Al respecto, Cannella expresó que cuando el cambio cultural es impuesto -en este caso por los requerimientos sanitarios- suele no mantenerse en el tiempo. Sin embargo, tampoco se volverá al punto anterior. Ahora, cuáles son los cambios y cuáles las permanencias de las prácticas culturales pre y postpandemia son temas que deberán ser estudiados por las ciencias sociales. Y ahí se verá qué es lo que permanece y qué es lo que cambia de todo esto que se está provocando”, reflexionó.De esta manera, se preguntó si la pandemia generó cambios estructurales en la cultura uruguaya, para lo cual respondió por la negativa. “Creo que hay más bien algunos procesos que se han acelerado, (y se) ponen en evidencia algunas situaciones ya previas a la pandemia”. La vulnerabilidad de la vejez o la violencia doméstica y su aumento ante situaciones de confinamiento son dos ejemplos de esto, según la antropóloga.“La pandemia nos pone luz sobre problemas preexistentes, pero también desencadena nuevos procesos”, señaló, y lo ejemplificó con el nuevo rol que asumen los jóvenes en el cuidado de los mayores en la familia. “Esta generación de jóvenes va a quedar marcada en ese nuevo rol de que mi vida exterior con mis amigos puede tener una consecuencia grave y dramática en los mayores. Ahí hay un cambio de chip en esta relación familiar”, evaluó Cannella.Para Cannella, “ha habido un cambio muy interesante en esa construcción de la relación entre jóvenes y mayores”.