FMI pesimista sobre el futuro económico global, augura “un panorama sombrío y más incierto”

“Las tres mayores economías del mundo se estancan”

Aunque ya se esperaba una desaceleración de la economía, el Fondo Monetario Internacional (FMI) recortó aún más sus perspectivas de crecimiento para este año, y advirtió que de materializarse ciertos riesgos a la baja, el escenario podría ser aún peor. Interpreta que la máxima prioridad para las autoridades debe ser el control de la inflación, y si bien reconoce que el endurecimiento de la política monetaria tendrá costos económicos reales, entiende que “retrasarlo no hará sino exacerbarlos”.

El nombre elegido para la actualización de las Perspectivas de la Economía Mundial del FMI no deja lugar a dobles lecturas: “Un panorama sombrío y más incierto”.

La introducción no es más auspiciosa. “La titubeante recuperación de 2021 ha venido seguida de una evolución cada vez más lúgubre en 2022, a causa de los riesgos que comenzaron a materializarse”, señala el documento, detallando que en el segundo trimestre de este año el PIB mundial se contrajo, debido a la desaceleración de China y Rusia, mientras que el gasto de los hogares en Estados Unidos no alcanzó las expectativas.

El organismo menciona “varios shocks” que han sacudido a una economía global que aún persiste débil como consecuencia de la pandemia. En primer lugar, una inflación mayor a la prevista en todo el mundo y principalmente en EEUU y las mayores economías europeas, lo que ha conducido a un endurecimiento de las condiciones financieras. Por su parte, una desaceleración “peor de lo previsto” en China, como consecuencia de los brotes de covid-19 en ese país y la política de confinamiento aplicada por las autoridades. Y, por supuesto, las consecuencias negativas de la guerra en Ucrania.

Considerando este panorama, el FMI proyecta que la economía mundial pasará de haber crecido un 6,1% el año pasado, a un 3,2% este año. Esto marca una reducción de 0,4 puntos porcentuales en la estimación de 3,6% que el organismo pronosticaba en la edición de abril.

Para el año que viene, se espera que “la política monetaria desinflacionaria comience a hacer mella y el crecimiento del producto mundial sea de tan solo 2,9%”.

Preocupación grave

“Las tres mayores economías del mundo se estancan, con importantes consecuencias para las perspectivas mundiales. La inflación es una preocupación grave”, señala un artículo de Pierre-Olivier Gourinchas, consejero económico y titular del Departamento de Estudios del FMI.

Para EEUU, el organismo recortó en 1,4 puntos porcentuales su estimación de crecimiento del PIB, debido a una expansión de la actividad inferior a lo esperado a principios del año, la pérdida de poder adquisitivo de los hogares y una política monetaria más restrictiva.

Por su parte, en China los confinamientos y el agravamiento de la crisis del sector inmobiliario, llevaron a corregir a la baja el crecimiento en 1,1 puntos porcentuales.

En tanto, en Europa, las significativas rebajas son un reflejo de las repercusiones de la guerra en Ucrania y el endurecimiento de la política monetaria.

El FMI también revisó al alza sus pronósticos de inflación mundial, debido al encarecimiento de los precios de los alimentos y la energía y los persistentes desequilibrios entre la oferta y la demanda.

Barranca abajo

En cuanto a los riesgos para la economía, en la gran mayoría “apuntan a la baja”. “La guerra en Ucrania podría paralizar las importaciones de gas ruso en Europa; la inflación podría ser más difícil de reducir de lo que se esperaba, ya sea porque la rigidez de los mercados de trabajo es mayor de lo previsto, o porque se desanclan las expectativas de inflación; el endurecimiento de las condiciones financieras mundiales podría causar sobreendeudamiento en economías de mercados emergentes y en desarrollo; los nuevos brotes de covid-19 y confinamientos, así como un empeoramiento de la crisis en el sector inmobiliario, podrían inhibir aún más el crecimiento en China, y la fragmentación geopolítica podría obstaculizar el comercio y la cooperación mundiales”, describe.

Si estos riesgos se materializaran, la inflación aumentaría aún más y el crecimiento mundial se reduciría a 2,6% este año y a 2% en 2023, lo cual “situaría el crecimiento en el 10% inferior de los resultados registrados desde 1970”.

Balance

En cuanto al camino a seguir por las autoridades, el FMI señala que mientras el aumento de precios siga reduciendo el nivel de vida en todo el mundo, la máxima prioridad debe ser el control de la inflación. Reconoce que el endurecimiento de la política monetaria tendrá costos económicos reales, pero subraya que “retrasarlo no hará sino exacerbarlos”.

Se entiende que un apoyo fiscal focalizado podría contribuir a amortiguar el impacto sobre las personas más vulnerables. Sin embargo, debido a las tensiones presupuestales que generó la pandemia y la necesidad de que la política macroeconómica sea desinflacionaria, estas políticas deberían “compensarse con una subida de impuestos o una reducción del gasto público”.

En cuanto a las políticas para enfrentar las repercusiones negativas de los precios de la energía y de los alimentos, sostiene que deben centrarse en quienes se han visto más afectados, sin distorsionar los precios.

Por último, en una mirada más amplia, subraya que en el marco de la pandemia es importante elevar las tasas de vacunación para ofrecer protección ante nuevas variantes, y en materia de cambio climático se requieren “medidas multilaterales urgentes para limitar las emisiones y aumentar las inversiones dirigidas a acelerar la transición verde”.


América Latina: Mejores perspectivas para 2022, peores para 2023

A contrapelo de las expectativas para la economía mundial, el FMI revisó al alza sus proyecciones de crecimiento para América Latina y el Caribe en 2022, debido a que los países registraron un sólido desempeño en la primera mitad del año. En concreto, el organismo estima que el PIB regional crecerá 3% en 2022 y no un 2,5% como proyectaba en abril.

De esta forma, se muestra más optimista que otros organismos respecto a la evolución de la economía latinoamericana este año, ya que el Banco Mundial augura un crecimiento de 2,5% y la Cepal espera una expansión de 1,8%.

No obstante, el FMI advierte “importantes desafíos” y rebajó sus previsiones de crecimiento para 2023 a 2%, medio punto porcentual por debajo del 2,5% esperado en abril. Entre los motivos para recortar la proyección, mencionó el endurecimiento de las condiciones financieras globales, el menor crecimiento mundial, la presión inflacionaria, la creciente tensión social y la inseguridad alimentaria.