Paganini sobre la mejora de la competitividad: “Tendríamos que tener resultados en pocos años”

EN PANINI’S

Omar Paganini, ministro designado de Industria, Energía y Minería


La competitividad será la prioridad número uno para su ministerio y en esa línea va a trabajar desde el primer día. Fortalecer las unidades reguladoras, encarar un desarrollo industrial moderno y generar incentivos para la eficiencia en mercados monopólicos son algunos de sus objetivos. El foco también estará puesto en la búsqueda de un reflejo más fidedigno de los costos en las tarifas, algo que, entiende, no ha sucedido en el pasado.


 El menú  En la cava de Panini’s, el ingeniero degustó salmón grillé con salsa de eneldo y yogurt, acompañado de ensalada de peras, rúcula, lascas de parmesano y praliné de maní. Para beber optó por Coca-Cola light.


Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo

-¿Cuáles son las medidas principales en materia de industria y energía a implementar en los primeros meses de gobierno?

-Por un lado tenemos que lograr tener una energía competitiva, ese es uno de los grandes temas, que impacta en la calidad y el bienestar de las familias pero también en la producción en general, para que el país pueda ser más competitivo a nivel internacional. Uruguay tiene algunas desventajas por tener un mercado interno pequeño, que hace que sea más atractivo instalarse en Brasil o en Argentina. También tiene algunas ventajas por estar articulado con esos mercados, pero si es costoso es más complejo. Las unidades reguladoras son herramientas importantes en ese sentido; tienen que ser custodias de la eficiencia y defensoras del consumidor.

-¿Qué ha pasado en los últimos años con las unidades reguladoras?

-Han perdido peso, se las ha transformado en asesoras. Queremos que pasen a ser servicios descentralizados, lo que les va a dar más autonomía, que tengan directorios con fuerza y capacidad de opinar sobre los costos de las empresas públicas, decir si está bien o no la evolución de los mismos, si es correcto que gasten en tal cosa o tendrían que apretarse. Debemos tener un dictamen preceptivo de la reguladora diciendo “estos son los costos razonables y entonces esta es la tarifa razonable”. Siempre es más fácil barrer debajo de la alfombra y trasladar los problemas a la tarifa, por eso queremos esta independencia.

Por ejemplo, si el petróleo sube hay que trasladarlo a la tarifa, pero de manera razonable a lo que sucede con los demás para ser competitivos. No se puede garantizar que vaya a bajar, depende de cosas como el precio del petróleo y el valor del dólar. Si suben ambos, el combustible tiene que subir; si bajan, uno puede reflejarlo. Eso no sucedió en el pasado, porque bajó el petróleo sin reconocerse en la tarifa. Lo que queremos es un reflejo más fidedigno de los costos razonables en las tarifas.

A su vez hay que generar otros incentivos para la eficiencia en mercados que son monopólicos u oligopólicos. En la telefonía celular uno puede generar incentivos a la competencia como la portabilidad numérica, es decir, queremos que las personas puedan cambiar de compañía sin cambiar de número. Lo mismo con un monopolio para el servicio de internet que se había regulado en la Ley de Medios, que incluso la Suprema Corte de Justicia dijo que era inconstitucional. Eso lo vamos a derogar para que haya opciones para el usuario. Nuestra filosofía es que el consumidor tenga más posibilidades de elección, para que las empresas se esfuercen en ser eficientes y en cuidar al cliente. Después, las compañías estatales tienen que competir como lo hace Antel hace muchos años y con éxito.

-¿Una posibilidad va a ser importar los combustibles?

-Nosotros queremos ir en esa dirección, pero el objetivo es conseguir tarifas competitivas y las herramientas son varias. Una es sacar la regulación del sector de los combustibles de Ancap y dejarla en la Ursea (Unidad Reguladora de Servicios de Energía y Agua). Eso permite que haya un organismo que le ponga incentivos a Ancap y al resto del sector para ser más eficientes.

