Los 30 años del Mercosur: con más sombras que luces

Dicen por ahí que la unión hace la fuerza, y seguramente eso pasó por la mente de los mandatarios que conformaron el Mercosur hace 30 años. Es que en 1991, los fundadores del bloque necesitaban resistir a un mundo que estaba cada vez más polarizado y necesitaba de un bloque fuerte para hacerle frente. 

Durante la primera década desde su fundación el bloque logró cumplir con las bases que se habían propuesto cuando se creó la Unión Aduanera, pero en los últimos años de la década y con la crisis en Brasil, todo empezó a desmoronarse. O por lo menos eso consideran algunos. Lo cierto es que desde entonces están quienes defienden ante todo el bloque y quienes son más críticos y piden una modificación total del Mercosur. 

Este 2021 encuentra al Mercosur cumpliendo 30 años, en un mundo en crisis por la pandemia y con un contexto regional en el que unos piden a gritos la flexibilización y otros parecen haberse quedado estancados. 

En entrevista con CRÓNICAS, la actual subsecretaria de Relaciones Exteriores, Carolina Ache; el excanciller de la República, Sergio Abreu; y el analista internacional, Ignacio Bartesaghi, expresaron sus diversos puntos de vista sobre el bloque y el papel de Uruguay en el mismo. 


Para Bartesaghi, en Uruguay hay quienes se niegan a la flexibilización del Mercosur

En diálogo con CRÓNICAS, el analista internacional, Ignacio Bartesaghi, señaló que durante la primera década del Mercosur, el bloque funcionó bien, pero luego se volvió algo que a Uruguay le impide negociar con terceros. A su vez, expresó que dentro del país hay personas que tienen una visión setentista y no quieren abrirse al mundo. 

“La evaluación de los 30 años del Mercosur es negativa en cuanto a lo que se logró de acuerdo a lo que decían los estados originales. Dijiste que ibas a ser una Unión Europea (UE) y no lo fuiste”. Así definió estas primeras tres décadas del bloque sudamericano, el analista internacional, Ignacio Bartesaghi, en entrevista con CRÓNICAS. Aún así, destaca que durante la primera década, desde su creación, el Mercosur funcionó bien y fue dinámico. 

A su vez, el académico señaló que el bloque es “un acuerdo comercial problemático y con una zona de libre comercio bastante precaria”. Además, remarcó que los cuatro países miembros nunca dejaron de competir entre sí y eso hizo, quizás, que no se abrieran al mundo. 

Hoy el mundo necesita de bloques más flexibles, más dinámicos, con instrumentos más modernos y Uruguay quedó atado a algo que no lo deja moverse a la velocidad que deberíamos, comentó.

Por otro lado, Bartesaghi aseguró que el gran problema del Mercosur es que no hay confianza institucional, porque sucede que cada cuatro o cinco años, cuando los gobiernos cambian, se vuelven a romper consensos básicos dentro del bloque y se vuelve para atrás.

El socio pequeño 

Desde hace mucho se viene pidiendo un  aggiornamento del Mercosur y muchos creen que de la mano de Lacalle Pou sería posible. Para el analista, el presidente uruguayo marcó un liderazgo en política internacional con una diplomacia presidencial muy marcada. Además, indicó que el mandatario dejó muy claro que el Mercosur actual no le sirve a la economía uruguaya. 

Por otro lado, explicó que la negación en la modernización del bloque no solo hay que buscarla en los otros socios, sino que el problema está en que muchos políticos que ocupan cargos de relevancia -ministerios, sindicatos y académicos- se niegan a la apertura internacional. 

Agregó que esas personas tienen una visión setentista del comercio internacional y que tienen una visión en contra de China (que actualmente es el principal socio del Mercosur). Asimismo, señaló que Uruguay aún tiene una agenda clásica en materia de comercio internacional. 

Explicó que se sigue discutiendo sobre bajar los aranceles y eso en el mundo no se discute más. Expresó que estamos en una de las regiones más proteccionistas, donde el arancel duplica la media internacional. 

Estamos en una zona cerrada al mundo, porque Brasil y Argentina tienen mercados internos que pueden darse el lujo de ser cerrados, y entre ellos tienen un mercado muy fuerte, entonces lo defienden, puntualizó. 

“En Uruguay no entra esa lógica- de ser proteccionistas-; sin embargo, hay algunos a nivel interno que dicen que no podemos flexibilizar el Mercosur porque no nos lo permite la 32/00”, reflexionó.

La 32/00 es una norma aprobada por el Consejo del Mercado Común- que es el máximo órgano del Mercosur-, aceptada en el año 2000. Allí se mandata a los países a negociar de forma conjunta con terceras economías.

Según Bartesaghi, es una decisión polémica, porque la misma no está vigente pero los Estados la han considerado como uno de los impedimentos para negociar de forma individual. Además, la cataloga como redundante porque el compromiso de negociar en conjunto parte de mucho antes de que se firmara esa normativa. De hecho, este “pacto” está en el primer artículo del Tratado de Asunción del bloque.

En cuanto a Bustillo, Bartesaghi señaló que si bien el jerarca tiene un pensamiento diplomático clásico en cuanto a la apertura internacional, no va a ir en contra de la visión del presidente en lo referente al tema. Por otro lado, indicó que el ministro probablemente encuentre en cancillería algunos que ponen reparos. 


Para Ache, hay que seguir conversando con los socios del Mercosur para poder cerrar acuerdos 

En conversación con CRÓNICAS, la subsecretaria de Relaciones Exteriores, Carolina Ache Batlle, señaló que al cumplirse 30 años de la firma del  Tratado de Asunción que dio origen al Mercado Común del Sur (Mercosur), se genera un momento propicio para reflexionar sobre lo que significa el bloque para Uruguay y realizar un balance de los beneficios que nos ha aportado, sus pendientes y los desafíos que debe afrontar.

