Ignacio Munyo: “Uruguay está atrapado en el laberinto del atraso cambiario y sin perspectivas de salida”

“La democracia hoy tiene un valor económico, un valor monetario, duro y puro”

El país enfrenta un grave problema de “atraso cambiario”, sobre el que no existen “soluciones mágicas” y del que “no hay esperanza de cambio en el corto plazo”, según el director ejecutivo de Ceres. Asimismo, calificó de “situación gravísima” la disparidad de tipo de cambio real respecto a nuestros socios comerciales y competidores. No obstante, destacó que las credenciales democráticas de Uruguay significan una “gran oportunidad” para profundizar las relaciones comerciales con EEUU y Europa, y para lograr ingresar a la OCDE.

En un desayuno de trabajo para socios de Ceres realizado en el Club de Golf, el economista comenzó con una buena noticia respecto a la coyuntura internacional: “El contexto global no es tan adverso como se esperaba meses atrás”. A propósito, mencionó las mejores proyecciones de crecimiento para los principales mercados de Uruguay; los precios de los alimentos clave de Uruguay (carne, soja, leche y arroz) en valores “no tan buenos como el año pasado”, pero por encima de los registros prepandemia; el descenso del valor del petróleo; y el descenso de la inflación en EEUU que se empieza a reflejar en la tasa de interés. No obstante, advirtió por algunas señales contradictorias de China, que lo llevan a ser muy cauteloso sobre la fortaleza del principal socio comercial de Uruguay (ver página 12).

En cuanto a la región, destacó el avance de Brasil bajo la presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva, aunque reconoció que existen ciertas “contradicciones y dudas”, y por el lado de Argentina observa un complejo escenario económico al que se le asocia una gran incertidumbre por las elecciones.

“Atraso cambiario”

En ese marco, Munyo se refirió a lo que calificó como “el tema del momento” para Uruguay, que es el grave problema del “atraso cambiario”. “Uruguay está atrapado en el laberinto del atraso cambiario y sin perspectivas de salida en el corto plazo”, aseguró el economista, agregando que se trata de un asunto que es necesario resolver, pero sobre el que no hay “soluciones mágicas”.

De acuerdo a datos de Ceres, el peso uruguayo está 26% más caro con respecto al dólar, si se toma como referencia el desempeño histórico entre ambas monedas. A su entender, el país seguirá “con un dólar atrasado”, por lo menos hasta el 2024. “No hay esperanza de cambio en el corto plazo”, indicó.

En ese marco, aseguró que es una “situación gravísima” la disparidad frente a los socios comerciales como Argentina, Brasil, China, la Unión Europea y EEUU, pero también ante otros países competidores como Australia y Colombia. Indicó que un modelo desarrollado por Ceres arroja que el tipo de cambio real está 25% por debajo del nivel de equilibrio, de acuerdo con sus fundamentos. Para dimensionar la magnitud del desafío, estimó que, si se redujera la mitad de la brecha del atraso cambiario, con un incremento del tipo de cambio de 12,5% (a $ 42,7 por dólar), los precios a fines de 2023 aumentarían 1,2 puntos porcentuales por encima de lo esperado (lo que implicaría una inflación de 8,7%). Y para que la inflación baje a 6% a fin de año (techo del rango meta), el tipo de cambio en diciembre debería ser de $ 37,3.

Para Munyo, el atraso cambiario encierra una “trampa”, pues “mejorar la situación actual supone asumir conflictos”: programación macroeconómica (inflación y deuda en pesos nominales); negociaciones salariales con el movimiento sindical; intereses empresariales; y el sector público (regulaciones ineficientes, rigideces salariales, entre otras). Con el encarecimiento actual “es difícil” atraer inversiones, sostuvo, y planteó revisar la imposición de la tasa consular para bienes importados y el ajuste por inflación para el cálculo del IRAE, aunque es consciente de que es difícil por el impacto en la recaudación.

Democracia y oportunidades

Una nota positiva pensando a futuro y en el desarrollo del país, fue su visión sobre las relaciones internacionales y comerciales de Uruguay, sobre lo cual el país tiene la “enorme ventaja” de contar con una democracia liberal consolidada.

Destacó las puertas que “se están abriendo” con EEUU, especialmente por la estrategia de la administración de Joe Biden alrededor del “nearshoring”, es decir, el plan para que los bienes y servicios se realicen desde países políticamente alineados con la principal potencia del mundo en términos de valores democráticos. En tal sentido, valoró que Uruguay está en las mejores condiciones para beneficiarse del nuevo escenario global. “Hay una gran oportunidad para mejorar aún más la relación comercial con EEUU, que no se puede desaprovechar”, señaló.

También se mostró optimista con la posibilidad de que se concrete el acuerdo entre la UE y el Mercosur, apoyado en las opiniones e informaciones recogidas en una reciente visita a países del viejo continente como Alemania, Francia y España. De todos modos, Munyo cree que Uruguay puede avanzar por sí mismo, sin necesidad del bloque regional, por las mismas razones que con EEUU. “El modelo uruguayo de democracia liberal tiene que hacerse más conocido en Europa, porque vale mucho, independientemente del avance o no del acuerdo Mercosur-UE”, afirmó.

En tal sentido, resumió que “la democracia hoy tiene un valor económico, un valor monetario, duro y puro”. Además, dijo que recogió opiniones favorables en Europa para el ingreso pleno de Uruguay a la OCDE, una organización con la que el país tiene una relación de vieja data.


Institucionalidad fiscal y la “inseguridad laboral latente”

Respecto a la situación fiscal de Uruguay, Munyo valoró que “el tope de crecimiento del gasto público establecido en la nueva institucionalidad fiscal se va a respetar hasta el final del gobierno, lo que fortalece la imagen del país en los mercados financieros internacionales”. Elogió al régimen actual por dar mayor claridad a la política fiscal, menos exposición al gasto procíclico y más sostenibilidad a largo plazo. Sin embargo, también planteó la necesidad de una institucionalidad más independiente, más apoyo financiero al Consejo Fiscal Asesor y transparencia en la información sobre los supuestos fiscales.

En línea con la buena política fiscal, el economista defendió la reforma de la seguridad social porque asegura la sostenibilidad financiera del sistema y mantiene el régimen mixto.

En cuanto al mercado laboral, evaluó que estamos frente a un mundo más incierto en el que existe una “inseguridad laboral latente” como consecuencia del avance tecnológico.

Munyo manejó estudios internacionales que dan cuenta de la fenomenal penetración de la inteligencia artificial (IA) a nivel mundial: 75% de las compañías aseguran que van a adoptar aplicaciones que realizan tareas complejas. Además, 60% de los trabajadores requerirán entrenamiento en los próximos cinco años, pero muchos de ellos no recibirán los conocimientos necesarios. Agregó que Uruguay no está ajeno a esa realidad y que ya se está produciendo más con menos horas de trabajo a nivel de la producción industrial.