Jordi Carrion: “Queremos llevar salud a través de la hidratación más saludable, respetando el medio ambiente y cuidando los recursos naturales”

Jordi Carrion, gerente general de Salus Uruguay


Luego de una extensa trayectoria dentro del grupo Danone, hace poco más de dos años Jordi Carrion desembarcó en Uruguay para hacerse cargo de la operación de Salus. En una extensa charla con Empresas & Negocios, el ejecutivo habla del presente de la compañía y expone su modelo de gestión. A su vez, hace alusión al propósito de la misma, que se vincula con el cuidado del medio ambiente la innovación y la sustentabilidad, conceptos que la marca  impulsa a través de diferentes acciones.

Por Oscar Cestau | @OCestau

 

Jordi Carrion nació en Roses, pueblo catalán de pescadores, en la Costa Brava, al norte de Barcelona. Es el menor de cuatro hermanos.

 Su padre, de origen humilde, con el apoyo de su esposa, fue armando su propia empresa constructora en una zona que en los años 60 y 70 tuvo demanda de construcción. Otro sector de la familia prefirió dedicarse a rubros diferentes, como la panadería y la pesca, esta última, una actividad tradicional del lugar.

Jordi creció en su pueblo natal, con una infancia relativamente tranquila, hasta la etapa universitaria, donde se trasladó a estudiar en la universidad a Barcelona.

La carrera elegida fue Dirección y Administración de Empresas.

 Aprovechando un programa de la Unión Europea, se fue durante un año a estudiar a Holanda. Fue en ese momento que empezó a agradarle la idea de salir de España, cambiar de aires y vivir en otros países.

Tras esa experiencia retornó a su tierra para hacer el servicio militar, que era obligatorio. Por ese entonces surgió la posibilidad de empezar a trabajar en una empresa local de supermercados.

 “Estaba en esa empresa y conocí gente que trabajaba en Danone. Ellos me contaban cómo era la empresa, lo que hacían, y que había gente de otros países formando parte de la plantilla. En un momento dado tuve la oportunidad de mandar el currículum, me contrataron, y de eso hace ya 22 años”, recordó.

 Empezó en Danone Barcelona, en el área comercial. Primero haciendo trabajos de supervisor de ventas, marketing, entre otras tareas.

“Ahí fui aprendiendo el negocio, desarrollándome, y en el año 2006 empezó a cumplirse un poco lo que yo, de alguna forma, había querido cuando estaba estudiando, que era tener la posibilidad de irme a otro país. Me ofrecieron ir a Estados Unidos, pero no a Nueva York ni nada por el estilo, sino que el destino era Arkansas, un estado muy rural. Estaba Walmart, el principal retailer a nivel mundial, y mi trabajo fue ocuparme de la relación entre esa compañía y Danone”, comentó.

Los sueños de Jordi comenzaron a tomar forma, porque en su nueva función tenía que ir a Latinoamérica, a Canadá, a Europa, a Asia, para luego retornar a Arkansas.

“Me sentía como pez en el agua, porque si bien viajaba mucho, luego tenía ese entorno muy tranquilo de Arkansas, donde podía reconectar con algunas cosas que también me resultaban agradables”, contó sobre esa etapa.

Después de algo más de cuatro años volvió a Barcelona. “Surgió una oportunidad dentro de la misma empresa para hacerme cargo de un área comercial de la compañía en España. Veníamos de la crisis de 2008-2009, entonces fueron años con ciertas complejidades, pero también muy interesantes”, explicó. En ese cargo estuvo tres años.

El periplo laboral continuó en México, también trabajando en el área comercial dentro del sector de bebidas y de las aguas saborizadas, etapa que definió como de una experiencia increíble.

De ahí pasó a París, ya con un puesto a nivel global, como responsable de la función de venta y comercial en la división de Danone Aguas.

Fue allí donde tuvo sus primeros contactos con Salus.

“Tuve que venir a Uruguay por temas comerciales… Era verano del 2017, conocí Punta del Este y confirmé todo lo que uno espera de un destino así”, rememoró.

¿Cómo se dio su llegada a Salus?

Hace algo más de dos años surgió la oportunidad de venir a trabajar a Salus como CEO, y no lo pensé ni un minuto. Ya había estado en el país, todo lo que había visto me había gustado, conocía parte del equipo y era gente a la que admiraba y respetaba. Entonces, poder trabajar con ellos me daba mucha satisfacción.

