“En Uruguay hoy tenemos un bipartidismo muy marcado, liderado por uno de los sectores más conservadores: el Herrerismo”

Álvaro García, exdirector de la OPP, exministro de Economía y exdirector de la Corporación Nacional para el Desarrollo


En diálogo con CRÓNICAS, el exdirector de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) y ex ministro de Economía, analizó las principales diferencias entre su gestión y la del gobierno que tomó las riendas del país el pasado 1º de marzo. Así, lamentó la eliminación de la Dirección de Planificación y de Transforma Uruguay, dos actores que ayudaban a configurar “miradas para el desarrollo del país” a un futuro. Por otro lado, se refirió también a la coalición multicolor y a su futuro como actor político, así como también al nuevo rol del Frente Amplio (FA), que atraviesa un proceso de renovación y “tiene que tener un cambio importante” de cara a las próximas elecciones nacionales. 

Por Ignacio Palumbo | @ignacio_palumbo

– ¿Dónde ve los principales cambios en aquella OPP que lo tenía como director, a esta de hoy, con otra administración de gobierno?

– Entendemos que las políticas públicas en un país como Uruguay son fundamentales. Todos los países que han obtenido niveles de desarrollo importantes y sostenidos lo hacen a través del principal actor, que es el empresario -el sector privado en una economía-, para encarar las políticas públicas que impliquen destrabar aquellos problemas de mercado que impiden desarrollo y crecimiento.

Para ello, en el período pasado en la OPP establecimos determinadas acciones que entendemos fundamentales. Por ejemplo, tener una mirada a largo plazo. Allí Uruguay, como fortaleza, tiene por lo menos seis complejos productivos estratégicos con desarrollo muy importante en el futuro, que son la producción de alimentos; el sector forestal, madera y celulosa; las industrias creativas; energías renovables; turismo; y las tecnologías de la información y comunicación. Eso está en la estrategia de desarrollo 2050.

Lamentablemente, y es una de las discrepancias más grandes que tengo con el gobierno, que, a través del artículo 60 de la Ley de Presupuesto, se elimina la Dirección de Planificación de la OPP. Ese es un error grave, dado que la Oficina es la que asesora al Poder Ejecutivo en esta materia, la que tiene una mirada transversal de todos los temas, desde la órbita de Presidencia con nivel ministerial. Me parece que renunciar a este rol de la OPP, primero, va contra la Constitución, y segundo, es un error para el desarrollo del Uruguay.

La segunda acción fuerte que tomamos el período pasado, que procuró y logró -en algunos casos- destrabar temas puntuales y mejorar la acción conjunta del Estado, del sector privado -incluyendo empresarios, trabajadores y academia- a favor de pelear todos juntos por el desarrollo del país fue la Ley de Transformación Productiva, donde se creó el sistema Transforma Uruguay. En ese marco, se establecieron 47 planes transversales, que incluyen aspectos de desarrollo muy importantes, tales como lo digital, y el tema de la economía circular, que es clave para cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible. También, lamentablemente, en el presupuesto fue eliminado prácticamente todo el articulado de la ley, cosa que nos parece un error, porque bastante costó no solo la coordinación público-privada, que es fundamental, sino que cuesta mucho también la coordinación público-público. Es decir, hoy en día, no hay temas que hagan a la competitividad de un país que sean exclusivos de un Ministerio. Esa es una visión bastante antigua. Son muy importantes los niveles de coordinación que existan entre los distintos ministerios y agencias públicas a la hora de ser ejecutivo. Y lo fundamental, que tengan diálogo con los privados; pero un diálogo ordenado, no uno mano a mano que responda a lobbies puntuales de cada uno de los sectores o de las empresas. Ese diálogo debe estar orientado, como lo hicimos a través de Transforma Uruguay, a una mirada de desarrollo del país con ejes a largo plazo. Entonces vemos con mucho dolor este cambio, que está incluido en la Ley de Presupuesto y parecería no importarle al equipo económico actual.

Después, hay algunos otros cambios menores en la política de descentralización, pero los dos más importantes son los primeros.

– Durante el Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible, en 2017, usted dijo que la visión de largo plazo supera los períodos de cada gobierno en la democracia. ¿Está ocurriendo hoy con la actual Administración? ¿Hay una visión de largo plazo, una continuidad a lo hecho anteriormente?

