Steneri: “La política monetaria que está llevando adelante el BCU no tiene los efectos deseados en el combate a la inflación”

Carlos Steneri, exdirector de la División Planeamiento de OPP

En diálogo con CRÓNICAS, el reconocido economista analizó la actualidad económica del país y sus proyecciones a futuro. Consideró, entre otras cosas, que la política que está llevando adelante el actual gobierno “sigue los caminos tradicionales de nuestro país”, aunque puntualizó que en este caso particular busca resolver los desequilibrios en la parte fiscal que fueron heredados de la administración anterior.

Por Matías Kapek | @matias_kb

-¿Cómo analiza la política económica del gobierno?

-La política económica sigue los caminos tradicionales de nuestro país, con la característica de ir resolviendo los desequilibrios que se habían dado en la parte fiscal, que este gobierno heredó de la administración anterior. Estos no eran catastróficos, pero sí eran preocupantes en cuanto a su dinámica. Eso se ha corregido, la brecha fiscal se ha reducido, se ha reactivado el crecimiento, obviamente reconociendo que hubo una mejora en los precios internacionales de los productos que exportamos. Es mérito del gobierno haber mantenido las condiciones que permiten esa dinámica.

Como hecho a mirar con más detenimiento aparece el atraso cambiario que estamos teniendo, que se puede estar dando por razones estructurales propias y también por inflación internacional importada, principalmente, por el precio de la energía y de los alimentos que tienen incidencia fuerte en nuestro índice de precios. De todas maneras, a mi entender, la política monetaria que está llevando adelante el Banco Central no tiene los efectos deseados en el combate a la inflación y sí tiene como efecto colateral adverso ayudar a la apreciación cambiaria.

-¿Está de acuerdo con que la inflación sea una cuestión prioritaria para el país en este momento?

-La inflación en todo menú de política económica adquiere un lugar de privilegio, es algo que debe estar siempre en el cronograma de actividades. Pero en países como el nuestro, con alta dolarización, es un tema complejo de tratar. A veces las políticas que son adecuadas para resolverlo, por ejemplo, la suba de tasa de interés, funciona bien en países que no están dolarizados como Brasil, pero en nuestro país tienen poco efecto. La oferta monetaria es muy pequeña, el crédito en pesos también es muy pequeño respecto a la masa de crédito nominado en dólares, por lo tanto, el instrumento de la tasa de interés tiene sus limitaciones y a veces insistir en demasía genera efectos adversos. 

-Hay una tendencia marcada hacia el favorecimiento de políticas de ajuste fiscal. ¿Cree que hoy están generando consecuencias en el día a día de la gente? ¿Se está dando o existe la posibilidad de que se dé un “efecto derrame”?

-A las cosas hay que darles su verdadero sentido. Combatir el déficit fiscal es tratar de no generar problemas futuros, porque un déficit fiscal permanente debe financiarse con emisiones de inflación o con deuda externa, lo cual genera una situación insostenible en el largo plazo. Si esos problemas no existieran, uno podría utilizar el gasto público como una palanca para potenciar la demanda interna y ayudar al crecimiento. Las prácticas que acabo de señalar para una economía del tamaño de la de Uruguay son imposibles, para países como el nuestro, que no emiten moneda con aceptación universal, no tienen sentido. Eso lo puede hacer Estados Unidos por períodos breves, lo puede hacer Europa, pero nosotros no. Para crecer, para tener estabilidad económica y estabilidad política, el déficit fiscal tiene que ser acotado a un cierto valor.

-¿Cómo evalúa las renuncias fiscales asociadas a la captación de inversiones? ¿Cree que las que tenemos son acordes al momento que estamos viviendo o habría que revisarlas?