¿Cómo define a la compañía?

Es una empresa que tiene tras de sí una gran historia, una tradición y un enorme arraigo en Uruguay. Forma parte del orgullo y del día a día de las personas. Al mismo tiempo, Salus es una empresa y una marca que ha sabido reinventarse, tratando de ser pionera, de anticiparse a las tendencias y a los cambios, ofreciendo lo que el consumidor uruguayo espera; todo eso poniendo énfasis en el cuidado del medio ambiente, o en aspectos en los que Salus siempre ha sido la abanderada. Entre empresa y marca hay una combinación del respeto y el orgullo por la historia y la tradición, pero al mismo tiempo, sobresale esta visión a futuro de estar constantemente a la vanguardia y liderando.

En el año 2000 Salus se unió al Grupo Danone. ¿Qué destaca de esa alianza estratégica?

Por un lado, hay valores que aporta Salus desde su tradición y arraigo, mientras que Danone contribuye desde su misión y compromiso con la salud y el planeta. Ambos aportes son totalmente sinérgicos y se retroalimentan el uno al otro.

Yendo más al detalle, lo que Danone aportó en ese momento, de alguna forma, fue la posibilidad de acelerar lo que Salus ya venía haciendo con éxito desde hacía muchos años. Por tanto, creo que el valor estratégico pasa justamente por eso, por encontrar algo que fue totalmente sinérgico con visiones coincidentes y con un futuro que se ha ido construyendo en conjunto de forma muy exitosa.

En un mundo donde los recursos naturales se ven cada vez más afectados, innovación, sustentabilidad, preocupación por el medio ambiente son algunos de los conceptos en los que la marca hace hincapié y los impulsa a través de diferentes acciones. Una muestra de ellos es el lanzamiento, hace pocos días, de la Eco Botella, un envase que apuesta al ecodiseño y a la economía circular, utilizando para su elaboración únicamente plástico reciclado de otras botellas; a lo que se le suma que prescinde de una etiqueta. ¿Qué significa esto para Salus?

Son conceptos que están en el propósito de Salus. Lo que queremos hacer como compañía, y por lo que todos los días nos ponemos a trabajar, es llevar salud a través de la hidratación más saludable, respetando el medio ambiente y cuidando los recursos naturales. No es algo que hacemos porque está de moda, sino que está dentro de nuestro ADN desde hace muchos años y va a seguir siendo así porque forma parte de nuestro propósito. Todo lo que hacemos, las decisiones que tomamos -algunas muy visibles, como el lanzamiento de la Eco Botella, donde se puede ver de forma muy palpable de qué estamos hablando- son una prueba. Pero hay otras decisiones más pequeñas del día a día que al final siempre tienen que responder a una serie de preguntas: ¿Esta decisión nos ayuda a nuestro propósito? ¿Colabora en llevar la hidratación más saludable a los uruguayos? ¿Nos ayuda a proteger el medio ambiente y los recursos naturales? Si es así, entonces avanzamos por ese camino. Por eso digo que es algo que está en nuestro propósito.

¿Qué representa para la compañía la Eco Botella y cómo se gestó la idea de su creación?

Creemos que es un envase muy icónico porque más allá de que tiene la forma tan característica de las botellas de Salus, al mismo tiempo no tiene etiqueta, con lo cual el hecho de que está todo en relieve le da una personalidad y una estética que nos da mucho orgullo. Está hecha 100% de otras botellas recicladas. Lo que representa es justamente la demostración del compromiso que tenemos y, al mismo tiempo, es dar un paso para ayudar a fomentar el reciclaje de una manera visible y concreta. Consideramos que eso es algo súper relevante y que nosotros tenemos un rol muy importante a jugar ahí.

Respecto a cómo se gesta, eso viene vinculado a lo que comentaba antes: Salus siempre ha tratado de ser pionera, reinventándose y viendo qué es lo que viene. En 2015 empezamos a poner botellas con una parte de plástico reciclado. En 2019 dimos un paso más, y a partir de ahí todo el portafolio de botellas de Salus lleva un porcentaje de plástico reciclado. Ahora vino el siguiente paso, que es este, con la primera botella hecha con plástico 100% reciclado y además sin etiqueta. Así que esto se viene gestando desde hace muchos años. Puntualmente, desde que empezamos a hablar de esto hasta su lanzamiento llevamos prácticamente dos años, con procesos que van y vienen, que llevan su tiempo, pero que ahora se hicieron realidad.

