Tras cerrar 2023 con “un crecimiento levemente positivo”, la economía local crecería en torno a un 4% en promedio en 2024 y 2025, según el informe de Política Monetaria que elabora el Banco Central del Uruguay (BCU). Por su parte, la inflación seguiría dentro del rango meta, ubicándose en 5,3% al final del horizonte de política monetaria. En ambos casos, se trata de estimaciones más optimistas que la de la mediana de expertos y analistas consultados mensualmente por el BCU.
Al analizar el contexto internacional, se advierte la consolidación de una “perspectiva de enlentecimiento, aunque sin entrar en recesión”, y con una gran heterogeneidad de situaciones entre las diferentes regiones. Respecto a la inflación, se resaltó su reducción a una mayor velocidad que la esperada, debido a menores presiones de los commodities y el efecto acumulado de la política monetaria contractiva a nivel global, que impactó especialmente en el componente de núcleo de la inflación.
En cuanto a la región, se señala que el nuevo gobierno en Argentina busca corregir los desequilibrios macroeconómicos, intentando brindar una señal clara de cambio en el régimen económico. Se interpreta que estas señales y las futuras acciones “contribuirían a generar un impacto positivo sobre las expectativas y a encaminar la normalización del funcionamiento de la economía”. En cuanto a Brasil, se señala que el nivel de actividad confirmó la desaceleración que se pronosticaba en el tercer trimestre, aunque se volvió a desempeñar por encima de las expectativas.
En este marco, la economía uruguaya presentó en el tercer trimestre un crecimiento de 1% en términos desestacionalizados respecto al trimestre anterior, mientras que en términos interanuales se ubicó un 0,2% por debajo del nivel de un año atrás. Las proyecciones de corto plazo sugieren que la economía continuaría en crecimiento en los dos trimestres siguientes, debido a la reversión de los efectos de la sequía en la producción y a la mayor actividad de la planta de celulosa de UPM 2. Desde la perspectiva de la demanda, el consumo privado seguiría siendo el principal motor de crecimiento.
Proyecciones y riesgos
En cuanto al escenario macroeconómico previsto para el horizonte de política monetaria (HPM), la estimación base proyecta que la economía cerró 2023 con “un crecimiento levemente positivo”, mientras que crecería en torno a un 4% en promedio en 2024 y 2025. El consumo privado se mantendría como principal motor del crecimiento, junto a la recuperación de las exportaciones netas en 2024 y de la inversión en 2025.
Cabe destacar que se trata de una proyección más optimista que la augurada por los analistas consultados en la encuesta de expectativas del BCU, que -según la mediana del sondeo- estiman un crecimiento de 3,2% para este año y de 2,5% el próximo.
En materia de inflación, ésta se mantendría dentro del rango meta durante todo el HPM, en una trayectoria inferior a la del Copom anterior, ubicándose en 5,3% al final del mismo. También en este caso se trata de un número más optimista que el proyectado por el mercado (6%).
En cuanto a los riesgos para la economía local, el informe del BCU señala que la principal vulnerabilidad sigue siendo los desequilibrios macroeconómicos de la región y, en menor medida, una desaceleración en China y los problemas geopolíticos.
Por otra parte, el principal riesgo para la inflación está asociado a la no convergencia de las expectativas de inflación, que determinen una mayor persistencia inflacionaria al afectar eventualmente la dinámica salarial. A nivel global, se destacan como riesgos más relevantes los temas geopolíticos y en menor medida eventos financieros en EEUU.