La nueva administración del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) tuvo en sus primeros meses dos anuncios que generaron polémica: revocar las autorizaciones definitivas a universidades privadas y el cierre temporal de la Biblioteca Nacional. Sobre esta última, Mahía, en entrevista con CRÓNICAS, dijo que hubo una “importante dosis” de hipocresía en el debate que se originó y argumentó que la decisión fue para sincerar una situación que trae un “deterioro sostenido” desde hace 40 años. Por otro lado, subrayó que los resultados educativos del anterior gobierno son “peores” que los registrados antes de 2019.
Por Mateo Castells | @teocastells
Menú: El ministro eligió de la carta de La Corte tortilla española con mix de verdes, que acompañó con agua sin gas. De postre, optó por crumble de manzana y un té de manzanilla.
-Parte de la oposición ha criticado a este gobierno diciendo que aún no ha empezado a gobernar. ¿Qué hechos, a su entender, contradicen ese argumento?
-Creo que la oposición debería mirarse a sí misma y ser autocrítica. El gobierno pasado estuvo los cinco años haciendo anuncios y casi no tuvo concreciones. Pensemos en lo anunciado en torno al Mercosur, que iba a patear el tablero, y nunca pasó. Parecía que estaba a la vuelta de la esquina el tratado de libre comercio con China y tampoco ocurrió. Entonces, este gobierno tuvo que tapar agujeros muy grandes y problemas graves, como por ejemplo la situación del Casmu, el contrato de Aratirí, que lo firmaron sabiendo que no estábamos de acuerdo, o el tema de la Caja de Profesionales. Estos temas han llevado mucho tiempo y energía.
-¿Cree que en estos primeros meses de gobierno hubo más renuncias de las que merecían los casos?
-Se dieron por razones no esperadas ni deseadas, pero fueron situaciones inesperadas.
-¿Atribuye alguna de esas renuncias al ruido o juego político que pueda haber hecho la oposición?
-No. Fueron circunstancias que se dieron y que fueron todas distintas.
-¿Cómo piensan implementar el bono educativo de $ 2500 a lo largo de estos cinco años?
-Esta medida es un adelanto del bono que va a ser universal a partir del presupuesto, tal cual fue anunciado en la campaña electoral. A los tres días de haber asumido el gobierno, recuerdo que un legislador de la oposición estaba diciendo que no cumplíamos las promesas de campaña. Él sabía que nos estábamos manejando con el presupuesto de Lacalle Pou, que, como dijo Oddone, tiene el mayor déficit fiscal de los últimos 35 años. Pese a ello, focalizamos en primera infancia y comenzamos con el bono en los sectores más vulnerados de la sociedad, que son aproximadamente 112000 niños. Después vamos a anunciar la forma de aplicación. La decisión política está tomada.
-¿Qué otras iniciativas van a presentar en el presupuesto?
-Todavía estamos definiendo a nivel de gobierno, pero los énfasis generales ya están.
-¿El bono estudiantil irá acompañado de políticas integrales que atiendan las vulnerabilidades de ese quintil más bajo?
-Sí. Eso compete a la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), que ya ha planteado públicamente que tenemos que ampliar y tratar de alcanzar la universalidad a nivel de tres años, la cobertura de niños de esa edad. También hay que aumentar sustancialmente los centros de estudio de tiempo extendido o tiempo completo, desarrollar estrategias de acompañamiento de los adolescentes y los niños, en una era en que los apoyos profesionales, más allá de los académicos, son fundamentales.
-¿Qué le han manifestado Pablo Caggiani y Gabriel Quirici al respecto de la situación de la educación pública?
-Es una situación muy delicada. Solo habría que analizar los indicadores que se dieron en el gobierno anterior. Los números en materia de resultados educativos del gobierno anterior son peores que los registrados antes de 2019. Partimos de esa realidad, además de que hubo recortes presupuestales, problemas de funcionamiento y mal vínculo con los docentes en general. Esas son cosas a revertir y es donde se está trabajando intensamente.
-¿Cuál es el indicador que más le preocupa?
-Los problemas de asistencia. Que haya un 65% de inasistencia estructural es grave y es algo que implica acciones que vamos a tomar, pero que no van a solucionar el problema de fondo.
-¿Cree que el país brinda incentivos para que un niño se proponga estudiar para superarse y acceder a un mejor futuro? ¿La educación realmente abre puertas en el Uruguay de hoy?
-Yo creo que hay problemas de estímulo para que los jóvenes estudien y como país todavía no le encontramos la vuelta, pero son cosas a la que no se puede renunciar y hay que trabajar fuertemente con los actores educativos para que los jóvenes sientan que es importante estudiar y tengan el estímulo de hacerlo.
-Ha dicho que la intención es acercarse lo más que se pueda al 6+1 en el presupuesto para la educación. ¿Hoy es posible asumir ese compromiso con los niveles de déficit fiscal y las distintas áreas a las que el gobierno deberá prestar especial atención, como la pobreza infantil?