¿El proceso de reciclado se realiza en Uruguay?

Si. Son procesos que tienen ciertas complejidades, y más allá de que lo que vamos a buscar es esta circularidad de que la mayor cantidad posible de las botellas que se utilizan acá en Uruguay se recuperen, esto pasa a través de unos sistemas logísticos de clasificación y de preparación para que al final lleguen a una empresa que se dedica justamente a hacer este reciclado y volver a empezar el proceso. Nuestro objetivo es que cuanto más consigamos reciclar en Uruguay, más colaboraremos para que este proceso se ejecute y podamos tener más botellas de estas en el mercado.

En enero pasado, Salus fue certificada como Empresa B por parte de la organización B Lab, convirtiéndose en la primera compañía uruguaya de consumo masivo en obtener la certificación internacional. ¿Cuál es el alcance de dicha certificación?

Lo que se certifica es el triple impacto. ¿Qué es esto? Empresas que consiguen a través de su operación y gestión tener un impacto tanto en lo económico -que sería de alguna forma el impacto tradicional de las empresas-, el impacto social y el medioambiental. Se trata de conseguir, mostrar, comprobar y validar con un ente externo, objetivo, global y de mucho prestigio como es B Lab, que a través de un proceso muy prolijo de auditoría, de revisión de procesos y de hechos concretos que, efectivamente, la empresa realiza acciones suficientemente relevantes en cada una de estas tres áreas del triple impacto. Se da por hecho que las empresas siempre buscan el impacto económico, entonces, la parte en que hay que ser muy sólidos es en ese aspecto social. Esto es, cómo lo consigue una empresa como Salus, con qué programas, a través de qué asociaciones, impactando a qué comunidades… Es algo que venimos haciendo desde hace mucho tiempo y ha sido validado. Con el impacto medioambiental ocurre lo mismo, es decir, cómo Salus, con todo lo que hace, cuida el medio ambiente. En este caso estamos hablando de lo que hacemos, por ejemplo, en la protección y cuidado de la Reserva Salus, todo lo que implementamos con la gestión de los envases, lo que llevamos a cabo en la fábrica Salus con los residuos… Son muchas las cosas que se tienen en cuenta hasta llegar a esa certificación.

El de economía circular es uno de los conceptos transformadores de las sociedades modernas y la producción del futuro. Más allá de esto que hablamos, ¿qué otras iniciativas hacen a esta filosofía de producción?

Son varias las iniciativas. Una tiene que ver con la circularidad de los envases. Por un lado, tenemos parte de nuestros envases que son totalmente reutilizables –los bidones de 20 litros y las botellas de vidrio que uno encuentra en los restaurantes-. Con el plástico Pet, lo que hacemos, por un lado, es ir incorporando cada vez una mayor parte de plástico reciclado; pero al mismo tiempo, a través de algunas asociaciones y proyectos –unos en solitario y otros compartidos- fomentamos acciones de reciclaje. En ese sentido, desde hace muchos años estamos en Cempre, que es el compromiso empresarial por el reciclaje, siempre con un rol muy activo. Hay muchas acciones que se han desarrollado ahí; una es la app, que marca los puntos cercanos de reciclaje y a dónde se pueden llevar los diferentes tipos de residuos y así asegurarse de que eso vuelva a reciclarse. También, a través de la CIU (Cámara de Industrias), participamos del fideicomiso que luego ayuda a que las intendencias puedan tener más puntos de recolección o ciertos programas para la gestión de residuos. De esa forma, desde el punto de vista de los envases, existe ese doble eje de cómo ayudamos desde nuestra posición a que se recuperen la mayor parte de envases posible y cómo hacemos para reincorporarlos en nuestros envases. Ese sería un ejemplo, pero tenemos otros. Está la circularidad de algunos materiales que utilizamos en la fabricación. Tenemos un proyecto, y hemos avanzado bastante, para reducir al mínimo la cantidad de residuos que se generan durante la producción y que luego van al vertedero, entonces ahora muchos de ellos se vuelven a reincorporar al circuito. Por ejemplo, había unas fibras que antes terminaban yendo a un vertedero y lo que hemos hecho es crear los procesos para que se utilicen en la generación de energía calorífica en la caldera de la fábrica para que eso vuelva al proceso y se recupere.