– Lamentablemente no. Me parece que las herramientas que creamos sirven a cualquier visión. Entonces no entiendo, creo que hay una priorización extrema de corto plazo, y una subestimación del rol de las políticas públicas, cuando todos los países que tuvieron y tienen procesos de desarrollo fuerte en el mundo poseen políticas públicas muy fuertes. Uruguay, en la medida de lo posible, tiene que recorrer ese camino.

Además, cuando uno utiliza profesionalismo en la mirada de largo plazo, contribuye a generar acuerdos políticos más sólidos y mayores posibilidades de políticas de Estado. Soy un absoluto partidario de eso, lo llevamos adelante, y veo con dolor que eso se haya empinado en este período de gobierno. Creo que Uruguay está destinado a retomarlo porque me parece que fue uno de los objetivos centrales de la creación de la OPP.

– ¿Cuál es su visión de la coalición multicolor? ¿Cómo ve su funcionamiento?

– Tiene un funcionamiento bastante aceitado y exitoso en este primer año a nivel parlamentario. De hecho, logró superar diferencias que se tenían, o excluir algunos temas, y poder aprobar la ley de urgente consideración (LUC), y la Ley de Presupuesto.

A nivel ejecutivo, me parece que hay un gobierno muy centrado en la figura del presidente y muy preocupado por su imagen. Allí, algunos de los ministros que pertenecen a los otros partidos a veces se ven bastante supeditados o ensombrecidos por la imagen del mandatario.

Entonces, veremos cuál va a ser la duración de la coalición y cuál va a ser la perspectiva de cada uno de los partidos asociados. Este año creo que será clave para ver cuáles serán esos comportamientos.

– ¿Cree que la coalición le abre las puertas a un escenario nuevo, de un bipartidismo, con el Frente Amplio por un lado, y la coalición multicolor por otro?

– Sin ningún tipo de duda. Me parece que aquí, en este comienzo de siglo XXI, ya avanzado, nosotros tenemos sí un bipartidismo muy marcado en Uruguay con el retorno -después de 15 años de políticas progresistas- a una coalición conservadora, liderada por uno de los sectores más conservadores que hemos tenido históricamente en el Uruguay, como es el Herrerismo.

– ¿Por qué perdió el Frente Amplio las elecciones? Imagino que ya pasado el tiempo tiene una lectura del tema.

– El FA generó un proceso de acumulación política muy importante previo al año 2005 para las elecciones de 2004, por diversos factores -incluyendo la propia crisis de 2002, que de alguna manera fue símbolo del fin de un modelo de una manera de hacer las cosas en el Uruguay-. Y el FA, a partir de que gana en el 2005, genera un gran esfuerzo de trabajo a nivel de gobierno. De alguna manera, el factor político se ve resentido, y a partir de ahí se va dando, paulatinamente, un proceso de desgaste de gobierno y desacumulación política.

Y siempre las razones para perder una elección están en una mirada a más largo plazo, en los procesos que se van dando, incluyendo el factor coyuntural del último período de gobierno, en el cual la economía -pese a que el país siguió manteniendo crecimiento económico durante los cinco años- no tuvo el dinamismo de los períodos anteriores.

Allí la generación de agenda que generamos a través de la OPP en la estrategia 2050 y Transforma Uruguay debió haberse realizado antes para poder seguir traccionando y subir un escalón más en ese proceso de desarrollo.

– Con otra fórmula a la presidencia y vicepresidencia, ¿el desenlace hubiese sido distinto?

– No lo sabemos. En nuestro partido se definen las cosas de manera democrática, y tiene un proceso de elección interna. Ese proceso se recorrió. Para nosotros Daniel Martínez hizo una gran gestión a nivel de la Intendencia, es un gran coordinador de equipo, pero no lo decidió así la población.

De cualquier manera, siempre los factores que hay que considerar en esto vienen por tres lugares. Uno son la propia acción de gobierno de largo plazo, los propios 15 años; otro es la actuación de la propia fuerza política y los niveles de defensa de sus políticas, y de transmisión, y de diálogo con la sociedad; y otro son los factores electorales, dentro de los cuales la fórmula es uno de ellos.

– ¿Cómo debe reorganizarse ahora el FA? ¿Hacia dónde debe apuntar si quiere volver a conquistar el gobierno?

“El FA tiene que recrear el proyecto político. La estrategia de desarrollo Uruguay 2050 es un factor fundamental para tener una mirada de mediano y largo plazo”.

