“Impacto positivo”En ese sentido, el gerente de mercados globales de HSBC Uruguay, Santiago Vitacca, interpreta que la medida “busca darle carácter permanente” a un instrumento que tenía carácter transitorio debido a la crisis sanitaria. En su opinión, esta decisión genera condiciones para facilitar el crédito en una economía golpeada por la pandemia y, de esa forma, dinamizar la actividad.En cuanto al objetivo de desdolarizar la economía, interpretó que genera “incentivos para endeudarse mayormente en pesos”, más aún dado el contexto internacional donde las tasas de interés en dólares están en niveles cercanos al 0%.De acuerdo a Vitacca, la decisión no repercutirá en mayores presiones inflacionarias debido al contexto de caída de la actividad, sumado a las perspectivas de ajustes salariales con caídas en términos reales y el elevado desempleo. Además, advirtió por las “limitaciones” que tiene la política monetaria para incidir sobre el nivel de precios de forma aislada. A modo de resumen, evaluó que son “medidas muy razonables dado el contexto” económico.Por su parte, el director Financiero de BBVA, Alejandro Vinetz, evaluó que es una decisión “que sigue la lógica de lo enunciado y perseguido por el BCU, la tasa de interés como instrumento de regulación monetaria y un nivel de encajes más ‘normal’, no tan elevado como hasta el presente”.En su opinión, “es un instrumento más que aporta para la desdolarización”, aunque estimó que la efectividad dependerá también de otros factores, entre ellos el comportamiento de la divisa, el nivel de inflación y la aceptación de la moneda local como medio de ahorro.“La medida en si tiene un impacto positivo en la disponibilidad de los bancos para dar préstamos en moneda local, más que nada en 2022, que es cuando rige a pleno y ya no hubiera impactado la reducción parcial de encajes dispuesta con motivo del covid”, aseguró Vinetz.“Rumbo correcto”Por su parte, el economista Pablo Moya, de la consultora Oikos, evaluó que la decisión “va en el rumbo correcto”, aunque respecto a la efectividad para avanzar en la desdolarización de la economía, estimó que “es bastante exigente ponerle a una sola medida ese cometido”.“No es sólo la medida de los encajes lo que va a hacer que uno pase de pesos a dólares”, comentó Moya, asegurando que la desdolarización depende de varias partes. “Si los precios no tuvieran sobresaltos, uno tendría más incentivos a hacer (transacciones) en moneda nacional”, estimó el experto.En ese sentido, evaluó que más allá del objetivo, en cierta forma “llama la atención que se baje los encajes” ya que puede dar una señal al mercado de abaratar el crédito, en momentos en que la inflación “si bien ha mostrado una tendencia descendente, está lejos de la meta del BCU”. De todas formas, desestimó que exista un “riesgo inflacionario” ya que la economía está en recesión y así continuará según sus estimaciones durante la primera mitad del 2021.De acuerdo al BCU, la decisión “está en línea con las mejores prácticas en materia de política monetaria, que sugieren que no es recomendable hacer un uso intensivo de la normativa de encajes como variables política, sino que se recomienda darle al sistema bancario una mayor estabilidad”.