Tenemos proyectos de eficiencia energética que van por esa línea, como la incorporación de montacargas eléctricos o el cambio de toda la luminaria de la fábrica a led que realizamos el año pasado y que representa una reducción de casi el 90% del consumo. Esos son los ejemplos más visibles.

¿Ve a los uruguayos preocupados e interesados en los temas vinculados al cuidado del medio ambiente?

Sí. Como ciudadanos o consumidores, en Uruguay, o como pasa en la mayoría de los países del mundo, hay cada vez más información y concientización frente a ciertos problemas. Al mismo tiempo, creo que el país ha sido, en aspectos relacionados con elementos de sostenibilidad, pionero en la región e incluso a nivel mundial. Un ejemplo es el de las energías renovables. Considero que la gente está dispuesta a avanzar en ese camino, siempre pensando que lo que queremos es tener un futuro más próspero, más verde; esos son temas que están cada vez más en la conversación.

Salus posee una reserva que prácticamente es única en su especie: 1.300 hectáreas de naturaleza plena, en la que se protegen diversos ecosistemas naturales y más de 1.000 especies de flora y fauna, algunas de conservación prioritaria en el país. ¿Qué representa esa especie de paraíso para la compañía?

Es el origen de todo. Lo que hoy es la Reserva Salus -antes el Parque Salus-, es donde se originó hace 128 años la leyenda del puma y toda la historia que dice que la gente que pasaba cerca sabía de unas propiedades ciertamente maravillosas que tenía el agua y la iban a buscar. Desde ahí todo ha sido evolución, y hoy estamos hablando de 1.300 hectáreas donde hay un montón de especies que estamos identificando, y lo hacemos con un equipo de personas que trabajan en esa tarea para poder protegerlas en los diferentes ecosistemas. Creo que el último número conocido indicaba que estábamos en alrededor de 1.200 especies identificadas entre flora y fauna, 54 de las cuales son prioritarias acá. Entonces, proteger la reserva es, por un lado, cuidar la biodiversidad, y hacerlo en estos ecosistemas es algo imprescindible para llegar a ese futuro más verde que del hablamos; y al mismo tiempo, es la protección de la pureza y de la magia del agua Salus.

¿La pandemia modificó comportamientos de consumo?

La pandemia aceleró algunas tendencias y cambió otras. Estamos en un contexto muy incierto… Algunas de las que aceleró sabíamos que se venían, y llegaron más rápido. Por ejemplo, la venta online. La compra por internet, debido a la pandemia, en un año evolucionó muchísimo, y en condiciones normales seguramente hubiera llevado más tiempo. Otra dato es que se ha incrementado todo lo que implica consumo en el hogar, mientras que fuera del mismo se ha resentido. Sabemos que muchos de estos hábitos van a quedarse y seguirán acelerándose, mientras que otros tendremos que evaluar si son definitivos o se trata de algo temporal.

¿Qué características tiene en nuestro país el mercado de las aguas saborizadas?

Es un mercado que lo empezó a desarrollar Salus entre 2004 y 2005, y que ha venido creciendo e innovando desde el punto de vista de sabores, productos sin azúcar, variedades para temporada de verano, diferentes formatos, entre otras variantes. Para nosotros es un mercado muy importante y una alternativa muy saludable de productos muy ricos. Entonces, como todo eso cumple con nuestro propósito, para nosotros es claramente una apuesta y ahí estamos.

En este último año es difícil juzgar si el mercado viene en crecimiento o no por algunas situaciones. Creemos que es un mercado de futuro, que ha tenido años de muy fuerte crecimiento y que puede seguir siendo así.

¿Hacia dónde vislumbra que va la compañía? ¿Bajo qué parámetros de conducción y producción?

Como hablábamos antes, tenemos claro cuál es nuestro propósito. Lo que hacemos es porque queremos seguir llevando la hidratación más saludable, cuidando el medio ambiente y los recursos; eso es lo primero.

Tenemos algunos objetivos a largo plazo en cuanto al impacto que queremos tener desde el punto de vista medioambiental. En ese sentido, pretendemos seguir incrementando el porcentaje de plástico reciclado que tenemos en nuestros envases. Estamos trabajando para reducir nuestra huella de carbono, y ahí nuestro horizonte es ser neutrales en 2030 respecto a eso. Ahora, desde un punto de vista de la producción, hoy estamos en un contexto particularmente incierto, entonces es complicado decir ‘queremos vender tanto en los próximos años’. Evidentemente, vamos a tratar, desde nuestra posición y desde nuestro rol, de ser líderes innovadores y pioneros, seguir fomentando y desarrollando las categorías en las que estamos, seguir promoviendo esos hábitos de hidratación saludable, siempre con este propósito en mente.