– El FA tiene que tener un cambio importante. Tiene que recrear su proyecto político; desde mi punto de vista, muy humilde, la estrategia Uruguay 2050 es una excelente base para recrear la mirada de largo plazo del Uruguay y en particular la que tiene que defender el FA. Tiene que tener un cambio muy importante en sus estructuras y niveles de funcionamiento. Tiene que abrirle posibilidades y lugares a todos los frenteamplistas.

Esos son los puntos centrales. Y también, una reivindicación de la ética: reconocer las desviaciones que pudieron haber existido en algunas conductas, reconocer que cuando un partido crece esas cosas pueden suceder, y establecer los mecanismos más anticipatorios posibles de antídoto contra esos temas.

Pero también ese es un reconocimiento a una necesidad del retorno a valores originales del FA, muy vinculados a lo que es el pensamiento de Líber Seregni o al de Tabaré Vázquez (ver recuadro “Vázquez: pilar y norte”).

– ¿A quién ve dentro del FA para liderar el partido de cara a las próximas elecciones?

– Una cosa son las candidaturas, y otra son los liderazgos. A las candidaturas las elige una fuerza política, las determinan; mientras que los liderazgos se generan en la práctica.

Entonces, estamos en el medio de un proceso de renovación muy importante dentro del partido (ver recuadro “La nueva ola”), y es difícil determinar. No voy a nombrar a nadie, pero hay casos que son notorios… los compañeros que ya estuvieron en las precandidaturas, los compañeros que están en cargos de gobierno, y tantísimos otros y otras.

“Una cosa son las candidaturas, y otra son los liderazgos. A las candidaturas las elige y las determinan una fuerza política, mientras que los liderazgos se generan en la práctica”.

– A nivel personal, ¿tiene ganas de tener un rol más protagónico?

– Lo dirá el proceso político.

– ¿Cuál es el punto fuerte del FA de hoy?

– Hace poco salió un estudio a nivel comparativo de las izquierdas de América Latina, y lo que implica el FA en Uruguay, que es un ejemplo a nivel regional y mundial de una fuerza política con visiones muy diferentes, pero que logran conjugarse con un nivel superior de unidad política, y que lograron llevar adelante tres gobiernos a nivel nacional y varios gobiernos departamentales, logrando objetivos. Considero que ese es el principal valor del FA.

– ¿Y qué le gustaría cambiar?

– Muchas cosas. Creo que el FA tiene que recrear el proyecto político. Para mí la estrategia de desarrollo Uruguay 2050 es un factor fundamental para tener una mirada de mediano y largo plazo aggiornada al 2021, y que establezca una línea de adhesión fuerte que marque el próximo programa de FA hacia las próximas elecciones sin ningún tipo de dudas.


Vázquez: pilar y norte

– ¿Qué FA queda tras la partida de Tabaré Vázquez?

– Un FA que lo extraña y que lo va a extrañar, lamentablemente. Pero un FA en el cual Tabaré ha sido una figura insoslayable. Primer intendente, dos veces presidente… 

Tabaré era un hombre preocupado por la recreación del Frente, por su renovación ideológica. Nos dio muchos mensajes en los últimos tiempos; uno muy claro acerca de que el FA tiene que ser un frente ancho, con una gran posibilidad de diálogo, que tiene que ser profundamente humanista, que debe defender esta concepción de desarrollo sostenible. Varias de las políticas estrella que él llevó adelante -la lucha contra el tabaquismo, el Plan Ceibal, el Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS)- tienen que ver con ese humanismo.

Así que creo que Tabaré es un pilar clave, fundamental, hacia donde acudir siempre para tener el norte claro.


La nueva ola

– ¿En qué consiste ese proceso de renovación que mencionaba?

– Se empezó a dar a partir de las precandidaturas presidenciales donde ninguno de los tres líderes históricos de los últimos años -dos de ellos presidentes, (José) Mujica y Vázquez, y el restante (Danilo) Astori- no fueron ninguno de los precandidatos.

En ese proceso de renovación, el FA por suerte tiene una enorme cantidad de compañeros y compañeras que han generado cultura de gobierno, experiencia, y valores muy grandes a la hora del proceso de renovación. Que es un proceso que se está recorriendo.

Creo que ese proceso de renovación el FA lo tiene que profundizar, y a veces creo que nos tenemos que saltear alguna generación. Hay una gran generación de jóvenes de 30 años que están haciendo aportes hermosos en diferentes lugares. Entonces, también creo que tenemos que tener esa sabiduría y abrir la cancha a todas las generaciones.