Otro incentivo más fuerte es la importación, porque ahí ponemos a Ancap en competencia. Este instrumento hay que conversarlo con los socios, recibir todas las opiniones de los participantes de la cadena de valor, las distribuidoras, los estacioneros, y finalmente generar una solución que cumpla con ese objetivo.

Ancap también puede competir afuera de Uruguay. Hoy en la región hay demanda de combustible refinado, mucha más que la capacidad de refinar que tienen Argentina y Brasil, y Paraguay no tiene refinería. Ancap tiene que concebirse como un jugador en el mercado regional y eso la va a motivar a ser eficiente.

-¿Qué cree que puede aportarle al país desde su experiencia?

-Sobre la energía y las empresas públicas vengo estudiando hace tiempo y creo que tengo para aportar. Por otro lado, yo tengo experiencia gerencial en la industria de más joven, antes de meterme en la academia. Viví en el piso de una fábrica textil muchos años y antes de eso trabajé en tecnologías de la información. Creo que tengo una experiencia variada que me permite entender muchos rubros, entonces me pareció que era un buen momento para aportarle al país desde distintas perspectivas.

-¿Cuáles son los desafíos para el desarrollo del país en esos rubros?

-Uruguay tiene que encarar un desarrollo industrial moderno. Es un gran desafío porque por un lado hay cadenas agroindustriales que tenemos que fortalecer, que son nuestro motor tradicional y ahora tienen algunos problemas de competitividad que hay que ayudar a resolver.

Por otro lado tenemos una industria de servicios que está cada vez más fuerte, con desarrollo de software, de tecnología, pero ese sector es muy dinámico y hay ventanas de oportunidad que hay que aprovechar. Hay que empezar a pensar en cómo se va a adaptar la industria uruguaya de software al big data, al internet de las cosas, a la inteligencia artificial.

Después están las industrias que tienen que ver con cadenas productivas globales, como pueden ser los autopartistas, la farmacéutica, donde uno no puede pretender en Uruguay desarrollar una cadena completa entre la materia prima y el consumo final, sino que puede captar un eslabón de una cadena global y hay que tener acuerdos comerciales muy amplios.

Además se viene el desarrollo de la biotecnología, que nos va a impactar mucho en nuestra producción agroalimentaria.

-Dada su experiencia en el área de la energía, ¿le parece importante continuar el cambio de la matriz energética? ¿Hay posibilidad de profundizarlo?

-Sí. Los próximos pasos en los cambios de la energía en Uruguay van a tener más que ver con la generación distribuida por parte de particulares, porque la energía solar fotovoltaica y las baterías le van a dar al consumidor una parte de su energía. Ya se la están dando, pero a mediano plazo va a ser muy competitiva.

Vamos hacia una arquitectura diferente, donde no es la gran central la que produce y distribuye energía, sino una red que interconecta generadores pequeños y grandes. La empresa eléctrica tiene como valor que es la que gestiona esa red, que tiene que ser más inteligente, capaz de manejar variaciones en los generadores y en la demanda, que van a ser mucho más fuertes que hoy. Ahí entran el internet de las cosas y el big data.

Los generadores que tenemos hoy tienen capacidad sobrada para atender la demanda nacional, que crece a un cierto ritmo. Se contrató en su momento mucha energía, más de la necesaria, y ahora tenemos la oportunidad de conseguir transformar ese costo en divisas en la medida que se pueda exportar. Uno de los desafíos es desarrollar un mercado regional de energía. Ya se ha exportado energía en estos años y debemos consolidar eso.

-¿Cuáles son los problemas del país que más le preocupan?

-En el fondo todo se resume en lograr un desarrollo de la producción más competitivo para poder producir empleo, que es uno de los problemas que tenemos. Eso está dentro de las cosas con las que tengo más que ver. Después, el otro problema que me preocupa es la fragmentación social, que la estamos viendo en violencia, en criminalidad, pero también en exclusión, en gente que no tiene acceso a un empleo digno. Buena parte de eso se resume en cambiar la educación, que es una apuesta a mediano plazo. Es vital que nuestros jóvenes y niños reciban una educación que les permita insertarse en un mundo nuevo que requiere otras habilidades y capacidades, y que por ese mismo camino podamos ser competitivos como sociedad para producir lo que el mundo va a necesitar y así radicar inversiones y mejorar el empleo.