-Siempre que uno aplica renuncias fiscales corre el riesgo de generar filtraciones hacia actividades para las cuales no están diseñadas. La idea de la renuncia fiscal es generar inversión y a su vez más puestos de trabajo, y además incentivar una actividad naciente como lo fue en su momento la forestación. En ese caso hubo renuncias fiscales tanto en la plantación de árboles como en la instalación de industrias, lo cual después genera todo un círculo virtuoso de mayor actividad. Pero si las renuncias fiscales son para construir o equipar estudios profesionales, yo creo que no se justifican. Si ese es el caso, tenemos que hacer una restricción del mecanismo, acotarlo a sus verdaderos fines. Usarlo, por ejemplo, para promocionar o ayudar al fortalecimiento de sectores que genuinamente tienen capacidad de crecimiento y un fuerte potencial exportador, como pueden ser la granja o la lechería.


Las enseñanzas de la crisis del 2002

-Este año se cumplieron los 20 años de la crisis del 2002, en la que usted, desde su lugar, ocupó un rol importante. ¿Cómo la recuerda y cuáles cree que fueron las principales enseñanzas que dejó para el país? ¿Cuáles fueron los cambios más relevantes que motivó? 

-Mirando con la perspectiva del tiempo y purificado de todas las emociones y tensiones, diría que lo que deja la crisis del 2002 es la confirmación de que cualquier sociedad cuando hace política económica o toma posiciones para resolver situaciones críticas tiene que tener como objetivo preservar valores básicos. Estos hacen al funcionamiento sano de una sociedad, por ejemplo, el respeto de la ley, tratar de no aplicar medidas que se conviertan en su violación flagrante. También mirar a largo plazo, mirar los beneficios futuros a pesar de que ello implique costos enormes en el corto plazo, incluso sacrificar capital político, algo que pueda significar perder elecciones. Sirve además para mostrarle a la sociedad que la estabilidad de la que estamos gozando y de la que pudieron gozar las administraciones inmediatas al episodio del 2002 se debió en buena parte a las decisiones tomadas en aquel momento. Si algo similar ocurriera pienso que esos son los caminos y las enseñanzas que se deben tener en cuenta.


“La buena noticia es que la inflación mundial está cediendo”

-¿Cuáles considera como principales prioridades para el país en materia económica para el 2023?

-La prioridad permanente es la modernización del país en todos sus sentidos, que dé lugar a ganar eficiencia, que eso nos haga más competitivos y posibilite emplear a más gente. Estamos viviendo en un mundo cada vez más complejo donde nuestros competidores juegan, ellos están en la misma tesitura de modernizarse y hacerse más eficientes, para producir mejor, con mejor calidad. En nuestro caso eso se traduce en una agenda de gobierno que implica desde la modernización permanente de nuestra infraestructura básica, carreteras, comunicaciones, como también la mejora de las capacidades de nuestra mano de obra. Sabemos que esta última tiene que ser un complemento de procesos que son cada vez más sofisticados, para lo cual tiene que estar capacitada y entrenada.

Por último, debemos saber que la estabilidad política es un activo muy importante para que eso pueda ser llevado adelante. Si hay desorden y tensiones políticas innecesarias, el ambiente se enrarece, dejamos de actuar sobre los objetivos que son prioritarios. Tenemos un sistema político que está capacitado, aunque a veces pueden aparecer tensiones que a mi entender son innecesarias. El debate es necesario, tiene que ser fecundo, vibrante, pero sobre hechos que son trascendentales, sobre los grandes temas que el país necesita.

-Teniendo en cuenta los actuales niveles de inflación, ¿existe la posibilidad de entrar en un escenario de recesión mundial para el 2023?

-Es una pregunta que no tiene una buena respuesta. Todos los días la situación es muy cambiante. La buena noticia es que la inflación mundial está cediendo. Esto implica que los bancos centrales del mundo van a cambiar la suma de tasa de interés, por lo cual la depresión vinculada a la contracción económica disminuye, eso es bueno. Pero todavía estamos sujetos en el 2023 a un escenario potencial de shocks que aún no conocemos, hay un conflicto bélico en desarrollo que espero se mitigue, pero también puede emerger otro por un evento imprevisto. Hay que tener cautela en las proyecciones, siempre es más fácil avanzar cuando el escenario es bueno, que retroceder cuando uno hace previsiones optimistas y después no se cumplen. Las expectativas son muy contraproducentes, es mejor ser cauteloso y pensar que todavía estamos en un escenario internacional muy complejo.