Apelando a su experiencia en empresas del exterior, ¿cómo es ser gerente general de una compañía en Uruguay? ¿Cuáles son los principales retos? 

Primero hay que entender las particularidades del mercado local, que es muy diferente, en muchos aspectos, a cualquier otro, sea cercano o no. Tiene cosas que hasta que uno no está aquí, nos las vive, y no ve cómo son los comportamientos del consumidor o del supermercado. Si uno no ha vivido o crecido aquí, tiene que interpretar aspectos culturales y pararse con toda la humildad y la mayor apertura para entender por qué hay cosas que son muy únicas y que además son orgullo del uruguayo. Eso va desde ciertos patrones de consumo hasta formas de relacionarse, entonces, el primer reto consiste en hacer la inmersión y entender todas esas particularidades, porque eso nos va a ayudar a gestionar.

En lo que respecta al trabajo, me encontré con un equipo extremadamente profesional, de un nivel de preparación y de exigencia muy alto, con un sentido de pertenencia hacia la marca y a la empresa que no vi en otros lados.

Cuando uno llega siente orgullo de poder participar de este equipo y de este grupo que posee nivel y capacidad. Eso tiene mucho que ver con el posicionamiento que tiene la empresa en el país. Entonces, hay que dar todo para integrarse lo antes posible a un equipo tan solvente.


Un modelo de cercanía

¿Cómo definiría su modelo de gestión?

Lo primero es que soy alguien que necesita trabajar en equipo y con mucha confianza. El mío es un modelo de cercanía, de mucha escucha, de intercambio permanente de opiniones. Al mismo tiempo, es muy importante tener un punto de vista y una ruta que indique claramente hacia dónde vamos. Yo trato de aportar esa visión, de definir que ‘esto tiene que ir hacia allá’, pero todo eso en total cercanía con cualquier persona del equipo. Por las compañías que he pasado siempre ha sido parte de la cultura ese ambiente un

poco jerárquico pero de proximidad con todas las personas que trabajan, porque esa es la forma de entender y escuchar todos los puntos de vista; y a la vez, ser firme en las convicciones de uno y construir. Ese es, en cierta forma, mi modelo de gestión.


Fidelidad y apego a las marcas

Apelando a su experiencia en diversas áreas comerciales en distintas latitudes, ¿qué características tiene el mercado uruguayo en comparación con otros países, ya sea de la región o un poco más alejados?

Es un mercado que tiene algunos aspectos similares a otros que he conocido en cuanto a las tendencias del consumidor, a la preocupación por el medio ambiente, la propensión a consumir cada vez más productos saludables o más identificables -la gente quiere saber de dónde viene lo que consume y quién lo hace-, pero a la vez tiene algunas características bastante particulares. El uruguayo tiene un apego importante y una fidelidad a marcas que lo han acompañado durante su vida, que han crecido con ellas, con lo cual hay una fuerza de firmas locales con una historia fuerte, pero al mismo tiempo, con esta capacidad de innovar y de ser líderes que le genera orgullo al consumidor. Esto es algo muy visible acá. Asimismo, hablando más concretamente del sector donde estamos, hay una oportunidad de recorrido del consumo per cápita del agua, comparado con otros países. Ese consumo ha ido evolucionando, un poco respondiendo a esta tendencia de ir a buscar aquello que es más saludable pero, repito, hay un recorrido. Estamos en un consumo de 90 litros per cápita por año y hay otros países que están arriba de los 100, incluso cerca de 140 y 150 litros; también hay otros que están por detrás. Al final todo esto tendrá que ver con cómo las tendencias van asentándose y tomando su lugar.


Señas de identidad

Jordi Carrion tiene 48 años. Entre sus hobbies, los deportes están en la cima. “Yo necesito hacer deporte… Me encanta correr, con lo cual aquí he encontrado un lugar hermoso. La rambla tiene un carril que lo desgasté porque en dos años debo de llevar unos 3.000 kilómetros recorridos allí”, dice entre risas.  