-¿Qué rol puede jugar el Ministerio de Industria en ese aspecto?

-Tiene que preocuparse más por la producción. Tenemos que buscar el desarrollo de una industria moderna, el apoyo de la competitividad de las cadenas agroindustriales y de un sector energético dinámico, abierto y que cumpla su objetivo de entregar energía cuando es necesario pero también a precios competitivos.

-¿En qué lugar de importancia ubica el tema de la competitividad?

-Es la primera prioridad para mi ministerio, no solo la competitividad de la energía, sino la del país.

-¿Es posible que se realice un ajuste de tarifas?

-Probablemente va a haber que ajustarlas, es un tema que estamos estudiando y que va a terminar siendo una decisión conjunta del gobierno, por lo tanto hoy no te puedo dar una posición definitiva. No hay duda de que los costos en términos nominales han aumentado y se va a requerir reflejar ese ajuste para evitar que nuestras empresas sufran y terminen generando problemas fiscales.

Creo que no va a haber más remedio que hacer ese ajuste, si no, hay que conseguir dinero de otro lado para tapar ese problema. Estamos en evaluación pero es muy probable que haya que hacerlo.

-¿Cómo ha sido el vínculo con la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU)?

-Muy correcto. Hemos tenido algunas reuniones de trabajo con la CIU y también encuentros con grupos de empresarios de distintos sectores que forman parte de la institución. Hemos estado con la Cámara de Alimentos, con los autopartistas, con gente del azúcar, de la lechería, con diversos grupos que nos plantean sus inquietudes.

-¿Cuál es la inquietud que más se repite?

-El problema de los costos energéticos es uno, después hay otros más puntuales que tienen que ver con regulaciones específicas de cada sector. El tema más general es la competitividad y los costos.

-¿Qué expectativas tiene para dar respuestas o brindar soluciones a esos reclamos?

-Todavía estamos estudiando. Algunas cosas implican cambiar una resolución, pero otras requieren negociación internacional y eso lleva tiempo, y van a demandar trabajo en conjunto con Cancillería en ciertos casos.

-¿En qué plazo estimado el sector productivo podrá ver una mejora de la competitividad, a través de las tarifas y los incentivos propuestos?

-Tendríamos que tener resultados en pocos años, seguro dentro de este período.


UPM: “Se vio una actitud del gobierno de querer conseguir el proyecto a como diera lugar”

-¿Qué opinión le merecen las negociaciones que llevó adelante el gobierno con UPM? El líder de Cabildo Abierto, Guido Manini Ríos, planteó a CRÓNICAS la necesidad de revisar los contratos.

-Las cláusulas confidenciales todavía no las sabemos, así que por ahora me reservo la opinión sobre cómo negoció. Lo que se vio fue una actitud muy fuerte del gobierno de querer conseguir el proyecto a como diera lugar y seguramente eso debilitó la posición negociadora de Uruguay. El proyecto lo considero valioso y positivo para el país. Es muy bueno que haya otra planta de celulosa y de ese porte, con la última tecnología, que impulsa uno de los sectores más fuertes de la economía que es la forestación.

Uno puede cuestionar por qué el precio de la energía fue tal y no fue un poco menor o por qué el tren lo tenemos que financiar nosotros. Sorprende un poco que el tren haya que construirlo con fondos públicos. La única justificación que le veo a eso es lograr usarlo para muchas más cosas que para sacar la celulosa. Hay posibilidades de hacerlo, el centro del país es una zona deprimida y se puede aprovechar ese trayecto para otras industrias más allá de UPM. Ahí está la clave para sacarle jugo a este proyecto, poder dinamizar el centro del país para nuestras industrias.