Por eso considera muy oportunas las instancias de diálogo, actividades y publicaciones de expertos que han surgido en estos días en conmemoración de su trigésimo aniversario.    

Por otro lado, la jerarca señaló que si tuviera que destacar un logro entre los tantos del bloque, escogería su fortaleza institucional y su rol en la promoción de la paz y como foro promotor de diálogos.   

Entre sus pendientes, explicó que aún falta avanzar en distintos aspectos económico-comerciales para lograr la inserción internacional que el país necesita. “Es necesario continuar conversando con nuestros socios para alcanzar una mayor flexibilidad para cerrar acuerdos con terceros”, reflexionó. 

Dentro de los posibles mecanismos de flexibilización, ha sido habitual que los miembros del Mercosur profundicen acuerdos con otros países de la región en el marco de Aladi, indicó. En cuanto a los desafíos, es indudable que el contexto actual marca una impronta distinta a la que conoció tres décadas atrás, explicó. 

La comunidad internacional se ha visto sacudida por una pandemia global que generó una crisis multidimensional, que trasciende los aspectos meramente sanitarios. En su opinión, el Mercosur debe transitar esta etapa marcada por un contexto regional y un escenario internacional muy particulares, apostando a las instancias de cooperación, donde la experiencia demuestra que ha sabido ser exitoso en distintas dimensiones de la integración. 

“Esta fecha es una oportunidad para renovar nuestros votos de confianza en un bloque que deseamos vigoroso y renovado, que permita a sus miembros llevar adelante sus estrategias de desarrollo, en el marco de un proceso de integración adaptado a la cambiante coyuntura internacional”, concluyó.


Sergio Abreu: “El Mercosur abandonó el pragmatismo y se nutrió de discursos de utilería”

En conversación con CRÓNICAS, el excanciller, Sergio Abreu, señaló que la Unión Aduanera no pasó de un perforado arancel externo común y que la coordinación de las políticas macroeconómicas no existió. A su vez, llamó a un sinceramiento del bloque y señaló que si no se avanza en una apertura comercial sensata en un modelo de desarrollo sustentable, está sentenciado a la  irrelevancia.

¿En qué escenario global se cumplen estos 30 años del Mercosur?

El  escenario global plantea un nuevo equilibrio de poder. China, es el  primer exportador de bienes del mundo y el tercero en servicios; compite en forma abierta en el mercado internacional. Además, dos tercios del comercio global se volvieron intrafirma, el 60% de los bienes exportados son semiterminados y la tecnología hace que las inversiones se ubiquen cerca de los grandes centros de consumo. 

El expresidente Trump impulsó el comercio administrado con China y debilitó el sistema multilateral de comercio con la Organización Mundial del Comercio. El multilateralismo tiene que fortalecerse, porque la ciberseguridad, el desarrollo sustentable y la seguridad alimentaria avanzan en la agenda global. Todo exige nuevas estrategias. La Unión Europea (UE), a pesar del Brexit, mueve sus fichas hacia el hemisferio norte. 

La  Alianza del Pacífico -México, Chile, Colombia y Perú- plantea una nueva estrategia de inserción externa. Los cuatro países tienen zonas de libre comercio con los Estados Unidos y con la UE, y tres de ellos son socios plenos del G20. La Alianza concentra sus expectativas en el mercado asiático y se acerca a negociar con los 15 países de la Alianza Integradora Económica Regional, donde se orientan las  nuevas corrientes comerciales. 

Por otro lado, la crisis económica impulsa enfrentamientos en la región, y algunos, sin hacer autocrítica, siguen buscando afuera a los causantes de sus males. El comercio intrarregional sólo representa el 10%  de su comercio externo total, una cifra irrisoria comparada con el comercio entre los países asiáticos y entre los socios de la UE. 

¿Qué análisis hace del Mercosur en este contexto?

En este contexto, el Mercosur, hijo de otro tiempo, parece dormido en el pasado. Los temas relacionados con las cadenas de valor, la digitalización del comercio, los servicios y la infraestructura del transporte quedan en el  discurso político. No existe voluntad política para sincerarse.

El Mercosur abandonó el pragmatismo y se nutrió  de discursos de utilería. El ALCA se transformó en el  enemigo ideológico, los petrodólares inundaron la región. Además, Estados Unidos y la  UE firmaron TLC con América Central y varios países de América del Sur. 

La  situación comercial y social agravada por la pandemia es crítica. Sin comercio no hay empleo ni inclusión social.  El Mercosur se enfrenta a tres brechas: la productiva, la digital y la social. Esto condiciona su inserción comercial en terceros mercados.

No hay más tiempo para términos medios. Pero el sinceramiento del Mercosur dependerá, una vez más, del nudo que la vieja trenza porteña lusitana acuerde. Si el bloque no avanza en una apertura comercial sensata en un modelo de desarrollo sustentable, está sentenciado  a la  irrelevancia. 

¿Qué cambió desde su fundación para que sucediera esto en el bloque?

La realidad era otra cuando se firmó el Mercosur hace 30 años. La Unión Aduanera no pasó de un perforado arancel externo común y la coordinación  de las políticas macroeconómicas no existió. Bastó que  devaluara  Brasil para que el castillo de naipes se derrumbara. Intentado el relanzamiento en el 2000, se diluyó con la crisis bancaria del 2001. 

¿Qué perspectivas hay a futuro?

En 2021 el Mercosur corre el  riesgo de que la polarización entre Estados Unidos y China limite la elección de sus socios comerciales y de inversión. El bloque no debería alinearse sólo con uno, mientras se pueda. Sin dudas, la apuesta es a la diversificación de los mercados.