Cine, guitara y los viajes también tienen un lugar destacado en la lista de sus preferencias. “Me gusta ver películas actuales, clásicas, de todo tipo de género; me encanta el cine. Y de forma intermitente toco la guitarra. De pequeño estudié guitarra, y hubo épocas que tocaba, después dejaba, volvía… Ahora estoy en la etapa donde retomé esa pasión. Además, soy muy casero, me gusta cocinar, pero también me encanta viajar”, explica.

¿Qué tres películas me recomienda?

La edad de la inocencia, de Martin Scorsese; Volver, de Pedro Almodóvar; y Annie Hall, de Woody Allen.

¿A qué imagen de su infancia le sacaría una foto y la colgaría en un lugar especial de la casa?

De mi infancia recuerdo que tanto con mis hermanos como con mis amiguitos de la escuela nos gustaba mucho el deporte, y siempre jugábamos a las Olimpíadas. Buscábamos cualquier lugar para armar un sitio donde hacer salto de longitud, o jugábamos a quien tiraba una piedra lo más lejos posible. Yo era el menor y a veces por mi cumpleaños mis hermanos me armaban un sitio para hacer competencias. Entonces, tengo la imagen de estar con mis hermanos o con mis amigos jugando a las Olimpíadas. Esa es la que elijo.

Practiqué atletismo durante muchos años, porque tenía una beca de la Federación Española de Atletismo para entrenar y estar en un centro de entrenamiento mientras hacía la carrera universitaria.

¿Cómo se lleva con el fútbol?

Tanto mi padre como mis hermanos fueron futbolistas. Mi padre incluso fue entrenador, pero a mí nunca me dio por ahí. Soy hincha del Barça, sobre todo cuando ganas (se ríe). Me gusta Luis Suárez, y Messi, obviamente.

En Danone tenemos una competición a nivel global de las diferentes empresas del grupo que ahora está sin actividad por la pandemia, de donde sale un campeón, y algún año llegué a jugar en un equipo que llegó a la final.

¿Una comida?

La paella.

¿Una bebida?

Agua Salus con gas y una copita de tannat.

¿Mate, café o té?

Probé el mate, pero no me enganché. Prefiero el café.

¿Usa Twitter, Facebook, Instagram o alguna otra red social?

Todas. En muchas estoy como observador. Primero ves las cosas de tus amigos, de tu familia, y yo como vivo fuera, es una forma de estar conectado con los míos. Al mismo tiempo, es una ventana a cualquier interés que tengas, ya sea arte, deporte, lo que quieras.

¿Cómo se lleva con la lectura?

Me gusta leer. Prefiero la no ficción que la ficción. Evidentemente leo novelas que valgan la pena, que sean relevantes, pero prefiero, por ejemplo, las biografías. Hace poco leí la de André Agassi, que me encantó. Agassi fue un tipo al que no le gustaba el tenis, y fue el mejor jugador del mundo. Jugó porque su padre lo obligó, entonces tenía esa relación de amor-odio de ser el mejor del mundo pero en algo que le obligaron a hacer, hasta que conoció a Steffi Graf y se re enamora. Además de las biografías, elijo los libros históricos, ensayos sobre algún tema concreto. Me gusta todo lo que tenga relación con algo que ha ocurrido, con la realidad.

¿Cuál es la prenda más repetida de su guardarropa?

Los jeans.

¿Cuántos idiomas habla?

Cinco. Catalán, castellano, inglés, francés y portugués.

Si no fuera el CEO de Salus, ¿en que otro rubro le hubiera gustado trabajar?

Me apasiona la construcción de casas. Creo que eso viene por herencia de mi padre, que era constructor. No sé si sería arquitecto, constructor o el que pone los ladrillos, pero seguro algo que tuviera relación con construir. Ese mundo me encanta.

¿Un rincón de Barcelona?

El paseo del Borne (Passeig del Born en catalán). Es una zona donde está la basílica de Santa María del Mar, que es mi iglesia favorita en Barcelona. Es una zona fascinante.

 ¿Un rincón de Uruguay?

Me encanta Rocha. Todas las playas que he ido a ver son increíbles… Punta del Diablo, La Pedrera, La Paloma. Tiene algo que me recuerda a Roses, y lo que se llama la Costa Brava, con los pescadores haciendo su vida tranquila. Rocha tiene lugares mágicos.

¿Qué tres características lo definen?

Soy optimista, pragmático y ordenado.