¿Qué se necesita y hoy no está vigente en materia de regulación para avanzar en estos desafíos?
Luego de la crisis de 2002 se estableció una normativa mucho más moderna, con una actualización de las estructuras de control. Eso ha generado un sistema financiero mucho más sólido. Entiendo que en forma urgente debería haber un nuevo impulso hacia el futuro, para lo que sería conveniente afinar la normativa que debe adecuarse justamente a hacia dónde va el mundo: lo tecnológico, lo virtual, el procesamiento en la nube, lo remoto. Si se pretende un sistema financiero moderno es imperiosa la necesidad de una regulación que converse con las nuevas modalidades de procesos y comportamientos que se están dando a nivel del mundo. Por supuesto, se necesita una normativa que mantenga la seguridad, estructura y respaldo con el que cuenta el sistema financiero actualmente, pero también haciendo viable el futuro de este, limitando rigideces, aumentando capacidades y oportunidades para lograr mayor flexibilidad, inclusión y procesos más ágiles que le permitan competir justamente con nuevas normas de competencia que el regulador está impulsando. Por otra parte, es necesario que haya reglas de juego iguales para todos los actores que se desenvuelven en este sistema financiero regido por las nuevas tecnologías. Las fintech han sido muy importantes para el desarrollo del sector, pero el pedido de los bancos a nivel internacional, al que Santander también se suma, es el de contar con una normativa que las contemple. Si hay una fintech que toma o presta dinero, debería tener las mismas regulaciones, condiciones, normas y limitaciones que tenemos los bancos. Santander se ha adaptado siempre a las reglas de juego y a las normas establecidas y así lo seguirá haciendo.