Puestos de trabajo desaparecerán y otros se crearán en el futuro del mercado laboral

Mientras la economía comienza a repuntar, el mercado laboral continúa en baja actividad, si se lo observa a largo plazo. El futuro del trabajo es incierto. Mucho se habla de automatización y se genera un sentimiento apocalíptico frente a los puestos que, se dice, tienden a desaparecer. Nelson Montoya, CEO de la consultora Adecco; y Joaquín Pena, CEO por un mes de la compañía, analizaron este escenario.

Por Federica Chiarino | @FedeChiarino

La tecnología y la hiperconectividad están cambiando la naturaleza del trabajo: junto con los factores demográficos, económicos y sociales, están impulsando el surgimiento de una fuerza laboral más independiente y dispersa. Según concluye un estudio de competitividad global realizado por la consultora Adecco, la flexibilidad es el lema de este siglo, ya que se pasa de un entorno en el que el trabajo se basaba en el empleo tradicional -asalariado y de oficina- a uno donde los trabajadores se quieren sentir «agentes libres».

En diálogo con Empresas & Negocios, Nelson Montoya, CEO de Adecco, opinó que lo que las compañías hoy demandan son posiciones comerciales y de ventas. Existe un auge, también, de los trabajos vinculados a hotelería, gastronomía e industria; así como administración y finanzas.

Al tiempo que se destruirán algunos puestos, la tecnología dará lugar a muchos otros. El sector triunfador en las próximas décadas será, según Montoya, el de las Tecnologías de la Información. En esta área, el desempleo suele ser cero, o incluso negativo, y se considera que es un sector en pleno crecimiento.

Nuevos puestos y diferentes modalidades de trabajo dibujan el escenario futuro. ¿Un ejemplo popular?: Uber, una empresa de base tecnológica en la que casi cualquiera, con una libreta de conducir y un auto de cuatro puertas, puede trabajar y ganar plata por sí mismo. «Creo que siempre hay que incluir en la ecuación tanto los puestos que están en riesgo de perderse como los que se van a crear por las nuevas tecnologías», opinó Montoya.

Según Joaquín Pena, CEO de Adecco por un mes, se nota una marcada tendencia hacia la automatización de muchos trabajos dependientes, por ejemplo, los vinculados a atención al cliente. El riesgo de automatización de estos puestos oscila entre un 90% y un 100%. «Pero sería una tendencia de 10 a 20 años, reducir los trabajos dependientes e incrementar los trabajos técnicos», especuló Pena. Otros rubros, como los vinculados a la creatividad y la empatía se mantienen firmes ante la automatización, con bajo riesgo de ser reemplazados por máquinas.

Se observa que la destrucción de puestos de trabajo sucederá en un rubro, y la creación de nuevas oportunidades en otro muy distinto. Esto es un riesgo para el ámbito laboral, dado que podría generar una brecha entre puestos destruidos y construidos. Será responsabilidad de las compañías comenzar a capacitar y facilitar una reconversión, para transformar la automatización en una oportunidad, y no un riesgo.

Combinar las competencias técnicas y las sociales es crucial para el nuevo perfil de talento, ya que la innovación proviene cada vez más de la colaboración. Como el mundo actual es tan impredecible, los jóvenes deben ser capaces de «aprender a aprender», de crear, de resolver problemas y, además, deben tener habilidades de comunicación. Los planes de estudios deben consistir en enfoques experimentales y basarse en proyectos que incluyan oportunidades de formación en el trabajo.

«Tiene que haber coordinación entre empresas, gobierno e instituciones educativas, no enfocado tanto a la reconversión de lo que hoy se pierde, sino pensando en las generaciones futuras», dijo Montoya. Estos entes deberán sumar esfuerzos para que los jóvenes que hoy ingresan al mercado laboral lo hagan más preparados para encontrar empleo, en los rubros que triunfarán en el futuro. El CEO de Adecco sostuvo que es responsabilidad del gobierno revisar qué se enseña en las escuelas e instituciones educativas, para poder también contribuir a formar profesionales adaptados al futuro.

Las políticas educativas y del mercado de trabajo son los principales retos del cambio: es fundamental una cooperación entre el gobierno, las empresas y las instituciones educativas para asegurar una rápida reforma del sistema educativo y diseñar políticas de empleo que combinen la flexibilidad del mercado de trabajo con la protección social.

Además de los rubros, se observan cambios en las modalidades del trabajo. Está en crecimiento una clara tendencia, entre las nuevas generaciones, a no creer solo en el trabajo asalariado dependiente. Los jóvenes emprenden cada vez más, son autónomos, quieren ser jefes de ellos mismos.

Los trabajadores del siglo XXI tienen nuevas necesidades: flexibilidad, libertad para viajar, estructuras laborales más cómodas y menos rígidas. Un trabajador hoy es probable que no ingrese a una empresa para quedarse allí toda su vida. Ya no cuesta tanto renunciar a una empresa en busca de nuevas oportunidades, en este país o en el exterior. Aquí también las empresas tienen el desafío de transformarse, para captar a las nuevas generaciones.

Entonces, ¿cómo pueden adaptarse las compañías y el gobierno a estas transformaciones? Para Montoya, el gobierno debe tener una visión de largo plazo. Hoy se discute en las cámaras el porcentaje de PBI que será destinado a la educación, y esa es la gran pelea. Pero, además de eso, según Montoya, deberían reverse los planes educativos, los contenidos que se enseñan, para «poder migrar a una progresiva y sustentable calidad del empleo».

No se trata simplemente de tecnología. Esto implica reconocer y analizar la transformación profunda de los sistemas sociales, los cambios dentro de la organización y la empresa, así como en los sistemas educativos y el mundo del trabajo, ya que muchos países todavía se basan en un modelo de fábrica del siglo XX que se desvanece de forma rápida.