Expertos esperan que el BCU vuelva a subir tasa de interés; “si cambia el rumbo es porque cedió a presiones”

“Sería una señal contraproducente aflojar la política monetaria en esta reunión”

Si cumple con lo anunciado, hoy viernes el Banco Central (BCU) aumentará la tasa de política monetaria (TPM) en 50 puntos básicos, llevándola a 11,75%, según coincidieron expertos consultados por CRÓNICAS. Sofía Harguindeguy, de la firma Grant Thornton, afirmó que “si cambia el rumbo es porque cedió a presiones y porque todavía tenemos una debilidad institucional, una institución que no tiene un 100% de autonomía”. Por su parte, Ignacio Umpierrez del CED, opinó que “sería una sorpresa si el BCU no actuara en esa dirección” (de aumentar la tasa de interés), aunque interpreta que sería “la última suba en este proceso de ciclo monetario más contractivo”.

El Comité de Política Monetaria (Copom) del BCU, se reúne hoy viernes por última vez en 2022, un año que estuvo marcado por una clara tendencia al alza en la tasa de interés, apuntando a una política monetaria contractiva que permitiera mitigar las presiones inflacionarias.

En el año se realizaron ocho aumentos, uno en cada reunión, y desde que comenzó a cambiar el rumbo de la política monetaria, en agosto de 2021, ya se acumulan 11 aumentos consecutivos en la tasa de interés, que hoy se encuentra en 11,25%.

Cabe recordar que a pocos días de iniciada la nueva administración de Gobierno, y con la aparición de los primeros casos de covid-19 y el brusco freno de la actividad económica, el BCU bajó fuertemente la tasa de interés a 4,5%, manteniendo una política monetaria expansiva que dinamizara la actividad. Sin embargo, tras la paulatina normalización de la actividad y una inflación en niveles altos, el BCU comenzó a aumentar progresivamente la tasa de interés. En 2022, y principalmente tras la invasión rusa a Ucrania y sus consecuencias sobre el nivel de precios, la entidad profundizó su política contractiva con aumentos de tasas más agresivos.

Sin embargo, las decisiones no han estado exentas de polémica. El director del BCU en representación del Frente Amplio, Ignacio Berti, ha votado en contra de la decisión de elevar las tasas de interés en todas las reuniones, entendiendo que era necesario consolidar la recuperación económica. Asimismo, algunos cuestionan la efectividad de la tasa de interés para bajar la inflación y se critica que los niveles de precios actuales no se deben a un exceso de demanda, que es lo que se buscaría atacar elevando la tasa de interés

En este marco, CRÓNICAS dialogó con Sofía Harguindeguy, gerente de Consultoría Económica en la firma Grant Thornton, e Ignacio Umpierrez, investigador del CED, para evaluar qué puede esperarse de esta última reunión del año.

Siga, siga

Ambos expertos esperan que el BCU defina un nuevo incremento de la tasa de interés, de 50 puntos básicos, llevándola a 11,75%, tal y como se anunció tras la reunión anterior.

De acuerdo a Umpierrez, además de ser el último aumento del año, sería “la última suba en este proceso de ciclo monetario más contractivo”. No obstante, enfatizó que “sería una sorpresa si el BCU no actuara en esa dirección, sobre todo porque lo viene anunciando hace varios meses”.

Por su parte, Harguindeguy evaluó que quizás por los cuestionamientos realizados desde el sector exportador, se podría esperar que no se mantuviera el anuncio de elevar la tasa, pero subrayó que “mirando como se ha comportado la inflación y las expectativas que se tienen para este año que no se han modificado para 2023 y 2024, pensamos que se va a mantener la decisión”.

Reconoció que es cierto el cuestionamiento sobre si el rumbo es el adecuado o no, pero estimó que si se diera un cambio en la orientación de la entidad en este momento, se debería a que cedió a las presiones recibidas desde el sector exportador o de la sociedad. “Si cambia el rumbo es porque cedió a presiones y porque todavía tenemos una debilidad institucional, una institución que no tiene un 100% de autonomía”, aseveró.

Consultados respecto a si el estancamiento de la economía en el tercer trimestre podría condicionar la decisión del Copom, Harguindeguy sostuvo que, si bien la desaceleración fue mayor a la esperada, eso “no debería repercutir” en un cambio de postura de la autoridad monetaria.

Umpierrez coincidió en que “no debería condicionar”, dado que la inflación aún se encuentra muy lejos del centro del rango meta, mientras que el dato de actividad estaba “más o menos incorporado” en los pronósticos. “Sería una señal contraproducente aflojar la política monetaria en esta reunión puntual”, opinó.

Alta presión

En cuanto al cuestionamiento de que el aumento de la inflación no responde a un exceso de demanda (que es lo que buscaría frenar un aumento de tasas), Umpierrez evaluó que se ha optado por el “camino correcto”, que además “está alineado” a lo que han hecho la mayor parte de los bancos centrales en el mundo. “La política monetaria tiene diferentes canales de transmisión, uno es de las tasas de interés, otro es de las expectativas y otro es el canal cambiario. Claramente hay algunos canales que están funcionando más que otros. Al no funcionar todos los canales de transmisión de la forma más óptima posible, bajar la inflación se hace más difícil”, explicó.

Harguindeguy también defendió que el manejo de la política monetaria en Uruguay no ha sido diferente al del resto del mundo, pero –a diferencia de otros países- no ha logrado reducir las expectativas. “En Uruguay todavía no se ve  ese anclaje de las expectativas, todavía sigue muy por encima del rango meta que se fijó el BCU”, sostuvo. En tal sentido, interpretó que en 2023 posiblemente se mantenga esa “tendencia contractiva”, pese a que en otros países se comenzaría a “ablandar” la política monetaria.


Política monetaria y tipo de cambio

Uno de los cuestionamientos al aumento de la tasa de interés –sobre todo desde el sector exportador- es su poca efectividad como instrumento para bajar la inflación, pero sí en la apreciación del peso.

Umpierrez comentó que si bien puede tener incidencia, aclaró que la misma es “muy parcial”. “En realidad el tipo de cambio ha evolucionado a la baja por fundamentos genuinos, no por fundamentos espurios. (…) Hemos tenido un ingreso por exportaciones de bienes y de servicios no tradicionales excepcionalmente alta, hemos tenido un ingreso de flujos de capitales vinculados al sector real, la construcción, sector inmobiliario, mismo la planta de UPM, como hacia el sector financiero. Hay un apetito muy grande por los títulos de deuda uruguayos. Entonces el flujo de capitales, el ingreso de divisas, la oferta de dólares ha aumentado mucho y eso ha generado  presiones genuinas de apreciaciones cambiaria”.

Harguindeguy, coincidió en que “la evidencia y la teoría dice que no está asociado, que no hay relación directa entre la política monetaria y el tipo de cambio nominal, que es el que perseguimos todos”.