-Sí, pero hay que esperar a fines de agosto para ver qué tanto nos acercamos. Sigue en pie el compromiso y vamos a intentar acercarnos lo más que podamos.
-¿Qué le ha manifestado Oddone al respecto?
-Lo que se sabe públicamente, que hay dificultades.
-¿Cuáles son los planes para la Biblioteca Nacional?
-Eso lo voy a decir el 18 de junio en la comparecencia ante el Parlamento. Pero diría, en primer lugar, que hubo una importante dosis de hipocresía en el debate sobre la Biblioteca Nacional. Si tenemos una institución cuyo sentido es estar abierta al desarrollo del conocimiento en una ciudad donde viven un millón y medio de habitantes, pero entran unas 20 o 30 personas por día, estamos hablando de una situación ficticia. Entiendo la simbología que representa para los uruguayos la Biblioteca Nacional, pero el verdadero debate es cuál es su usabilidad, porque las bibliotecas que trabajan como en el siglo XX están en crisis. Y nosotros lo que hicimos fue sincerar y transparentar una situación que trae un deterioro sostenido desde hace 40 años, por temas de desinversión. También, en los últimos cinco años, 62 personas se jubilaron y esos puestos no se repusieron. Entonces, acá hay dos propuestas. Una a corto plazo de intentar solucionar las condiciones para que el público en general acceda al edificio, y otra que es a largo plazo, que tiene que ver con pensar en un proyecto que redefina a la Biblioteca Nacional como un lugar de encuentro, donde se accede al conocimiento, la cultura y la innovación.
-¿Cuál hubiera sido su reacción siendo oposición, en el caso de que la misma decisión que tomaron ustedes con respecto a la Biblioteca la haya tomado el gobierno anterior?
-Yo no me imagino haciendo un escándalo, pero confieso que es contrafáctico. Será porque yo he cultivado, a lo largo de mi vida política, un estilo de hacer mi trabajo y mi militancia que, con aciertos o errores, no ha transitado por caminos irracionales o actitudes que busquen todos los días rédito político. Mi trayectoria, que ha sido en Asamblea Uruguay y en el Frente Amplio (FA), a lo largo de los años, ha pagado costos políticos que entendemos son muy buenas para el país. La vida del astorismo como tal, ha sido de pensar primero en el interés general.
-¿Con qué argumento decidieron revocar las autorizaciones definitivas brindadas por el gobierno anterior a las cinco universidades privadas, que las habilitaba a cambiar modalidades, planes de estudio o el nombre del título final de los egresados, entre otros aspectos?
-Había errores formales y, desde el punto de vista de la concepción, nosotros creemos que el Estado debe tener un rol regulador que, en el caso de este decreto, dejaba libradas a las universidades privadas cuestiones vinculadas a carreras y demás. Si bien en el decreto había cosas positivas que nosotros vamos a rescatar en un próximo decreto y resoluciones, entendíamos que no era conveniente, más allá de que el gobierno anterior lo hizo cuando ya había perdido el balotaje.
-¿A qué cree que responde esa decisión del gobierno anterior?
-No lo sé, pero creo que en parte tiene un sesgo ideológico claro de creer en la prescindencia del Estado en general, y nosotros creemos lo contrario. El Estado debe tener un rol regulador y en algunas ocasiones ser proactivo en el desarrollo. No creemos en la autarquía ni estatal ni privada.
“Aspiramos a que se pueda acordar con el proyecto de la Universidad de la Educación”
-¿Por qué cree que se suele hablar de un acuerdo nacional por la educación, pero en los hechos nunca se termina de concretar?
-Porque a veces nos gana la inmediatez y ese es un problema. Hay algunas políticas públicas que sí fueron de largo aliento, pero no las hemos dimensionado como tales, como la universalización de los cinco años, que empezó a concretarse en el período del 95, y la de cuatro años, que se terminó de desarrollar en el gobierno del FA. Un ejemplo claro también es el Plan Ceibal, que arrancó con el FA y se desarrolló durante el pasado gobierno. Hay algunas que han sido exitosas y ahora nosotros aspiramos a que se pueda acordar con el proyecto de la Universidad de la Educación.
-¿Qué tan difícil será acordar sobre un proyecto de ley que cree esa universidad?
-Yo creo que es posible. Es una prioridad que haya una Universidad de la Educación. Tenemos disposición para discutir la gobernanza, que es el mayor problema que hemos visto que aparece en el horizonte. Si llegamos a un acuerdo con UTEC, ¿por qué no podemos llegar a un acuerdo en este tema?
“El sector mayoritario del FA hoy incluyó en lugares importantes al astorismo y al seregnismo”
-¿Qué tanto astorismo cree que ha demostrado este gobierno?
-Es difícil responder esta pregunta. El sector mayoritario del FA hoy incluyó en lugares importantes al astorismo y al seregnismo, en dos ministerios, dos subsecretarías, entes autónomos, y las intendencias de Montevideo y Canelones son seregnistas. Por lo tanto, todavía falta para pasar raya, pero Oddone ha dicho que se inspira en el astorismo y la dosis de estas ideas la vamos a ver al final del gobierno.