Respecto al escenario internacional, el informe señala que la incertidumbre vinculada fundamentalmente a la política comercial global siguió moderándose, aunque se mantiene en niveles históricamente altos. Se destacan en el último trimestre los avances en las negociaciones entre EEUU y sus principales socios, a excepción de China, con quien se extendió la tregua vigente. “Actualmente, el arancel promedio aplicado por EEUU se sitúa en torno al 20%, cuando durante las últimas cuatro décadas era inferior al 3%”, advierte el documento.
Para el BCU, la dificultad para anticipar los efectos finales de estas políticas, en un entorno marcado por las tensiones geopolíticas, representa un importante desafío para la proyección de la evolución de la economía mundial. En este marco, las proyecciones de crecimiento para 2025 fueron revisadas ligeramente al alza, impulsadas por un desempeño mejor al esperado en la primera mitad del año. Sin embargo, para el año próximo se anticipa cierta moderación en el ritmo de crecimiento.
En cuanto a la región, Argentina atraviesa por un período de “elevada volatilidad e incertidumbre”, mientras que en Brasil se confirmó la desaceleración de la actividad en el segundo trimestre.
Contexto interno
En este marco, la economía uruguaya creció 0,4% en el segundo trimestre y 2,1% en términos interanuales, un registro “algo por debajo de lo proyectado en el IPOM anterior”. Por su parte, se menciona que los indicadores de alta frecuencia anticipan una expansión del PIB de 0,5% en la segunda mitad del año. “Se espera un crecimiento más moderado en el tercer trimestre debido al cierre transitorio de la refinería”.
En tal sentido, la proyección de crecimiento del PIB se corrigió “levemente a la baja para 2025 y 2026”. “La revisión para 2025 responde principalmente a un menor dinamismo de la inversión y al funcionamiento irregular de la refinería, mientras que en 2026 incide la corrección a la baja de la demanda externa, especialmente de servicios, debido a un deterioro en las perspectivas para la región”. No obstante, se espera que hacia el final del horizonte de política monetaria (HPM) la economía retome su ritmo tendencial, impulsada por el consumo privado, que se mantendría dinámico.
Por su parte, “la inflación proyectada se ubica en una senda algo menor a la prevista en el IPOM anterior, manteniendo la cadencia de convergencia por debajo hacia el objetivo de 4,5% hacia el final del HPM”.
En cuanto a los riesgos que pueden afectar las proyecciones del BCU, el informe menciona que los principales a nivel internacional refieren a la situación macrofinanciera de la región, el ritmo de salida de la fase contractiva de la política monetaria en los países desarrolladas, las dificultades para sostener el dinamismo de la economía china y la evolución de conflictos geopolíticos y comerciales.
A nivel interno se destaca como mayor riesgo “el potencial desalineamiento de las expectativas de inflación respecto al objetivo”. Sin embargo, el IPOM aclara que “la brecha de credibilidad se encuentra en niveles históricamente bajos y cerrándose rápidamente”.