- ¿Cómo espera que repercuta esta nueva metodología en la cadena de distribución?- Hay que lograr que se introduzcan en toda la cadena reglas de juego que impulsen a una mayor eficiencia. La cadena de distribución secundaria está compuesta por los sellos: Axion, Petrobras (próximamente DISA) y Ducsa, los estacioneros y los fletes que hacen la logística del combustible hasta el destino. Hay que partir de la base de que estamos cambiando quién es el que regula. Hasta el día de hoy regulan los contratos que Ancap tenía- que ahora no están vigentes- con cada uno de los sellos. Los contratos establecían, por ejemplo, cuántas estaciones de servicio pueden tener, cómo habilitar o trasladar estaciones y demás. En esa regulación hay muy bajos niveles de competencia porque una vez que uno tiene la estación de servicio instalada, el resto del partido está jugado. Si yo estoy en un lugar con mucho tránsito voy a vender muchos litros, y si estoy en otro lugar menos concurrido no y es la única variable que realmente importa porque el producto es el mismo, el precio y las condiciones también. Finalmente, lo único que importa es dónde estoy.Reconociendo que no se pueden hacer cambios bruscos en un sector que tiene contratos a largo plazo y que la gente requiere previsibilidad| para ir manejando las inversiones razonablemente y sabiendo lo que va a pasar, nos damos un plazo de tres años para que el sector vaya cambiando sus reglas de juego. Eso nos puede permitir algún otro ahorro para lograr un combustible más competitivo.Hoy la logística está manejada por los distintos actores pero, por ejemplo, el flete lo paga todo Ancap. Eso quiere decir que en el fondo no hay nadie realmente interesado en optimizar la logística más allá de Ancap. Si uno de los sellos tuviera que manejar su logística, de repente haría una inversión en tanques para llevar camiones cargados y grandes a esos tanques y otros más chicos a cada estación haciendo acopio en esos tanques y no simplemente llamando a Ancap. Es un ejemplo pequeño, pero muestra por qué hay que buscar incentivos para que cada uno se preocupe de manejar mejor su parte.- En esta oportunidad se descartó la desmonopolización de los combustibles. ¿Cuál es su visión al respecto? ¿Cree que en un futuro es viable que se vaya hacia esta modalidad?- Yo creo que Ancap puede estar en competencia. Las empresas públicas han demostrado que compiten, como lo hace Antel, el Banco de Seguros y el Banco República, y les va bien porque estos incentivos para ser más eficientes vienen dados por el propio consumidor que elige qué combustible comprar o qué compañía telefónica contratar.Esos incentivos redundan en mejoras para el ciudadano, que es el consumidor final.En ese sentido, a nosotros nos parece bien la libre importación de combustibles; así estaba en el programa de gobierno del Partido Nacional. Ahora, estamos en un gobierno de coalición que discutió intensamente el tema y se llegó a la conclusión de poner a Ancap en esta competencia virtual, y es lo que vamos a implementar.- En la campaña hubo un compromiso de tener tarifas más competitivas a nivel regional. ¿Es posible sostener esto con la pandemia de por medio?- Yo diría que lo que queremos es conseguir condiciones de menores costos reales, genuinos, no solamente por decreto porque después el problema explota en otro lado, por ejemplo, en una empresa pública.Queremos mejores condiciones de competitividad, algunas tienen que ver con situaciones macroeconómicas otras con ir bajando costos y son transformaciones que llevan su tiempo.Estamos trabajando en ese compromiso de campaña, creemos en él y se trata de lograr mejoras genuinas de costos, no es artificial y por lo tanto da trabajo; hay que ir paso a paso.- ¿Cuánto complicaron los contratos y compromisos asumidos por la gestión anterior tanto a nivel del Ministerio como de empresas públicas?- Depende del área. En el caso de los contratos de energía renovable, siempre dijimos que el mecanismo elegido de hacer contratos de libre despacho para conseguir que generadores privados se instalen en el país es correcto. En la medida en que da la seguridad de vender toda la energía, la inversión se transforma en atractiva en un mercado que es monopólico y es comprador. Si uno finalmente está a merced de que no le compren, la inversión no la hace si no hay un contrato a largo plazo y con la confianza que generan los contratos uruguayos, se generó una condición válida. Lo que pasa es que se sobrecontrató.Además, hicieron todo de golpe cuando en energía renovable uno puede ir más gradualmente porque los parques eólicos son unidades productivas de pequeño porte. Se puede hacer un parque de 50 megas hoy y otro dentro de unos años, no tiene que hacer 1.000 megavatios en el mismo periodo de gobierno, que fue lo que se hizo con los privados. Además, se construyó un parque de 450 megas de UTE, y se contrató con UPM y se contrataron parques solares. El resultado son 1.800 megas de energías renovables contratados a determinados precios que en ese momento parecían adecuados, pero la energía renovable ha ido bajando y ahora son caros. En definitiva, tenemos un montón de contratos en dólares que inciden fuertemente en el costo de la demanda uruguaya y son costos a los que UTE tiene que hacer frente y que complican. Nos hubiera gustado que su hubiera ido más despacio y que no se sobrecontratara, más allá de que nos pareció bien la transformación de la matriz energética que fue parte de un acuerdo multipartidario que se dio en el 2010 y que hablaba de 500 megas de eólica.- Más allá de la política de austeridad con la que ha sido consistente el gobierno, ¿hay algún proyecto en el que quiera invertir especialmente el Ministerio?- El Ministerio quiere generar condiciones de inversión tanto para las empresas públicas como en el sector privado.Una de las cosas que más nos importa es poder entrar en la segunda transformación energética, que es la que nos permite descarbonizar el transporte. Hasta ahora hemos eliminado los combustibles fósiles en un 98% en la generación de energía eléctrica, pero esa es una parte de la energía del país; después hay industria, transporte y demás. Dependemos en un 37% del petróleo que no es un número alto comparado con otros países, pero es mucho para seguir dependiendo del petróleo. Avanzar en esa dirección implica inversión como también buscar esquemas para fomentar el transporte eléctrico en general, pero para el transporte de carga la solución es el hidrógeno verde que permite recorrer distancias mayores y Uruguay quiere estar en esta transformación. Por eso estamos apoyando un piloto de hidrógeno verde para el transporte que se va a licitar este año, buscando consorcios privados que se interesen y apostando a otras aplicaciones de hidrógeno verde que puede llegar a ser un rubro de exportación importante en el mediano y largo plazo dado que permite empaquetar la energía eléctrica, transformarla en hidrógeno y llevarla a otro lado, y así regenerar la energía eléctrica; es una forma de exportar energía renovable. Queremos fomentar la inversión privada y desarrollar la inversión pública para acompañarla.- ¿Se plantean algún plazo para la revolución energética?- La introducción de vehículos eléctricos es lenta porque tiene que ver con la renovación de las flotas y estas se renuevan cada 15 o 20 años, y en el hidrógeno verde aún más porque es una tecnología que está en pleno desarrollo y es más costosa. Hay que pensar en 15 o 20 años. En los acuerdos internacionales Uruguay se comprometió a eliminar los combustibles fósiles de la matriz para el 2050.“El subsidio del transporte colectivo es necesario pero se podría financiar de otra fuente”