque quieren salir no se animan por la famosa frase de ‘carnero’. Les están haciendo perder lo que tienen… Lo he vivido en anteriores huelgas; los marineros tienen que salir a vender las heladeras, a entregar sus casas porque no las pueden pagar. Ellos hacen el conflicto pensando en dañarnos a nosotros, pero a costa de sacrificar la vida de sus afiliados”, dijo sobre esta situación el entrevistado.“Nosotros, siempre por buscar una salida al problema, no nos dimos cuenta de que nos venía un tren de frente, pero ya soportamos demasiado”, finalizó Estellano.“Es un tema ideológico. Ellos (los del Suntma) están convencidos de que la pesca se tiene que destruir y construir en base a los trabajadores”, manifestó Eduardo Estellano, director de Novabarca.